Su amigo agricultor y dueño de la finca en Lajas, donde iba a realizar su investigación como parte del curso Introducción a la Agronematología, ya le había advertido que no hallaría ni un solo microrganismo que estuviera perjudicando sus cosechas.
Cual no sería la sorpresa de Gerald Molina González, estudiante del mencionado curso que imparte el doctor Roberto Vargas bajo la facultad de Ciencias Agrícolas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), al encontrar no uno, sino tres microorganismos, denominados nemátodos, que sí podrían causar daños al sembradío de la finca.
“Encontramos tres tipos de nemátodos fitoparasíticos que creemos que pueden afectar el cultivo; fueron rotylenchulus, helicotylenchus y tylenchus. El rotylenchulus es un nemátodo que es bien común, tiene muchos hospederos, puede afectar al ñame, el tomate. Pudimos observar que en el predio de sorgo se encuentra el rotylenchulus y el helicotylenchus es otro que tiene muchos hospederos que pueden afectar el cultivo grandemente”, señaló Molina, un estudiante del programa de Agronomía y Suelos.
El caso de Molina, quien realizó su proyecto junto con Esteban Pagán Velázquez, fue similar al de Javier Martínez y Omar López, quienes como parte del mismo trabajo del curso, se aventuraron a investigar un predio de la Estación Experimental Agrícola de Juana Díaz. Allí, sus hallazgos fueron tan sorprendentes como los de sus compañeros en la finca de Lajas.
“Ellos nos advirtieron que era posible que no encontráramos nada y contrario a eso, pues sí, encontramos una cantidad razonable donde ellos pensaban que no había”, sostuvo Molina.
Lo mismo le sucedió al equipo compuesto por las jóvenes Keysilín Irizarry y Yesenia Rodríguez, quienes estudiaron una finca en Las Marías. Las muestras de suelo extraídas por las chicas dieron positivo a una pequeña población de nemátodos que, como muy bien manifestaron durante su presentación, podrían provocarle hongos, bacterias, virus o algún otro patógeno a los cultivos del predio, aunque no de forma severa.
Los nemátodos, según explicó el profesor Vargas son unos microorganismos que se dedican a atacar las raíces de los cultivos al buscar alimentarse de estos y dañar el metabolismo de la planta.
"El resultado final es que la planta empieza a reducir su crecimiento, a producir menos y en algunos casos, hasta morir”, precisó el doctor Vargas, quien recalcó que en ese conocimiento es que radica la misión de la iniciativa, ya que los estudiantes también deben informarle a los agricultores sobre sus hallazgos y hacerle recomendaciones para subsanar los mismos.
La mayoría de las sugerencias que los estudiantes harían a los agricultores incluían limpieza de los predios, remoción de hojarasca, preparación y fertilización de terrenos, arado y subsolado, y manejo de agua, entre otras.
Experiencia académica y comunitaria
Precisamente, de esa responsabilidad de informar a los agricultores sobre esos resultados es que nace el proyecto, de acuerdo con el doctor Vargas.
“Lo que hicimos ahora en este año fue estructurar la experiencia. Le dimos propósito, le dimos plan de trabajo y cada uno de ellos seleccionó un agricultor, tomaron las muestras, fueron al laboratorio, las verificaron, las analizaron y hoy lo que tuvimos fue la presentación de algunos de ellos de qué fue lo que encontraron”, explicó el especialista en nematología.
Como resultado, se conformaron 13 equipos, cada uno compuesto por dos estudiantes, quienes integraron esta primera Experiencia comunitaria en la Agronematología bajo el curso PROC 4018 (Introducción a la Agronematología) que desde hace 15 años dicta el catedrático del CCA.
“Esto es una vivencia inolvidable para ellos… Es llevar la Universidad a la comunidad. Entonces, la comunidad, cuando le lleven el mensaje, va a entender lo que se hace y ellos aprenden de esa manera. Ellos aportaron al agricultor, a la agricultura y eso lo llevarán consigo por el resto de sus vidas”, aseguró.