Los poderes de estos colegiales no son mágicos, pero sí muy potentes. Su fuerza indestructible proviene de la disciplina, el talento, la inteligencia y de una voluntad infinita por sobresalir en sus expectativas. Hoy reemplazaron sus capas y escudos, por togas y esclavinas. Son los verdaderos súper héroes y heroínas que se distinguen en esta centésima graduación del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) al recibir el Gran premio Luis Stefani Raffucci, por haber completado su grado con un índice de 4.00 puntos.
Dos féminas, versadas en Ciencias Políticas y en Literatura, así como dos varones, ambos ingenieros, en Química y en Computadoras, fueron los protagonistas de la distinción hoy viernes, 13 de junio en la histórica ceremonia que tuvo lugar en el Coliseo Rafael A. Mangual. A estos cuatro valerosos de la clase graduanda número 100 se les hizo un especial reconocimiento al lograr un promedio perfecto a lo largo de su carrera subgraduada. También fueron exaltados por ser los estudiantes de mayor índice académico de los Colegios de Artes y Ciencias e Ingeniería, a los que pertenecen y, de igual forma, los más sobresalientes de sus respectivos departamentos académicos.
No fue fácil, pero tampoco imposible. Todos coincidieron en que este escalón es solo el cierre de un capítulo de gran esfuerzo en sus fructíferas vidas. Los colegiales galardonados este año son:
Viviana Rivera Burgos
Para esta mayagüezana, el orgullo y la nostalgia que la embargan en su graduación es doble, porque no solo cumple un ciclo académico, sino uno de vida en su natal ciudad, de donde se apartará un tiempo en búsqueda de nuevos retos. Viviana culminó su bachillerato en Ciencias Políticas, una experiencia que calificó como "perfecta".
"Me voy con un nivel de conocimiento invaluable en mi disciplina, con tremendas destrezas de pensamiento, lectura y escritura, con seguridad y confianza en mí y con muchísimos amigos y colegas. En lo personal, la diversidad de ideologías y pensamientos que existe en la Universidad me enseñó a ser más tolerante y comprensiva. Por otro lado, los trabajos, internados, asociaciones e intercambio de los que participé contribuyeron a desarrollarme profesionalmente", relató la joven de 21 años.
Convencida de que su paso por el Colegio le proveyó la dirección y seguridad necesarias, ahora se apresta a continuar estudios graduados en Columbia University en Nueva York, donde aspira a obtener un doctorado en Ciencias Políticas.
"Me encantaría regresar a la Universidad de Puerto Rico (UPR) y ejercer como profesora e investigadora", adelantó, al tiempo que expresó sentirse honrada y agradecida por el premio otorgado.
Aparte del Stefani Raffucci, Viviana también recibió el Premio Salvador Brau como la estudiante más sobresaliente del Departamento de Ciencias Sociales.
Natalia Anidaed Ríos Puras
Su vivencia en el Colegio fue transformadora en todos los aspectos porque desde que entró, lo hizo en busca de una emancipación personal en la que pudiera demostrar su capacidad y tenacidad. Superó el reto de vivir de forma independiente, así como el académico que la preparó en Literatura Comparada.
"Fue un periodo de transición importante para mí. Definitivamente, crecí y ya siento que estoy lista para otras aventuras. Viví muchas cosas que me impactaron y cambiaron la manera de ver y entender el mundo. Todo ha sido positivo y son las experiencias que me han formado en la persona que soy hoy, que me han impulsado a graduarme, a continuar mis estudios y, en fin, ser mejor de lo que fui ayer", reiteró Natalia, sanjuanera del área de Cupey.
Precisamente, su vivencia por los pasados años en el recinto mayagüezano de la UPR le dio la seguridad para enfrentar el próximo paso que será completar un doctorado en Literatura en University of Notre Dame en Indiana, donde fue aceptada a partir de agosto de este año.
A sus 22 años, sus más anheladas aspiraciones profesionales incluyen ser profesora y escritora, meta que espera conseguir, ya que siempre ha tomado sus estudios "seriamente y es algo que viene con mucho trabajo y esfuerzo". Para Natalia, el máximo galardón es "un logro magnífico".
De igual manera, la joven obtuvo en esta centésima colación de grados el Premio Donald Marshall, por ser la estudiante más sobresaliente de su Departamento de Humanidades.
Christian Omar Sambolín Sierra
Listo para retribuir a su Patria con su trabajo y talento, este ingeniero químico analiza ya varias ofertas de empleo en la industria local. Y es que asegura que el Colegio, todos sus entes, personajes y experiencias le brindaron herramientas invaluables a nivel académico, profesional y personal.
"El Recinto Universitario de Mayagüez es una institución de alta exigencia académica que realmente pone a prueba nuestro esfuerzo y dedicación. Siempre hubo momentos de altas y bajas, pero gracias a Dios tuve la fuerza necesaria para continuar batallando. Me abrió muchas puertas a la diversificación, conocí muchas personas que hoy día forman parte de mi vida. Este bombardeo de culturas, opiniones, gustos, conocimientos, entre otros, son los que nos ayudan a ver el mundo desde diferentes ángulos creando en nosotros nuevas perspectivas e ideologías", aseguró el cayeyano de 23 años.
Esa diversidad es uno de sus tesoros más anhelados, ya que ahora se siente listo para formar parte de cualquier ambiente laboral, alcanzar nuevas metas y continuar el proceso de aprendizaje desde otros espacios. De hecho, aunque contempla realizar estudios graduados más adelante, espera ahora confirmar con una de las entidades que le han ofrecido oportunidad de trabajo.
En cuanto a su Stefani Raffucci, aseguró sentirse satisfecho por haber demostrado su capacidad, disciplina y entrega. "Para mí simboliza el esfuerzo convertido en logro y me recuerda que sin importar cuán difícil sea el camino, no hay nada imposible para un persistente luchador".
Christian recibió además el Premio Luis C. Monzón, que otorga el Departamento de Ingeniería Química a su mejor estudiante.
Adrián Ildefonso Rosa
Inspirar, servir de modelo, motivar. Son verbos y acciones que se ha vivido al máximo este recién egresado de Ingeniería de Computadoras en su paso por el Colegio. Y es que una de las experiencias que más lo apasionó fue su participación en actividades comunitarias orientadas a promover el estudio de la ingeniería en los jóvenes de escuela superior.
"El programa STAR y el Taller de Ingeniería, ambos organizados por la asociación de Women in Engineering de la IEEE, han sido mis favoritas, ya que he podido interactuar directamente con estos estudiantes y responder sus preguntas acerca de ingeniería o la universidad en general. Lo mejor ha sido verlos llegar a estudiar en el Colegio en los años subsiguientes", contó satisfecho.
Para este arroyano, al igual que sus compañeros premiados, su trayectoria colegial no solo lo ayudó a adquirir las destrezas y una excelente preparación, sino también lo capacitó para aceptar nuevos retos personales y profesionales.
Uno de ellos fue su interés por la investigación, que pudo desarrollar gracias a diversos internados que realizó con compañías multinacionales, así como una oportunidad en el programa Research Experiences for Undergraduates en Georgia Institute of Technology. Precisamente, en esa institución se encamina su nuevo rumbo, ya que fue admitido al programa doctoral en Ingeniería Eléctrica y Computadoras.
"Para mí es un honor recibir el premio. Siempre había querido estudiar en el Colegio y me siento feliz de haber terminado de esta manera. Espero que, en conjunto con los otros galardonados, podamos servir de ejemplo de que el Colegio es difícil, pero no imposible, y de motivación para los estudiantes que aún continúan sus estudios. Tengo que agradecer a mis padres, mi hermano, mi familia y compañeros por todo su apoyo. No hubiese podido hacerlo sin ellos", puntualizó el joven de 22 años.
Adrián también se convirtió en el ganador del Premio al mejor estudiante del Departamento de Ingeniería de Computadoras.