En busca de su vocación
Tener la oportunidad de vivir en un campus universitario toda una semana, aprender de sus opciones académicas y disfrutar una muestra del quehacer social y del compartir con amistades diversas, es de esas experiencias inolvidables en la vida que marcan a cualquier alumno de escuela superior a la hora de decidir su futuro. De esa forma describieron, lo que experimentaron este mes, los participantes del campamento de Preingeniería, que se ofreció por vigésima tercera vez en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Desde sus inicios, hace más de dos décadas, el Programa Residencial de Introducción a la Ingeniería, adscrito al Decanato Asociado de Asuntos Académicos del Colegio de Ingeniería, ha tenido como norte orientar a los jóvenes de undécimo grado sobre lo que implica estudiar esa disciplina y en qué consiste cada una de las especialidades que ofrece: en Civil, Agrimensura, Eléctrica, Computadoras, Industrial, Química, Mecánica, Software y Ciencias de Computación. El más reciente grupo de 90 estudiantes acaba de completar el ciclo de este verano en dos sesiones, divididos en conjuntos de 45, la primera, del 4 al 10; y, la segunda, del 18 al 24 de junio.
“Es una semana bastante cargada porque empezamos con la bienvenida y luego continúan tomando charlas, talleres, recorridos por laboratorios, orientaciones, actividades deportivas, sociales, visitan la industria, participan en una competencia de diseño y luego la clausura. Cada día se levantan como a las 5:30 a.m. y trabajan hasta las 9:30 p.m. Es un grupo que estamos forjando y al que le damos una transfusión de sangre verde para que vengan a unirse a lo que es la gran familia colegial”, reveló el doctor Manuel Jiménez, decano asociado de Asuntos Académicos de Ingeniería.
El director de esta iniciativa aseguró que la trayectoria exitosa con la que cuentan desde hace 25 años, fecha en que inició, les ha dado una madurez administrativa que redunda en una gran acogida y en haber beneficiado ya a más de 1,500 alumnos de escuelas públicas y privadas de todo el país. Según abundó, una mayoría ingresa eventualmente al recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR) donde completa su bachillerato.
“Esa ha sido una de las ventajas porque tenemos ya ingenieros profesionales que nos reciben en las compañías donde trabajan y se identifican: ‘ah yo fui egresado del campamento’. Son 25 años forjando a estos estudiantes y enseñándoles lo que significa estudiar esta carrera”, recordó satisfecho el doctor Jiménez.
Ambos grupos, que pernoctaron en el Centro Residencial de Oportunidades en Mayagüez (CROEM), disfrutaron de una extensa agenda programada con talleres prácticos y competencias relacionadas con diseño, conversatorios con mentores colegiales sobre la vida universitaria, así como un programa social y recreativo que les dio el espacio para disfrutar, compartir y estrechar relaciones entre pares. Su visita a la industria incluyó a las empresas Honeywell y Henkel. De igual manera, se les orientó sobre todo lo concerniente al proceso de admisiones y se les brindó un recorrido guiado y una muestra de las distintas ofertas y servicios que se ofrecen en el Recinto.
Tres de sus integrantes compartieron con Prensa RUM la relevancia de esta oportunidad en sus vidas y cómo les cambió su perspectiva no solo académicamente, sino en lo que será su nueva jornada de estudios como universitarios.
“Me encantó el Recinto, eso está superclaro. Nos han recibido muy bien. Académicamente, mi decisión no está clara, pero creo que si escojo una ingeniería, sería la química, la farmacéutica. Me encantó la charla que nos dio uno de nuestros mentores, quien nos presentó esa parte: la maquinaria, el proceso de hacer las pastillas. Esa es la más que me llamó la atención y que me gustaría practicar”, aseveró Marina Alejandra Soto Fernández, de la Escuela Dr. Carlos González, de Aguada.
Marina, quien se enteró del campamento a través del internet y también por la promoción que le dieron en su escuela, no dudó en solicitar, lo que agradece ahora, pues fue una de las seleccionadas de entre más de 200 aspirantes de excelencia académica. Sin titubear, exhortó a otros jóvenes a aprovechar la vivencia, de la cual “no se van a arrepentir ni un segundo”.
A Juan Rivera Plata, de la Escuela University Gardens, en Río Piedras, el campamento no le pudo llegar en mejor momento, ya que estaba en esa etapa de buscar alternativas parecidas, y qué mejor que en el RUM, con el que guarda una estrecha relación, pues varios integrantes de su familia son egresados de la institución.
“Lo más que me ha llamado la atención es que me ha abierto la mente en todas las diversas áreas que hay dentro de la ingeniería, y me ayudó también a decidir lo que quiero para mi futuro. Si estás inseguro en cuanto a lo que quieres estudiar, te va a ayudar a escoger algo que te apasiona y que te veas haciendo como profesional”, opinó Juan, original de Loíza, quien se inclina por las ciencias y matemáticas, aunque también le interesa lo relacionado con computadoras.
En el caso de Alexandra Rigau Lausell, del Colegio Notre Dame, en Caguas, esta es la segunda vez que tiene una vivencia parecida en el recinto mayagüezano donde ya había sido seleccionada a un programa similar, pero de menor duración.
“Me ha parecido una experiencia increíble. En el que había participado en diciembre, habían tenido que comprimir el material en tres días; en esta semana, ha sido eso, pero 10 veces (más intensivo) porque hemos tenido las charlas, he podido ampliar mi conocimiento sobre esas áreas de lo que implica estudiar cada una de las ramas aquí, y, además, talleres hands-on experience de lo que serían estas”, contó Alexandra, quien definitivamente se visualiza como una colegial.
“A través de estos días hemos podido ver todo el campus y me enamoré, me encanta. Inicialmente, vine pensando que quería estudiar Ingeniería Química y Biotecnología, pero los recursos nos han hablado de una manera tan hermosa que ahora mismo todas me han gustado”, agregó emocionada.
La admisión al campamento requiere un promedio 3.50 o más y una base sólida en los cursos de ciencias y matemáticas. Se les pide además una cuota de participación, pero hay becas disponibles para quienes cumplan con los requisitos.
“Uno de los componentes más fuertes es lo que llamamos la labor social porque hay estudiantes que literalmente el campamento les transforma la vida y lo hemos estructurado de una manera que no haya barreras. Si tienen el deseo, el talento, pueden participar. Gracias a todos los auspiciadores que tenemos, podemos mantener este esfuerzo y la accesibilidad”, puntualizó el Decano.
Mayor información en su página.
Video reportajes disponibles en: Celebra el RUM su Campamento de Preingeniería de 2017 SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=3976 |