Un despliegue de arte floralRepresenta la oportunidad de descubrir su talento; establecer una interacción con la naturaleza; conocer las tendencias actuales y futuras; generar un ingreso adicional; desarrollar una comunicación efectiva entre comprador y vendedor; comprobar el grado de satisfacción de los clientes; y hasta la posibilidad de crear su propio negocio... la plataforma idónea para dar a conocer su arte. Lo antes expuesto podría significar la descripción de una clase de Mercadeo, no obstante, es la vivencia que experimentan los estudiantes del curso Arreglos Florales (HORT 4027), que dicta, hace más de una década, la doctora Lizzette González, catedrática asociada del Departamento de Horticultura del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Y es que cada semestre académico, como trabajo final, los alumnos tienen la encomienda de poner a volar su creatividad e imaginación al confeccionar un arreglo floral basado en las destrezas y conocimientos adquiridos, y exhibirlo a la comunidad universitaria. "Además de la teoría, en un laboratorio práctico tienen que hacer todas las formas clásicas y van aprendiendo cómo manejar las flores y las hojas para mantener la calidad el mayor tiempo posible. Durante todo el semestre yo era quien hacía la selección de acuerdo a lo que entendía que era idóneo para la forma, pero para el laboratorio final tenían que tener ya el conocimiento desarrollado de elegir la base, la forma, los accesorios, y luego presentarlo en su laboratorio para evaluación", explicó González. El curso podría describirse como una guía práctica que los va llevando a plasmar el talento floral que quizás nunca imaginaron tener. "Primero, se les enseña cuáles son las herramientas, hablamos del manejo de la flor y del follaje una vez está cortado, y las necesidades que tienen de temperatura y de hidratación. Luego entramos a la parte de diseño y las técnicas. Comenzamos con el redondo pensando en que es un poco más sencillo, aunque dicen que es la más difícil. Hacemos un ramo, para que vean las variaciones que hay de la forma y dependiendo del nivel de formalidad de la actividad es la selección de materiales. Además, aprenden que tiene que haber un punto focal, y cómo hacerlo. Al principio necesitan mucha ayuda, se sienten todavía nerviosos de que pueden dañar la flor o el material, pero según van pasando los laboratorios la confianza aumenta, y es lindo ver ese desarrollo en ellos", detalló. Este año, el colectivo, compuesto por 26 estudiantes de todas las disciplinas académicas, ya que el curso no requiere ningún prerrequisito, seleccionó como escenario para su exposición la plaza que ubica frente al Edificio Carlos E. Chardón. La exhibición presentó un despliegue de diferentes arreglos en el que cada uno reflejó el mensaje que quería transmitir. "El diseño floral es ciencia porque trabajamos con elementos vivos y es arte porque es la expresión del artista. Ellos tienen que llevar esa idea que tienen en mente y trasladarla a lo físico, a algo tangible que se pueda ver y disfrutar. Uno siempre piensa en los colores que le gustan, pero hay que tomar en cuenta que hay un cliente que satisfacer, por lo que es importante abrir la mente a las posibilidades", aseveró. La también directora asociada del Departamento, explicó que la iniciativa surgió con el propósito de que los colegiales dieran a conocer sus capacidades y aptitudes, y exponerse al mercado. "Ellos han desarrollado la habilidad, la parte técnica en el salón, pero esto es un servicio y tienen que entender que es para ofrecerse. Es importante que cultiven esas destrezas de comunicación, de acercarse a un posible cliente. Yo les digo 'estos son servicios que ustedes están brindando y para eso hay que conocer la necesidad del cliente'. Por eso, tienen que saber la parte de ciencias para que sepan manejar las flores y el follaje, y la parte administrativa para hacer un estimado de ventas de acuerdo a los costos y la mano de obra. Estas destrezas son parte del desarrollo interpersonal", sostuvo. Precisamente, una de las que aseguró sentirte muy enriquecida con la experiencia fue Solimar Enriquez Ruiz. "Me encantó tener las manos en la tierra y estar sembrando. Esto me ayudó a expresarme como quería". La estudiante de Horticultura resultó ser la única en plasmar su creatividad en un dish garden que incluyó cactus, bromelias y piedras. "Durante el semestre, hicimos diferentes tipos de arreglos, pero de todos, este fue el más que me gustó, ya que los otros me daban un poquito de trabajo y me frustraba porque los tenía en mi mente de una manera y no me salían. Cuando realizamos este en el laboratorio fue el más que me llamó la atención y dije 'es el que yo voy a hacer para el final', así que realicé un dish garden tomando en cuenta los principios de diseño y armonía, los colores, y el punto focal", indicó. Solimar, quien planifica hacer estudios graduados en acuicultura o en conservación de fondos marinos tropicales, ya se visualiza con un negocio en el que pueda poner en práctica los conocimientos adquiridos. "Con la profesora González tomé también el curso de Horticultura Ornamental y al final del semestre nos enseñaron a hacer un landscaping y me gustó. Así que uniendo lo que aprendí en ambas clases, consideraría dedicarme a hacer dish gardens, pero a menor escala. Es algo que puedes poner en la sala de tu casa y no tienes que cuidar mucho, simplemente estar pendiente de cuándo necesita un poquito de agua", expresó la visionaria joven. Por su parte, Miriel Otero, instructora del laboratorio del curso, explicó cuáles fueron los criterios de evaluación que se consideraron para el arreglo floral. "Tomamos en cuenta la selección de flores, la combinación de colores, el tipo de arreglo, si tiene unidad, si tiene forma, si es estable, que se haya tapado bien el alambrado, entre otros. También, nos hacen una pequeña presentación en la que tienen que decir cuál fue su selección de flores, para qué utilizaron cada flor, y de esta forma corroborar qué aprendieron en la clase y si saben cómo utilizar cada flor dentro de su arreglo", indicó. La joven, quien realiza una maestría en Entomología en CCA, es la primera vez que dirige este laboratorio y dijo sentirse muy complacida con la oportunidad. "Ha sido una experiencia muy gratificante. No es lo mismo hacer arreglos para una clase que ayudar a un compañero a realizar los arreglos porque también depende del esfuerzo de uno para que el estudiante salga airoso", concluyó. SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=2730 |