El Centro Wi (PR)2EM del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), esfuerzo colaborativo entre la Universidad de Wisconsin en Madison y el Colegio, llevó la ciencia y la nanotecnología hasta el Mayagüez Mall.
Uno de los pasillos del centro comercial, se convirtió en un gran laboratorio en el que los visitantes podían interactuar en varias estaciones temáticas científicas.
Y esa precisamente, es parte de la misión del proyecto que aspira a educar a la comunidad sobre los alcances de la ciencia.
"Estamos presentando una muestra de los conceptos de las investigaciones que se utilizan en el Centro con el fin de que las personas aprendan un poco sobre la nanotecnología en general", explicó el doctor Nelson Cardona Martínez, catedrático de Ingeniería Química (INQU) e investigador principal del proyecto.
Para motivar la participación, establecieron un cuadrante repleto de experimentos que llamaron la atención tanto de grandes como de los más pequeñines.
"En general, mayormente, son demostraciones, pero en ocasiones las personas se integran para hacer cosas con sus propias manos. Tenemos actividades en las que aprenden un poco de cómo funciona un motor catalítico en su carro, y cómo el olor y el sabor tienen relación con la nanotecnología. Tenemos una estación muy interesante que tiene que ver con insectos. Aparte de eso, tenemos un área de juegos en donde grandes y pequeños pueden aprender sobre los conceptos de nanotecnología y lo hacemos de una forma muy agradable", agregó.
El evento, incluyó la participación de Ciencias sobre Ruedas (SONW) del Departamento de Química.
Zamira Mercado Feliciano, coordinadora de la actividad y de SONW reiteró que buscan "aumentar el interés del público, pero especialmente de niños y estudiantes, sobre el maravilloso mundo de las ciencias; mostrarles que es sumamente inmenso y que se están haciendo muchas investigaciones en esta área".
Asimismo, contó con el respaldo de los alumnos del RUM, quienes se desempeñaron como educadores.
"Una actividad como esta es imposible llevarla a cabo sin la colaboración de los estudiantes. Este es el tercer año que la hacemos y normalmente estamos en el orden de cien jóvenes que los dividimos en turnos a lo largo del día. Ellos desarrollan la evaluación y todo lo que tiene que ver con cada una de las actividades que tienen allí", puntualizó Cardona Martínez.
Precisamente, los colegiales entrevistados por Prensa RUM coincidieron en que se trata de una experiencia enriquecedora en la que pueden motivar a otros a interesarse por las ciencias.
"Los niños son bastantes receptivos y salen emocionados con el conocimiento que adquieren... He participado, con este, tres años y me llena de alegría saber que puedo estar creando el interés en una persona a que continúe y a preguntarse el porqué de las cosas, a indagar", dijo Stephany Herrera, estudiante doctoral de INQU.
Del mismo modo opinó Juan Silva Martínez, quien cursa su quinto año de Ingeniería Química.
"Uno comparte mucho con los niños y tienes que llevar la ciencia a niveles bien básicos y elementales, para que puedan entender... Es un reto divertido explicárselos a ellos y crearles la curiosidad, cuando ellos te preguntan sabes que les llamó la atención", relató al joven.
¿Y cómo se le define a un pequeño qué es la nanotecnología?, le preguntó Prensa RUM a Juan.
"Comienzas a explicarle desde lo grande a lo pequeño, y luego que hay cosas más pequeñas, que las puedes ver, pero para otras usas un microscopio, y casi todos han usado uno en su escuela. De allí, les dices que todavía hay elementos aún más pequeños que no los puedes ver ni con un microscopio que la nanotecnología es una ciencia que estudia algo tan y tan pequeño que necesita equipos bien sofisticados para comprenderlo. Ellos se impresionan", enfatizó.
De igual forma opinó Suasy C. Acevedo, quien cursa su quinto año del Departamento de Química. Ella estuvo encargada del área de juegos relacionados con la ciencia. "Los niños tenían una aceptación de todos los conceptos y ellos nos sorprendían con su conocimiento, así que fue una experiencia única".
Para Keila Pagán Incle, alumna de Ingeniería Civil, la relevancia de este tipo de evento estriba en que las personas pueden ver las oportunidades educativas que tienen. "Esto les da a demostrar que estudiando en la Universidad uno puede abarcar muchas cosas".
Así lo constató Johan Sebastian Olán, un chico de 12 años, quien cursa su séptimo grado en la Academia Inmaculada Concepción. El jovencito se detuvo en cada una de las estaciones con mucha curiosidad.
"Aprendí que el color de las mariposas no es su color real, que es solamente el reflejo del sol saliendo de sus alas. También un químico que se llama el alambre inteligente que le puedes cambiar la forma cuando esta frío lo hechas en agua caliente se vuelve otra vez a su forma original", dijo entusiasmado.
"Hasta ahora en lo que más sobresalgo en la escuela es en Ciencias y Matemáticas que son las dos cosas que se necesitan más. Voy a seguir estudiando y aprender los más que pueda para seguir en una carrera", concluyó el futuro científico.