Parece que fue ayer que sus emociones se avivaron al tener una experiencia inigualable: graduarse del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Sus vidas cambiaron por completo, ya que su entorno principal sería la Sultana del Oeste y, a su vez, tendrían que adaptarse a la realidad de iniciar una vida de provecho académico formidable para poder obtener un grado en el otrora Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM).
Se trata de los egresados de 1963, quienes, como ya es tradición luego de 50 años, apadrinaron a los graduandos de 2013. Los siempre colegiales de sangre verde tuvieron la oportunidad de compartir con Prensa RUM sus recuerdos sobre el campus y la bonanza educativa que los formó positivamente.
“En esa época había muy pocas mujeres, pero me gustó muchísimo compartir con todos los varones porque eran muy interesantes nuestras conversaciones y la ayuda que estos me brindaban”, indicó Yolanda Sneed, la segunda egresada de Ingeniería Mecánica del Recinto, al momento de recordar los más de 50 años de haber sido admitida al Colegio.
Una de las vivencias más gratificantes, y que con más cariño recuerdan, es la de la convivencia al momento de alojarse en Mayagüez, ya que, en su mayoría, mantenían un vínculo de amistad muy fuerte con sus compañeros hasta que se graduaban.
“Yo estaba en un hospedaje en el que habían como 40 y, precisamente, había muchos grupos de diferentes pueblos, pero éramos muy unidos, y desarrollamos una experiencia muy bonita juntos”, manifestó Carlos J. Alcaide, exalumno de Ingeniería Eléctrica, quien tuvo la oportunidad de dirigir dicho departamento.
Entretanto, los estudiantes de aquella época valoran el enfoque y los propósitos bien definidos que tenían al momento de enfrentarse al campo educativo. Muchos llegaban desde muy lejos, con diversas dificultades económicas y, su fin principal, era obtener un grado rápidamente.
Para Cruz Marcano Robles, oriundo de Canóvanas, “íbamos con una intención bien clara al Colegio. Algo interesante era que, como no había tanto entretenimiento, dabas mucho más al momento de enfrentarte a lo académico”.
Mientras, Hilda Vincenty, egresada de Ciencias Matemáticas, recomienda a los recién graduados seguir dedicándose a los estudios, “pero que hagan un balance con entretenimiento, porque son los mejores años que tendrán en su vida, siempre y cuando sepan valorar la educación que aquí se les brinda”.
Asimismo, Rafael A. Torrens, de Ingeniería Civil, expresó que aspira a que los jóvenes en la actualidad sientan la satisfacción de “vivir y compartir lo que aprenden diariamente, como se hacía en aquel tiempo, para cuidar el compañerismo, ya que así disfrutarán más sus años colegiales”.
Un graduado muy apegado a la clase de 1963 es el reportero de deportes Rafael Bracero, quien, antes de ejercer su profesión actual, se dedicó a la ingeniería civil.
"Es un escenario extraordinario para mí, pues ha sido una de las experiencias más gratas que he tenido y, en mi formación como persona y ciudadano, me ayudó enormemente. Ahora estoy en otro escenario, pero la formación mía en el Colegio me permitió tener consistencia para mantenerme tanto tiempo en esta profesión", puntualizó.
Video reportajes disponibles en:
Los padrinos de la clase de 1963 del RUM
Los padrinos de la clase de 1963 del RUM
