Qué buscas aquí mariposa
Qué buscas tú
Si ya en este huerto no hay rosas
Solo hay quietud...
Que quién te habla
Te lo voy a decir...
Yo era una flor
Que en la maleza creció...
Yo era una flor
Sylvia Rexach
Crecen, se esparcen por cada rincón, salpican con su peculiar belleza la costa, el monte, el llano; visten de colores y formas cada centímetro de la latitud y longitud de estos 100 x 35. Una conspiración de curiosidad y amistad, así como una insaciable vocación erudita llevaron a dos grandes científicos y colegas a rendir tributo a esa perfección y regalo de la naturaleza, con su publicación Flores silvestres de Puerto Rico.
El trabajo fue un esfuerzo conjunto de casi una década realizado por los doctores Juan A. Rivero y Miguel A. Vives, quienes presentaron su creación recientemente en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). El Centro de Publicaciones Académicas (CePA), de la Facultad de Artes y Ciencias, en conjunto con la casa editorial Ediciones Puerto, fueron responsables de materializar finalmente el proyecto que se dio a conocer en una emotiva ceremonia en el anfiteatro del Edificio Luis De Celis.
"Esta parte importante de nuestra flora, un tanto ignorada por muchos, queda recopilada gracias al incansable y apasionado trabajo investigativo de sus autores en colaboración con excelentes fotógrafos. Para nosotros es un placer celebrar una de las cosas que en la Academia es esencial, que es la publicación de un libro, que presentamos hoy con mucho orgullo para las nuevas generaciones", precisó el doctor Manuel Valdés Pizzini, decano interino de Artes y Ciencias, quien catalogó el texto como "una maravilla, aún para los que no somos expertos".
Precisamente, esa aportación quedó plasmada en la hermosa entrega de casi 400 páginas a colores llenas de impresionantes imágenes que documentan la gran mayoría de las especies silvestres que se dan en suelo boricua, aunque no necesariamente autóctonas.
"El libro incluye o pretende incluir las plantas que crecen naturalmente en la Isla. Es un trabajo ímprobo porque requiere que uno vaya a las flores donde estén, así que el coautor y yo tuvimos que dedicar como cuatro o cinco años solamente a la fotografía. Además, para clasificar una flor usted tiene que abrirla y mirar los órganos internos", destacó el doctor Rivero, zoólogo y herpetólogo, fundador del Zoológico de Mayagüez que lleva su nombre e ícono colegial con una impresionante trayectoria como catedrático del Departamento de Biología y como investigador.
De hecho, el prolífico autor, cuyo acervo sobrepasa las 20 publicaciones, además de un sinnúmero de artículos, aseguró a Prensa RUM, que esta en particular trasciende por tratarse de una contribución al conocimiento de la taxonomía o clasificación de las plantas naturales de la Isla, cuya ventaja radica en que los lectores pueden identificar fácilmente estas flores de solo mirarlas por el gran trabajo visual que se realizó.
Su compañero en esta ardua travesía, que contó con diversos retos para finalmente lograr que llegara a los anaqueles, fue Vives, cuyo trasfondo de excelencia incluye su experiencia como educador en su natal Quebradillas, especialista en clasificación de plantas, experto en botánica y, además, doctorado Honoris Causa en Ciencias, distinción que le otorgó el RUM en el 2012.
Don Papo, como prefiere que le llamen, tuvo a su cargo clasificar e identificar las plantas de este trabajo, aunque a nivel personal, admitió que la mayor satisfacción fue laborar al lado de uno de sus mentores y entrañables amigos, con quien comparte créditos en este proyecto.
"Estar en la sombra de un árbol como el doctor Rivero es la experiencia más grata que pueda tener un hombre. Es la gracia más grande que Dios le pueda dar a una persona", aseguró el estudioso, también conocido como el Sacerdote del bosque.
De hecho, esa colaboración fue constante durante el proceso y requirió incluso de comunicación electrónica por la distancia geográfica entre ambos autores. Mientras, don Papo clasificaba las flores, el doctor Rivero las analizaba en el Herbario. Fue así como el resultado alcanzó el rigor científico que anhelaban.
"Me encargué de identificar las plantas, luego él rectificó que lo que yo hubiese hecho era lo correcto. Por eso cuando usted lee el libro va a encontrar que también cuenta con la participación de biólogos, botánicos, taxónomos que han tenido que ver con la organización de la publicación que tiene la garantía de especialistas en ciencia", subrayó don Papo, al tiempo que recomendó complementarla con algunos de sus blogs electrónicos dedicados a plantas.
La actividad contó con la participación de profesores, colegas, funcionarios universitarios, empleados colegiales, estudiantes y familiares, quienes se dieron cita para ser testigos de la histórica coyuntura. La doctora Nanette Diffoot, directora del Departamento de Biología, ofreció un breve mensaje que sirvió además para introducir a los catedráticos de la facultad que dirige, Fernando Bird y Duane Kolterman, cuya misión fue reseñar las innumerables aportaciones de ambos autores, así como hacer una descripción del contenido del texto.
"Es un libro que hacía mucha falta, una referencia indispensable para una audiencia muy amplia. Se incluyen casi 300 especies de plantas de más de 70 familias botánicas. Considero que los autores han sido particularmente exitosos en su presentación de una gran cantidad de información científicamente rigurosa que, al mismo tiempo, es bastante accesible al público en general. Va a formar parte de nuestra colección de referencias técnicas y será de gran utilidad para cualquier persona interesada en la flora silvestre de Puerto Rico", aseveró el doctor Kolterman, quien además dirige de forma interina el Herbario adscrito a Biología.
Iguales palabras de elogio tuvo el profesor Lucas N. Avilés, durante su alocución en lo que constó una de sus primeras intervenciones oficiales como rector interino del Recinto.
"Para mí es un honor estar en la presentación de un libro maravilloso, con unas fotos excelentes, que me trae muchos recuerdos de mi trabajo como horticultor porque muchas de esas flores nosotros las consideramos malezas y son hermosas cuando las ves fuera del contexto en el que te interrumpen los cultivos. Creo que este texto da una base para quienes busquen material nuevo como recurso en la horticultura ornamental. Es un aporte muy valioso y siempre que se publica un libro, la comunidad académica debe estar contenta", reiteró el también catedrático del Colegio de Ciencias Agrícolas.
Durante el evento, se dio un especial agradecimiento a todos los colaboradores del proyecto, en especial a quienes aportaron sus fotografías para ilustrarlo: Willie Hernández, Ángel Nieves, Luis Maldonado, José A. Mari Mutt, Ricardo Valentín, José Luis Torres Agosto, Bryan Brunner y Marcos Caraballo.
Toda el acto estuvo hilvanado por las palabras de la maestra de ceremonias, doctora Miriam González-Hernández y contó también con la intervención artística de la joven colegial Nuribeth Valle, quien interpretó dos piezas musicales en el violín.