Ofrecer a los estudiantes de escuela superior la oportunidad de conocer lo que conlleva una carrera en la ingeniería es el objetivo primordial que, por los pasados 20 años, ha cumplido el Programa Residencial de Introducción a la Ingeniería del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), mejor conocido como campamento de preingeniería.
Así lo afirmó a Prensa RUM, el doctor Manuel Jiménez, director de la iniciativa, quien explicó que otro propósito de la actividad es que los alumnos, específicamente los del grado 11, puedan saber las diferencias entre las siete diferentes disciplinas de ingeniería que se ofrecen en el Recinto.
“Ese es uno de los atractivos que tiene el campamento de preingeniería que expone a los estudiantes a lo que es cada una, no solamente dándole charlas y orientaciones, sino que tienen la oportunidad de trabajar en talleres que son representativos de la actividad que realiza el ingeniero”, sostuvo el también decano asociado de Asuntos Académicos de Ingeniería.
Este año, un total de 80 estudiantes de toda la Isla se dividió -40 en cada una- en dos sesiones durante el mes de junio para tomar los seis talleres prácticos y educativos, y las charlas informativas en las que consiste el campamento. Los adiestramientos, que fueron ofrecidos por profesores y estudiantes graduados del Recinto, trataron sobre las ingenierías: Eléctrica, Industrial, Mecánica, Química, de Computadoras, y Civil y Agrimensura. Asimismo, las orientaciones giraron en torno a el proceso de admisión a los mencionados programas “de tal manera que ellos sepan qué cosas necesitan hacer ahora en su último año de escuela secundaria para que puedan exitosamente solicitar y ser admitidos”, precisó el doctor Jiménez.
“Por ejemplo, en el taller de Ingeniería de Computadoras, van a diseñar unos pequeños juegos con robots y tienen que desarrollar los programas con los cuales van a correr los robots. En el caso de los Ingeniería Civil y Agrimensura interactúan con profesores y estudiantes graduados desarrollando unas estructuras de edificios que sean resistentes a terremotos y se les da un poco de teoría de cómo es que deben construir esas estructuras para que puedan aplicarlo”, explicó.
Precisamente, Andrea Rodríguez Fraticelli, estudiante de la Southwestern Educational Society, mejor conocida como Seso, en Mayagüez, describió como increíble su experiencia durante el campamento.
“He conocido un montón de gente y he aprendido un montón. Solamente llevamos dos días y siento como que llevo un mes con ellos. En verdad, es algo que nunca se me va a olvidar y voy a sacarle mucho provecho”, sostuvo. Agregó que, aunque aún no decide cuál de las ingenierías va a estudiar, su deseo es entrar al Colegio en Mecánica, Civil o Química.
Mientras, Giovanni Soto Pérez, de la Academia del Carmen en Carolina, también se visualiza estudiando en el RUM, específicamente en Ingeniería Civil.
“Es la que más me llama la atención porque mi papá y mi tío son contratistas y desde chiquito los he visto construyendo”, señaló.
Para los estudiantes del Recinto que participan como mentores también ha sido una experiencia enriquecedora porque pudieron compartir sus experiencias académicas con los futuros colegiales. Es fue el caso de José Rivera, del Departamento de Ingeniería Civil y Agrimensura, quien les compartió sus vivencias como miembro del equipo de diseño sísmico de ese programa.
“Les he contado sobre cómo el Colegio me ha ayudado a crecer como profesional, cómo me ha ayudado a exponerme en conferencias y en las mismas competencias profesionales de Ingeniería Civil en todo Estados Unidos. Esa es la oportunidad que tiene Mayagüez, que te integra con otras universidades y es la única en Puerto Rico que ofrece esto. Es nuestro deber (como estudiante del RUM) dejar saber a los próximos que vienen, que pueden involucrarse y dejar ese granito de arena en ellos”, manifestó.
Cada sesión del campamento se prolongó durante una semana en la que los jóvenes pernoctan en el Colegio y participan en una intensa agenda de actividades diarias que comenzaba a las 7:00 de la mañana y culminaba a las 9:00 de la noche. Por ello, los participantes fueron cuidadosamente seleccionados de acuerdo con su rendimiento académico y su actitud hacia lo que es la ingeniería, según sostuvo el doctor Jiménez. Los solicitantes entregaron una transcripción de créditos, tomaron una prueba y escribieron un ensayo sobre lo que ellos esperan de la profesión de la ingeniería.
“Entonces, se evalúan y los que están al tope de esa evaluación son los que son admitidos”, informó.
Destacó que, aún cuando no cuentan con estadísticas oficiales en torno a la cantidad de participantes del campamento que han entrado a estudiar ingeniería, estas dos décadas de promover esa profesión han identificado “muchos de los que estuvieron con nosotros, estudiando en el Recinto”.
“La expectativa de esas futuras estadísticas es encontrar una proporción alta de los estudiantes del campamento dentro de los admitidos en nuestro programas de Ingeniería”, puntualizó.
Video reportajes disponibles en:
20ma edición del Campamento de Preingeniería del RUM
