Como si contar con una experiencia universitaria desde muy joven fuera poco, descubrir el verdadero interés vocacional en el trayecto es ya una ganancia de por vida. Esa fue la vivencia reciente de 30 estudiantes puertorriqueños, quienes participaron del Programa Residencial de Introducción a la Ingeniería del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Hacia esa misión se encamina esta iniciativa, conocida también como el campamento de preingeniería, que permite a los alumnos de undécimo y duodécimo grado de escuela superior vivir todo lo que conlleva ser un universitario durante una semana en el Colegio. Este año le tocó convertirse en Janes y Tarzanes a nueve féminas y 21 varones de alrededor de la Isla.
“Para nosotros es sumamente importante, muchas veces cuando uno observa cómo se comportan los estudiantes que entran al Recinto, vemos que no tienen la debida orientación y llegan con muchas dudas o a carreras que no son las que de verdad les interesa. Otros, simplemente no conocen lo que es la Ingeniería. El campamento los ayuda a que estén informados y que tengan la oportunidad de que si tienen el interés, el potencial y las destrezas para estudiar esta carrera, lo puedan lograr porque para eso está la Universidad de Puerto Rico”, precisó el doctor Agustín Rullán Toro, decano asociado de Asuntos Académicos de la Facultad de Ingeniería.
Según agregó el Decano, este proyecto cuenta con una sólida trayectoria de casi dos décadas, ya que inició en 1992 bajo la tutela de los doctores Gerson Beauchamp, su gestor; y José Ricardo Cedeño, quien ha dirigido el programa desde entonces. Aunque se detuvo por un periodo de dos años, el campamento ha logrado atraer una cifra impresionante de alumnos al RUM, donde no solo han ingresado a una disciplina de Ingeniería, sino que han completado un grado académico en la misma.
De acuerdo con el doctor Cedeño, las estadísticas de años anteriores reflejan que más del 75 por ciento de los participantes en el programa ingresan al Recinto a estudiar Ingeniería. La clave de este éxito, a su juicio, está en la agenda de actividades que preparan de manera que los jóvenes obtengan una muestra de lo que sería su paso por la Institución.
“Es una experiencia bonita y de provecho, ya que reciben información muy valiosa que los ayuda en términos de su selección vocacional. Son expuestos a charlas sobre Ingeniería en general y en cada uno de los departamentos que tenemos. Tienen la oportunidad de visitar laboratorios de investigación y enseñanza, además de tener contacto con estudiantes y profesores de nuestra Facultad. Experimentan de primera mano lo que es la vida universitaria”, destacó Cedeño, quien es catedrático del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras.
De hecho, la agenda del grupo incluyó también visitas a varias empresas, así como actividades de confraternización para integrar a los jóvenes a la vida social y cultural que les espera como universitarios. La jornada culminó con una competencia de diseño para la cual los alumnos trabajaron en equipos poniendo a prueba los conocimientos adquiridos durante la semana. Para acompañarlos en esta travesía, contaron con un grupo de mentores colegiales quienes cursan sus bachilleratos y maestrías en las disciplinas de Ingeniería.
“Este grupo de mentores sirve de fuente de información adicional informal para los muchachos sobre cualquier pregunta que tengan, por ejemplo, qué conlleva estudiar Ingeniería, cómo es la experiencia en el Colegio, si es fácil o difícil, si es divertido. Cuando están en las mismas edades ellos se comunican mejor y tenemos plena confianza en que los van a orientar de una forma apropiada”, enfatizó Rullán, al tiempo que se mostró optimista sobre los resultados del proyecto en esta nueva etapa.
“Los ánimos están arriba, están motivados y les ha gustado las actividades que les hemos preparado. Estamos seguros que vamos a ser exitosos y que en este grupo vamos a tener un número significativo que va a estudiar una carrera en Ingeniería, Ciencias o Matemática”, aseguró el Decano.
Uno de los participantes que mostró ese entusiasmo fue Julio Valdés Valderrama, quien cursará el próximo año escolar su duodécimo grado en la escuela SESO de Mayagüez y quien agradeció la experiencia porque le permitió encontrar su verdadera vocación.
“Ha sido espectacular, todo lo que esperaba. Aprendí sobre las distintas ramas de la Ingeniería, en lo que consiste cada una, en qué se puede trabajar, qué tipo de trabajos hace cada ingeniero y que hay muchas cosas que coinciden como, por ejemplo, las clases son relacionadas y los conceptos que se aprenden son similares”, enfatizó Julio, cuya participación en el campamento lo ayudó a decidirse por Ingeniería en Computadoras.
De igual forma, una de las mentoras del grupo, Carla Iglesias, expresó su satisfacción por servir como ejemplo y guía para esta nueva generación.
“Cuando llegas a grado once que te toca tomar esa decisión, este tipo de campamento te ayuda a aclarar esas dudas; no solo de probar lo que hay, sino de ver proyectos, participar en los recorridos y compartir con nosotros que ya hemos tenido la experiencia. Es gratificante, cada vez me motivo más, me gusta más ayudar y tener la satisfacción de saber que pudiste ser esa dirección para que ellos tomen una decisión”, manifestó la estudiante graduada.
El campamento de preingeniería contó con el auspicio del College Access Grant Program, Hewlett Packard, Life Scan, Boeing y Lockheed Martin.