Construir, reinventar, formar generaciones. Son ciclos que como investigador y como docente, el doctor Oscar Marcelo Suárez no ha dejado de poner en práctica a lo largo de su carrera académica y profesional. En gran medida, los logros que ha alcanzado como consecuencia de eso, lo llevaron a recibir una de las más altas distinciones: ser seleccionado para integrar el International Class of Fellows de la ASM: The Materials Information Society.
El catedrático del Departamento de Ingeniería General del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), obtuvo el reconocimiento recientemente durante una ceremonia que se celebró en el marco de la Conferencia de Materials Science and Technology en Pittsburgh, Pennsylvania. Allí, compartió honores con otros 24 investigadores que conforman la prestigiosa clase del 2012.
La ASM es una entidad internacional que agrupa a 36 mil profesionales de las disciplinas de Ciencias de Materiales e Ingeniería, considerada como la máxima autoridad en el campo, cuyos trabajos e información se dan a conocer a través de varias conferencias y publicaciones. Desde el 1969, se estableció este reconocimiento a los miembros que se han distinguido por sus contribuciones en sus respectivas áreas de investigación. De hecho, uno de sus méritos es que son los propios colegas los que nominan a los candidatos.
"Lo considero como un hito en mi desarrollo profesional; desde el punto de vista personal, como el principal logro", precisó el doctor Suárez, quien se impresionó por la prominente ceremonia en la que coincidió con otros dos miembros egresados de la Universidad de Wisconsin en Madison, donde obtuvo su doctorado.
Precisamente, el responsable de nominarlo fue el doctor Kumar Sridharan, de esa institución, junto a las recomendaciones escritas por los profesores Eric Hellstrom, de Florida State University; y Diran Apelian, del Worcester Polytechnic Institute y expresidente de The Minerals Metals & Materials Society. Asimismo, contó con el apoyo de las principales autoridades del RUM y de algunos de sus pasados estudiantes.
El doctor Suárez, quien dirige el Centro de Nanotecnología para Aplicaciones y Sistemas Biomédicos y Energéticos (CREST) del Recinto, fue seleccionado por su contribución al campo con una serie de proyectos que realizó junto a su consejero académico en su alma máter. Los investigadores trabajaron con la solidificación de materiales ferrosos en etapa de producción en una planta de Wisconsin, consiguiendo que el control del proceso a nivel industrial fuera mucho más efectivo.
No obstante, aunque ese logro ha trascendido con los años, es solo uno de los factores que evalúan a la hora de otorgar el nombramiento, ya que se toma en consideración la trayectoria del nominado.
"Una invención o un descubrimiento no es suficiente, sino que tiene que estar apoyado por el resto de la carrera", reiteró Suárez, quien luego de completar su maestría y doctorado en la Universidad de Wisconsin, comenzó su labor docente en el RUM en el 2000, durante una etapa de cambios dentro de su área de especialidad.
"No es que hayamos inventado las Ciencias de Ingeniería de Materiales en el Recinto, lo que pasó fue una serie de eventos desde que llegué como, por ejemplo, la contratación de nuevos profesores y los proyectos colaborativos que empezamos a armar dentro del Departamento en conjunto con otros colegas de diversas disciplinas. Eso inició en el 2002, comenzamos a generar esta investigación competitiva, pero el turning point fue en el 2004", relató.
Suárez se refiere al donativo que consiguió ese año de la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF) de $ 700 mil para la propuesta de su proyecto Alianza para la Investigación y Educación en Materiales Nanoestructurados y Funcionales (PREM), en conjunto con la Universidad de Wisconsin, para fomentar la investigación en esa área.
"Eso abrió las puertas para muchas otras subvenciones, pero fundamentalmente para CREST, que en el 2008 recibió $ 5 millones de la NSF por cinco años", precisó el profesor con gran orgullo de este esfuerzo interdisciplinario enfocado en la Nanotecnología con múltiples componentes para incentivar no solo investigación en el Recinto, sino a los jovencitos de escuelas públicas de nivel intermedio y superior a estudiar carreras relacionadas.
De hecho, a juicio de su precursor, la cantidad de premios obtenidos por los estudiantes colegiales en presentaciones o por sus afiches científicos en múltiples conferencias de Estados Unidos e internacionales, así como su presencia en las escuelas de la región a través de los Clubes de Ciencias de Ingeniería y Materiales, y las actividades educativas que realizan anualmente como los Nanodays, han tenido un impacto tan relevante, que ha conseguido despertar el interés de otros científicos en lo que está haciendo el Recinto en Puerto Rico.
"Son muchos logros y siguen ocurriendo. No hay mes en que no haya algo nuevo desde ese punto de vista y, en parte, por esto me nombraron Fellow, pero es un mérito del Centro", admitió con modestia el homenajeado, quien considera la distinción importante, aunque al ponerlo en contexto en su carrera "quizás no me parece tan relevante, si me dan a elegir yo prefiero que me den un grant como CREST que tiene más impacto para la institución, donde uno desarrolla una generación nueva o varias, si consideramos que el proyecto ha impactado a los estudiantes, profesores y a las escuelas".
Para el doctor Suárez, esa es una parte fundamental de su profesión y vocación como educador, llegar no solo a sus alumnos subgraduados y graduados, sino a los que están en etapa formativa y que tal vez no tienen a su alcance o en sus metas una carrera universitaria.
"Ser docente es eso, formar generaciones. A mí me encanta", destacó, al tiempo que reiteró la responsabilidad social que tiene la Universidad de Puerto Rico de contribuir al País. Fue más allá al opinar que un profesor, aparte de desempeñar todas sus tareas, debe estar comprometido con su profesión más allá del salón de clases.
El catedrático agradeció las oportunidades que tuvo desde muy joven mientras realizó sus estudios subgraduados en Argentina y a lo largo de su carrera en la que se pulió en la preparación de propuestas y adquirió los fundamentos y criterios para hoy día guiar a sus alumnos.
"Yo creo que el doctorado le da a uno las herramientas básicas para enfrentar un ambiente competitivo de investigación, pero el resto lo tiene que construir uno. La ingeniería de ahora no es la de hace 10 años y las agencias pierden interés en ciertas áreas y se enfocan en otras nuevas. La Nanotecnología no generaba tantas fuentes de trabajo antes y eso es una motivación para uno, involucrarse con los estudiantes, en especial con los de escuelas. Es un incentivo adicional porque de eso se trata, uno arma un edificio y tiene que seguir construyendo porque no se termina, hay que abrir áreas nuevas, investigar cosas nuevas", puntualizó.