Sus conocimientos, destrezas y talentos como estudiantes adelantados de Ingeniería les da el bagaje necesario para aportar soluciones a problemas que aquejan al País; para no sentarse como espectadores, sino convertirse en parte de la respuesta. Este grupo apostó a su ingenio y creatividad para crear proyectos únicos con amplio potencial en el mercado y en la sociedad.
Son alumnos del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras (INEL/ICOM) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), quienes exhibieron los afiches de los proyectos finales que desarrollaron como requisito de sus cursos de Diseño. Los colegiales compartieron detalles de sus propuestas en el evento, que tuvo lugar en el anfiteatro del Edificio Stefani en mayo pasado.
Precisamente, según destacaron sus organizadores y catedráticos encargados de las clases, uno de los propósitos es proporcionar un foro para la exposición y divulgación de los logros estudiantiles de ese Departamento, así como generar interés en la capacidad que tiene la Universidad para resolver las situaciones apremiantes de Puerto Rico.
"Ellos han pasado ya sus cursos fundamentales del campo, así que vienen a demostrar el conocimiento que tienen con un diseño. Es un semestre bastante pesado porque comienzan con la fase de generación de ideas la primera semana de clase. Luego, proceden a hacer una propuesta de diseño que es evaluada por el grupo de profesores. En la fase de implementación, diseñan, construyen, hacen las pruebas de integración y finalmente presentan el trabajo", relató la doctora Nayda Santiago, catedrático asociada de INEL/ICOM.
La profesora agregó que la evaluación del curso contiene unas rúbricas especiales, y presta atención a la parte técnica, a la manera en que se comunican, cómo dan a conocer sus propuestas, la preparación del afiche, la redacción del informe, su proyección, y el trabajo en equipo.
En cuanto a la posibilidad que tienen estos de comercializarse, Santiago explicó que el potencial es alto, incluso para patentizarlos.
"La idea es tratar de encontrar el sistema o método para hacer que lleguen al mercado, una vez el proyecto está creado, porque ya tenemos el prototipo. En la fase de mercadeo, nos están ayudando este año. Por ejemplo, comenzamos a trabajar con el Centro de Negocios y Desarrollo Económico de Administración de Empresas a ver si nos puede apoyar en esa parte", explicó.
De hecho, algunas de las propuestas que se presentaron en esta ocasión, fueron acogidas por compañías y entes en su carácter de empresarios, quienes consiguieron solucionar problemas concretos por los que atravesaban sus negocios.
"Estos proyectos le dan exposición a los estudiantes a problemas reales de la industria y de la sociedad; les sirve de formación para impactar luego cuando vayan a trabajar y en la comunidad. También ha habido ocasiones en que los alumnos han formado sus propias empresas y entendemos que eso puede ser un generador de empleos en el futuro", reiteró, por su parte, el doctor Gerson Beauchamp, catedrático de INEL.
Algunos de esos trabajos que en esta ocasión pudieron ejecutarse en escenarios auténticos incluyen la automatización de fertilizantes y control de irrigación para sistemas hidropónicos, así como la del inventario y sistema de control de una finca con iguales cultivos. Del mismo modo, uno de los esfuerzos que contó con el respaldo de la industria, por su posibilidad comercial, es el prototipo de un sistema que asiste a las personas que no tienen suficiente fuerza en las extremidades inferiores.
Prensa RUM conversó con algunos de estos ingeniosos colegiales que demostraron su experiencia y arrojo como el equipo conformado por Joel Pou y Reinaldo Mulero, de INEL, junto a su compañero Christopher Adams, de Ingeniería Mecánica, que tuvo una inspiración única.
Los tres son los autores del Orthosis System, motivados por la condición de distrofia muscular de Joel y su dificultad para ejecutar los movimientos que tienen que ver en específico con sentarse y levantarse.
"Vine al Departamento con la idea de hacer una ortosis dinámica que me permita ejercer la fuerza necesaria para llevar a cabo cosas diarias como bajarme o alzarme. Y básicamente el proyecto se convirtió en uno interdisciplinario que es otra de las ideas: integrar a todos los departamentos porque en la vida real los ingenieros trabajan unos con otros, en conjunto, para diseñar diferentes cosas", aseveró Joel.
Ese componente de diversidad académica fue fundamental para estos estudiantes, quienes aprendieron a valorar el trabajo de sus pares y el compromiso de la labor en equipo.
"Ha sido un experiencia muy buena. Este grupo ha sido diferente a lo que se hace normalmente en otros proyectos en los que trabajas con personas de la misma área, pero cuando tienes que ver los otros puntos de vista, las otras experiencias de las personas, pues te enriqueces más", dijo, por su lado, Reinaldo.
Para Christopher, la vivencia fue también retadora por ser el único representante de INME.
"Nunca había trabajado con ingenieros eléctricos mano a mano, y más de controles que son los que nos dan los parámetros con los cuales nosotros tenemos que diseñar y, prácticamente, cómo debe ser nuestro concepto. Fue una buena experiencia y creo que se debería continuar en el Colegio para futuras generaciones", reveló.
De hecho, este colectivo recibió auspicio de la empresa Puerto Rico Prosthetics, que se mostró sumamente interesada en el potencial del producto, y que sin duda, ayudaría a un gran número de personas.
Otro equipo colegial que logró resolver un problema real fue el compuesto por Marycarmen Torres, José Fernández, Carlos Cruz y Samuel Carlo, todos de ICOM, quienes implantaron su propuesta Design and Implementation of an Inventory Management and Control System for Hydroponic Farms en los terrenos de un cliente de San Germán.
"Se trata de un sistema de inventario y un sistema de enfriamiento para la finca, ya que ese es el problema principal que tienen las fincas hidropónicas en el País: que se calientan demasiado y se pueden afectar los cultivos", relató Marycarmen.
Por su lado, José abundó más detalles sobre el proceso de investigación en el que se toparon con otras situaciones que enfrentaba su cliente y pudieron incluirlos en su propuesta que debía cumplir unos requisitos de complejidad.
"Nos sentimos orgullosos de haber ayudado a un agricultor puertorriqueño. Decidimos dejarle el prototipo porque le puede sacar mucho más provecho. Nos gustó que él nos promoviera, nos ayudara; tener un cliente real es mucho mejor y nos ayuda a aprender para el futuro", opinó el alumno.
De hecho, la posibilidad de expandir este sistema a otros usuarios es amplia, ya que lo contemplaron como parte de la propuesta, según contó Samuel, quien aseguró que diseñaron la aplicación "para que se pueda hacer no importa el producto que venda el agricultor".
Como estos dos ejemplos, 21 equipos en total presentaron sus novedosas ofertas o prototipos del curso conocido también como Capstone para los que recibieron la asistencia de sus profesores, entre ellos los doctores: Lizdabel Morales, Guillermo Serrano, Rafael Rodríguez Solís, Kejie Lu, Fernando Vega, Manuel Jiménez, Beauchamp y Santiago.
Al pasar revista de los logros de sus alumnos, los profesores expresaron el orgullo que sienten por el esfuerzo y el compromiso demostrado el pasado semestre.
"Muchos se percatan que por primera vez tienen el conocimiento para crear algo y es bien satisfactorio para el estudiante, después de haber tomado todas sus clases, entender que tienen que integrar todo ese conocimiento aprendido. Se dan cuenta de que ya saben y que pueden salir al mercado y trabajar", esbozó Santiago.