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Creando espacios de paz

Por Idem Osorio De Jesús (idem.osorio@upr.edu)
PRENSA RUM

viernes, 7 de diciembre de 2012

La celebración del mes y el Día internacional de no más violencia contra la mujer, en noviembre pasado, fue solo un vehículo para comunicar el mensaje, sin embargo, el arrojo y la voluntad para erradicar el problema están vigentes todo el año en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

El Programa de Prevención de Violencia Contra la Mujer y el Proyecto Siempre Vivas coordinaron y convocaron a la lectura de la proclama, un acto simbólico con un lazo humano y una charla de sobrevivientes para reforzar su misión y crear conciencia en esta fecha.

"Todavía muchas personas no reconocen el problema, no saben de los servicios, ni la responsabilidad que tenemos como ciudadanos y ciudadanas. En el caso de la Universidad, esto es medular. Hay un protocolo que establece que este Recinto está comprometido con la no violencia por razón de género. Tenemos que divulgarlo a toda la comunidad universitaria, los estudiantes, empleados y la facultad tienen que saber que existe un Programa de Prevención", precisó la profesora Luisa Seijo Maldonado, catedrática de Ciencias Sociales (CISO) y coordinadora de estas iniciativas.

Seijo Maldonado destacó que en ese esfuerzo hay un sinnúmero de entidades universitarias que con recursos disponibles y "con responsabilidades ministeriales de atender adecuadamente toda situación de violencia por razón de género, entiéndase agresiones sexuales, acecho y situaciones entre parejas sean heterosexuales o del mismo sexo".

De igual forma, se expresó el doctor Rafael Boglio Martínez, catedrático auxiliar de Antropología en CISO y co-coordinador del Programa de Prevención de Violencia, quien abundó sobre los pasos que han seguido como colectivo para crear conciencia en todas las instancias, desde los foros administrativos en diversas oficinas, hasta los espacios en los que cohabitan los estudiantes.

Desde su punto de vista como antropólogo, es necesario entender el significado de ese comportamiento violento dentro de un contexto social y cultural que lo valida como, por ejemplo, en el hogar donde se ha permitido que el hombre tenga la potestad de golpear a sus hijos y esposa como mecanismo de disciplina y poder.

"Ha costado tanto romper los esquemas que hasta ahora han sido naturales para nosotros. Gran parte de lo que tratamos de hacer a través de estos foros es desintoxicar a la gente que quizás lo está viviendo, pero es algo que está denunciado ante la ley. Hay que cobrar conciencia de que otras relaciones son posibles, convivir de manera pacífica, dialogar cuando hayan diferencias, erradicar la violencia de sus vidas y de su pareja. Ha habido un consenso del problema como está planteado y cómo solucionarlo", advirtió Boglio Martínez.
    
La jornada de actividades comenzó el primer día del mes con la lectura de la proclama oficial y continuó el pasado 20 de noviembre con un Lazo humano en contra de la violencia de género, en el patio interior del Edificio de Administración de Empresas. Allí acudieron integrantes, en su mayoría féminas, de la comunidad estudiantil, no docente y de la facultad, quienes utilizaron el color violeta como símbolo del repudio al maltrato físico y emocional. En el solemne acto, se dio lectura a los 24 nombres de las víctimas fatales que ha cobrado la violencia de género este año, cifra reportada a esa fecha.

Hablan las voces

Sin duda, la charla Voces de sobrevivientes creando espacios de paz fue una de las que más arraigo tuvo por lo profundo que cala en los espectadores los testimonios de las mujeres que hoy día comparten sus vivencias con aplomo y valentía.

Corali León Morales y Verónica Montalvo Rosario, ambas estudiantes de Ciencias Sociales, así como Elisa Marrero Sánchez narraron los momentos difíciles que les ha tocado enfrentar, ante una amplia audiencia de alumnos en uno de los salones del Edificio Chardón. Comenzó el turno Corali, quien relató su historia y la entrelazó con su llegada al Programa Siempre Vivas donde pasó a trabajar con otras sobrevivientes y descubrió el significado de la solidaridad.

"Me logro empatizar más fácilmente con las víctimas porque viví experiencias parecidas a las de ellas y eso hace que el trabajo se me hiciera mucho más fácil. Creo que eso es lo que hace falta, que las personas se puedan poner en su lugar para que puedan entender las dificultades por las que pasan", precisó.

Corali también llamó la atención sobre la necesidad de cambiar paradigmas y patrones desde temprano en la niñez para integrar la educación con perspectiva de género, estrategia que, a su juicio, ha encontrado muchos obstáculos en Puerto Rico.
 
"Viene a ser una medida preventiva bien efectiva porque se rompen desde la raíz esos patrones de violencia y de agresión que se nos enseñan desde que somos niños y niñas. A nosotras nos educan para soportar los abusos, para entender que debemos ser sumisas, y a los niños se les dice que es permitido que ellos sean más violentos y agresivos. La educación con perspectiva de género crearía diversas formas de ser humanos, así que eso es lo importante, empatizar en la diversidad de personas y no encajonarnos en esos dos estereotipos tan dañinos", enfatizó la alumna de quinto año en el Programa de Ciencias Sociales General.

Le siguió el turno Elisa, una experimentada conferenciante sobre el tema y sobreviviente de violencia física y maltrato emocional y psicológico del que logró salir exitosamente. Según relató, existen muchas barerras a la hora de librar esta batalla en la que se tiene que luchar en contra del sistema de justicia y de la propia sociedad.

"Lo importante de llevar esta voz es saber que con este testimonio puedo salvar a muchas mujeres y ayudar a las jóvenes que están siendo víctimas a que paren con el ciclo porque es la única forma de hacerlo. Hay ayuda y si no damos la voz de alerta, pues no lo saben, como me pasó a mí".

Elisa explicó que su llegada al Proyecto Siempre Vivas la marcó, no solo porque encontró las herramientas para lidiar con su situación, sino porque también descubrió la pasión de ayudar a otras personas.

"Es algo único porque llegué como víctima y al ver a tantas mujeres que estaban pasando lo mismo que yo, o hasta peor, me di cuenta que lo mío no era tanto en comparación con otras que habían perdido sus hijos o murieron a consecuencia de la violencia. El programa me motivó a ver que una mujer que tú salves, es una víctima que estás sacando de esas garras; con una que yo pueda salvar me siento satisfecha", manifestó.

Verónica coincidió con sus compañeras en los beneficios que se obtienen del grupo de apoyo porque se dio cuenta de que en la unión con otras valiosas mujeres se encuentra fortaleza y que no importa cuánto tiempo haya transcurrido desde la agresión, es imprescindible buscar la ayuda.

"A veces nosotras mismas nos negamos, tratamos de buscar justificaciones de que eso ya pasó. Para mí fue difícil, pero liberador. Llegué a Siempre Vivas pensando en ayudar, pero primero es importante sanar heridas. Sientes la empatía de esas personas y eso te cambia, sientes que no estás sola", dijo la también estudiante de CISO.

Luego de una sección de preguntas para interactuar con las ponentes, el equipo de trabajo del Programa de Prevención, reconoció el esfuerzo de los tres profesores, responsables de ser sus mentores y encaminarlos en el proceso.

Una de esas líderes estudiantiles es María Isabel McCormack Padial, cuya labor es ser educadora par del Proyecto y quien ha logrado expandir su liderazgo en esta faena voluntaria con la que ella y los demás jóvenes están sumamente comprometidos.

"Llego a la iniciativa porque el año pasado estuve trabajando en el Programa Cultura de Paz para la niñez que es con los hijos e hijas de estas víctimas de violencia y decido que es importante detener este problema. Si no comenzamos nosotros a ser portavoces de la sociedad sobre estos males, nadie lo va a hacer", dijo María Isabel, al tiempo que destacó que han contado con la colaboración de varias organizaciones estudiantiles.

Por su parte, la profesora Seijo recordó la importancia de correr la voz sobre la existencia de las diversas ayudas y del Programa Siempre Vivas que ofrece servicios a mujeres de la comunidad universitaria y de la externa con grupos de apoyo en Aguadilla, Moca, Mayagüez, Maricao, Las Marías, San Germán y Añasco. Las interesadas en obtener más información pueden comunicarse al 787-390-3371 o al 787-832-4040, extensión 6203.

El Día internacional de no más violencia en contra de la mujer se conmemora cada 25 de noviembre, en honor a Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, tres hermanas dominicanas asesinadas por su activismo en contra de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo y por su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos en la República Dominicana.


  • La primera actividad de la jornada fue un <em>Lazo humano en contra de la violencia de género</em>, en el patio interior del Edificio de Administración de Empresas. <br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
  • Integrantes de los grupos del Programa de Prevención de Violencia Contra la Mujer y el Proyecto Siempre Vivas se unieron a estudiantes, personal no docente y de la facultad, quienes utilizaron el color violeta como símbolo del repudio al maltrato físico y emocional. <br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
  • La charla de las sobrevivientes fue una de las actividades que más arraigo tuvo por el impacto de sus testimonios.
<br>Carlos Díaz/Prensa RUM
  • Elisa Marrero Sánchez, a la izquierda; y Corali León Morales compartieron sus vivencias con los estudiantes colegiales. <br>Carlos Díaz/Prensa RUM
  • La profesora Luisa Seijo Maldonado recordó que el Recinto cuenta con un protocolo, con ayudas disponibles para las víctimas y con el compromiso de erradicar la violencia por razón de género. <br>Carlos Díaz/Prensa RUM
La primera actividad de la jornada fue un <em>Lazo humano en contra de la violencia de género</em>, en el patio interior del Edificio de Administración de Empresas. <br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUMIntegrantes de los grupos del Programa de Prevención de Violencia Contra la Mujer y el Proyecto Siempre Vivas se unieron a estudiantes, personal no docente y de la facultad, quienes utilizaron el color violeta como símbolo del repudio al maltrato físico y emocional. <br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUMLa charla de las sobrevivientes fue una de las actividades que más arraigo tuvo por el impacto de sus testimonios.
<br>Carlos Díaz/Prensa RUMElisa Marrero Sánchez, a la izquierda; y Corali León Morales compartieron sus vivencias con los estudiantes colegiales. <br>Carlos Díaz/Prensa RUMLa profesora Luisa Seijo Maldonado recordó que el Recinto cuenta con un protocolo, con ayudas disponibles para las víctimas y con el compromiso de erradicar la violencia por razón de género. <br>Carlos Díaz/Prensa RUM
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SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=2398