Lanzan estudio sobre economía ecológicaNo hizo falta que estos boricuas conocieran de primera mano el cultivo de la aceituna, mucho menos la producción del aceite de oliva. Tampoco tenían idea de que el residuo que se obtiene luego de extraer ese preciado líquido, es conocido como alperujo y tiene repercusiones como contaminante. Lo que a este grupo de estudiantes colegiales le sobró fue interés, empeño y talento para probar que la elaboración de la exquisita sustancia es posible dentro de un marco económico en armonía con el ambiente. Así se demostró en un proyecto del curso Economía Ecológica, que dicta la doctora Ivonne del C. Díaz, en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), cuyos alumnos aprendieron las nociones principales de esa rama a través de una investigación en la que usaron como marco de referencia a una empresa real argentina dedicada a la manufactura y venta de ese producto. Implicaciones Económicas y Ambientales del Proceso de Extracción en Dos Fases del Aceite de Oliva y el Manejo del Alperujo en San Juan, Argentina es el título del trabajo, que recién culminó el grupo compuesto por Kenneth Rivera, de Economía Agrícola; Carlos Aldebol, de Ingeniería Civil; así como Krizia Guillermety, Ernesto Calderón, Rafael Vega, Alexiomar Rodríguez, José Matías y Alberto Díaz, todos del Departamento de Economía. "El objetivo es exponerlos a una serie de estudios en los que puedan aplicar los conceptos de la clase. Utilizamos la empresa Cuatro Generaciones para nuestra investigación, sobre el tipo de tecnologías que usan, si es amigable al ambiente, cómo manejan los desperdicios y qué se puede hacer con estos. El proyecto cubre todas las etapas del proceso de producción, desde que se reciben las aceitunas hasta que se muelen y se extrae el aceite", explicó la profesora. En la mesa boricua es imprescindible para resaltar el sabor de distintos platos, en especial la serenata de viandas con bacalao. Es protagonista indiscutible de la dieta mediterránea, y se le considera como la grasa más saludable, entre otros beneficios que se le atribuyen. Según explicó la doctora Díaz, en América Latina, Argentina es precisamente el mayor productor de aceite de oliva y aunque se ha convertido en parte del consumo diario de miles de personas a través del mundo, su producción podría ocasionar daños al ambiente, ya que genera un líquido llamado alpechín, altamente contaminante, cuya cantidad puede aumentar o disminuir dependiendo del tipo de tecnología de extracción. Esos interesantes datos motivaron a este grupo a auscultar más allá y analizar en profundidad todo lo concerniente a este proceso para probar que, en efecto, puede desarrollarse dentro de los parámetros ecológicos adecuados. Es así como el grupo dividió el estudio por temas que incluyeron: el mercado de aceite de oliva a nivel mundial y en Argentina, las fases del proceso de producción, la tecnología de extracción, la generación de desperdicios en la extracción de dos fases, el manejo del alperujo, las consideraciones económicas y ambientales, y la pertinencia de la economía ecológica, entre otros. Los investigadores relataron con gran soltura y dominio del tema sus impresiones y hallazgos más importantes en el transcurso de la jornada. A Kenneth, por ejemplo, le tocó el tema principal del curso, algo muy cónsono con su carrera académica, ya que se quiere enfocar en los recursos naturales dentro de su disciplina. "La visión de la economía ecológica es que este proceso de producción sea tan eficiente que se proteja el ambiente. La empresa tiene que contemplar la sustentabilidad en beneficio de las futuras generaciones. Le dimos esas recomendaciones al empresario para que aplique el manejo adecuado del alperujo", aseguró. A lo que el joven economista se refiere es al hallazgo principal del estudio en el que compararon los dos métodos de producción. En el primero, de tres fases, el aceite de oliva es extraído a través de centrífugas horizontales con tres salidas, por donde sale orujo, aceite de oliva y alpechín, que causa problemas de contaminación. El segundo, de dos fases, consta de una máquina con dos salidas, por donde sale el aceite de oliva y un residuo semi-sólido, llamado alperujo. Esta tecnología, la que usa Cuatro Generaciones, es ecológica, ya que no utiliza agua, no genera alpechín y reduce grandemente la cantidad de contaminantes. "Una de las recomendaciones es que el estado no solo se enfoque en penalizar a las empresas, sino que les den un incentivo para las que quieran manejarlo responsablemente puedan invertir en la maquinaria necesaria y en el entrenamiento", dijo, por su parte, Ernesto, quien además propuso, como parte de su enfoque en la forma que se puede disponer del alperujo, que se impongan unas cuotas a aquellas compañías que no inviertan en la tecnología, dependiendo de la cantidad de desperdicio que generen. En el caso de Carlos, se concentró en las distintas alternativas para el tratamiento del alperujo, por lo que se basó en proyectos que ya se realizan en España con esos fines.
"Estos no solo buscan descartarlo, sino crear un subproducto de la industria, porque aunque tiene compuestos que son dañinos si los tiras directo al ambiente, también pueden generar energía limpia", describió el alumno, quien aplicó sus conocimientos en las áreas de recursos de agua y ambiental dentro de su especialidad como ingeniero civil.
El presidente de la compañía argentina, Juan Carlos Sendra, expresó a Prensa RUM, su satisfacción con el trabajo que realizó el colectivo del Recinto, ya que a su juicio le brinda nuevas oportunidades de colaboración a nivel internacional. SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=2885 |