Cuando una receta o un método contiene todos los ingredientes y los pasos necesarios para confeccionarlo o elaborarlo, su éxito es garantizado. Fluye, conspira, destila y desata los más furtivos placeres, en especial los que alimentan el alma.
Es lo que sucede con el campamento residencial CAAMpAbilities que verano tras verano, por los pasados ocho años, se ha convertido en una especie de combustible que enciende el espíritu. Por espacio de una semana, su sede en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), y, sobre todo, su talento, se convierten en epicentro de un proyecto transformador con una misión única: promover la actividad física en niños y jóvenes con impedimentos visuales.
Este año, la experiencia no fue diferente para los 17 participantes, entre ellos nueve ciegos totales, quienes llegaron al Colegio desde diversos puntos geográficos del País y cuyas edades fluctuaron entre los 11 y 18 años. Aparte de practicar deportes y disciplinas que probablemente no hubieran imaginado ejecutar, adquirieron una serie de destrezas que los ayudará a desenvolverse a lo largo de su desarrollo.
"Definitivamente, ese es nuestro propósito, que el resto de sus vidas puedan ser activos porque sabemos el beneficio que trae a la salud y a la autoestima. En los programas de Educación Física a nivel de Isla, el enfoque es más con el niño con autismo, retardación mental, pero no con impedimentos sensoriales y la literatura nos dice que estas personas tienden a estar obesas, así que por eso es nuestro foco de atención", señaló la doctora Margarita Fernández, directora del esfuerzo en el Recinto, único en su categoría en la Isla.
De hecho, la catedrática asociada del Departamento de Educación Física opinó que en gran medida, la aceptación que ha tenido este campamento en la comunidad puertorriqueña es que ya es un proyecto institucionalizado que ha probado su capacidad a nivel académico y social. Su más certera promoción es, sin duda, la voz de sus egresados, quienes se encargan de resaltar sus virtudes y beneficios entre sus pares.
Es así como reciben múltiples solicitudes para formar parte de esta oportunidad que les proporciona alojamiento, alimentos, atención especializada y todas las actividades deportivas adaptadas a sus necesidades como: judo, gimnasia, levantamiento de pesas, pista y campo, baile, ciclismo, cabalgata, balón gol, bead baseball y showdown, estas últimas tres, diseñadas específicamente para personas con impedimento visual.
De igual forma, disfrutaron de un pasadía en la playa donde practicaron eventos acuáticos con kayaks y paddleboards, así como otras excursiones a la pista de patinaje de hielo, la bolera y el zoológico, entre otros lugares de interés.
Aparte de estos siete días de diversión plena, los campistas tuvieron una convivencia con sus pares y con los líderes en la que aprendieron y reforzaron otras habilidades.
"No solo nos enfocamos en la actividad física, sino también en distintas destrezas como, por ejemplo, ellos tienen que cargar su plato de comida, servirse su propio jugo. Como parte del alojamiento, doblan su ropa o la echan con el resto para lavar, tienen que hacer todo solos. Nosotros estamos de apoyo y cada niño tiene su consejero que va a estar ahí las 24 horas, pero queremos promover una vida independiente", aseveró la doctora Fernández.
Una de esas jovencitas que logró completar tareas comunes sin ayuda fue Omayra Enid Rosa Torres, quien cándidamente relató a Prensa RUM que esta vez aprendió a amarrarse sus zapatos. Tanto le impactó a la estudiante de la escuela especializada Instituto Loaiza Cordero que decidió regresar al campamento luego de haber asistido hace tres años.
Según confesó Omayra, ser capaz de nadar, desenvolverse en la bolera, disfrutar de su deporte favorito, el bead baseball, y sobre todo, asistir a las giras, han sido vivencias únicas a sus 13 años. Además, la buena dinámica que se da entre sus compañeros y el trato amable que recibe de los líderes también han sido sus partes favoritas.
"Cuando me voy a dormir ellos me dicen 'Dios te bendiga', al despertar 'buenos días', 'salud', si estornudo, me dicen muchas cosas bonitas", expresó, al tiempo que aseguró que lo recomendaría "porque ha sido muy bueno y nunca lo voy a olvidar".
Y si de emancipación se trata, una de las expertas en el tema es Dalia Angeline Casiano, de doce años, quien esbozó todas las razones por las cuales es necesario tomar acción y no esperar a que las oportunidades toquen a la puerta.
"CAAMpAbilities está superbrutal, es uno de los mejores campamentos del mundo, me fascina", exclamó emocionada la alumna de la Escuela Mariano Feliú Balseiro en Toa Alta.
Con gran aplomo, Dalia admitió que nunca pensó realizar deportes o actividades como balón gol, judo, patinaje, bowling, pista y campo o escalar una pared. No obstante, ahora está convencida de lo necesario que es para su desarrollo como una persona que se puede valer por sí misma.
"Es una manera de ir soltando los miedos porque yo, al principio, tenía miedo y lo he hecho todo. En la vida uno tiene que aprender a ser independiente y a ser superactivo, uno no puede estar todo el día en la casa escondido, pensando en su condición o su limitación si uno sabe que puede hacer un montón de cosas ahí afuera y lo único que tienes que hacer es buscarlas", reiteró.
Y si transformador es para los protagonistas del campamento, mayor es el impacto emocional que reciben los organizadores, los recursos, los líderes o consejeros y todo el equipo de trabajo que por una semana se entrega a ellos de manera voluntaria. De hecho, antes de comenzar, se exponen a un taller intensivo de preparación porque no solo se trata de asistirlos, sino de agudizar los sentidos, de convertirse en los "ojos" de sus pupilos, de guiarlos a través de sus voces e instrucciones certeras.
"Venimos con un propósito de ayudar a los niños con impedimentos visuales y cuando nos damos cuenta, ellos nos ayudan mucho más a nosotros. Nos cambian la vida, la perspectiva de cómo vemos las cosas. A veces nos despertamos por la mañana y estamos cansados, pero ellos dan el máximo teniendo una limitación tan grande, y eso nos enseña a valorar y a sacar el máximo a cada segundo", afirmó la Directora del campamento.
Por su parte, los consejeros Jean Rivera y Annette "Gina" Aldebol estuvieron totalmente de acuerdo con la doctora Fernández en su apreciación. Ambos colegiales aseguraron que revalidarán la experiencia por la energía positiva que han recibido de parte de los campistas.
"Es mi primera vez y estoy seguro de que no será mi última, realmente es una experiencia increíble, estos niños me llenan de alegría. Me motiva verlos tan felices cuando uno a veces tiene momentos difíciles se ahoga en un vaso de agua, pero ellos te inspiran a echar para adelante y dar lo mejor de ti", enfatizó Jean, en su último año del Departamento de Química.
Gina también habló de los beneficios que ha tenido este voluntariado que llenó las expectativas, en su año de prepa, de su compromiso con el servicio.
"No hay palabras para describir esto, es una experiencia maravillosa y yo cuento con que el año que viene voy a ser consejera nuevamente. Yo no puedo creer las personas que están completamente saludables y se pasan quejándose y no se animan a hacer cosas y estos chicos con impedimento visual, son tan atrevidos. Estar con ellos te enseña a perder el miedo, a intentar, a levantarse de nuevo si caes y a hacerlo mejor todavía", aseguró la estudiante de Ingeniería Industrial.
CAAMpAbilities, cuyo origen se remonta a un trabajo voluntario que realizó Fernández en la Universidad del Estado de Nueva York, en Brockport (SUNYBr), es un proyecto que se ofrece de manera gratuita y que opera en gran medida con donativos de ciudadanos y empresas, aparte del apoyo institucional que brinda el Recinto.
Al finalizar la jornada este año, los participantes regalaron a sus familiares una presentación artística que montaron y ensayaron a lo largo de toda la semana.