Hace una década, la meta era cautivar a más féminas hacia la carrera de la ingeniería mecánica y contrarrestar el estereotipo que enmarca esta profesión exclusivamente en la figura masculina y el arreglo de autos. Este verano, no solo celebraron 10 años de cumplir esa misión, sino que ya ven los frutos al contar con líderes en el proyecto y graduar de bachillerato en esa disciplina a muchas de sus egresadas.
Así quedó evidenciado en la décima edición del Campamento de Verano que organiza el Departamento de Ingeniería Mecánica (INME) al que se unieron 38 alumnos de escuela superior de Puerto Rico, en búsqueda de reafirmar su vocación académica y experimentar la vida estudiantil del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Año tras año, la iniciativa refuerza sus requisitos de excelencia, que exigen a los más de 200 solicitantes un promedio general de 3.50 o más, haber aprobado con A o B cursos de matemáticas en álgebra y geometría, así como un escrito en el que deben explicar por qué aspiran a formar parte de la vivencia.
"Desde el 2004, cuando comenzamos, el propósito sigue siendo motivar a más féminas a estudiar ingeniería mecánica y dar a conocer la profesión como lo que es", reiteró la doctora Lourdes Rosario, coordinadora del proyecto, al tiempo que destacó que a lo largo de la trayectoria pudieron ampliar la oferta a dos semanas, una para las chicas e integraron un grupo de varones.
De hecho, esta versión contó con 21 hombres y 17 mujeres, constatando así su éxito y acogida en los preuniversitarios de ambos géneros. Según agregó la también catedrática de INME, una de las más grandes satisfacciones es haber contado con participantes que regresan al campamento en calidad de mentoras ya como colegiales de INME. Igualmente, ya muchas de estas jóvenes han logrado culminar o están en vías de completar sus bachilleratos en esa rama.
Un ejemplo viviente de lo anterior es Keyla Del Valle, alumna en quinto año del mencionado departamento, quien inició en el proyecto en el 2009 como campista, luego como líder facilitadora una vez entró al Colegio, y ya está próxima a graduarse como ingeniera mecánica.
"Esa experiencia me convenció de que esto era lo que yo quería estudiar y cuando llegué aquí sabía que quería trabajar en el campamento para poder dar esa seguridad a otras muchachas. Les quitas ese estereotipo de que esto es bregar con carros, les enseñas lo abierto que es ese campo donde pueden trabajar", reflexionó, al tiempo que aseguró que ha sido interesante ver los distintos roles que ha ocupado en su paso por la iniciativa.
"Me encanta cuando vuelven y veo más chicas en Mecánica, se siente bien saber que estás teniendo un efecto en ellas", expresó Keyla, quien aspira a trabajar en la industria tan pronto se gradúe del Recinto.
Por otro lado, según explicó la doctora Rosario, el itinerario de esta edición incluyó diversas oportunidades educativas como parte del componente académico en el que se pretende ofrecer un panorama general de la disciplina para beneficio de los campistas.
"Entre las actividades tenemos lo principal, el taller de robótica con los Lego Mindstorms, donde los participantes construyen unos modelos de robot como si fueran unos carritos y los programan para que estos sigan una trayectoria como parte de una competencia. Además, reciben conferencias sobre otras áreas como la manufactura, ciencias termales, bioingeniería y materiales", agregó la profesora.
Los 38 preuniversitarios también obtuvieron información de primera mano sobre los proyectos especiales de los colegiales, algo que llamó mucho su atención y que refuerza el concepto de trabajo en equipo. Asimismo, pudieron interactuar con sus pares líderes y profesionales de la ingeniería.
Lizbeth Marie Soto Valentín, de San Juan; Gabriela Alfonso Morales, de Aguadilla; Jomar Ramírez Vázquez, de Toa Baja; y Sydney Joshua Serrano Vargas, de Guaynabo integraron el grupo de los talentosos admitidos a la edición del décimo aniversario que se dividió del 2 al 7 de junio para las futuras Juanas, y del 9 al 14, para los Tarzanes.
Todos los entrevistados por Prensa RUM resaltaron los beneficios que les brindó el campamento, sobre todo porque pudieron reafirmar sus intereses vocacionales.
"Siempre mi fuerte ha sido la matemática y la ciencia. Desde hace muchos años he tenido la emoción de querer entrar al Colegio de Mayagüez, sería la primera de la familia. Al ver esta oportunidad, la encontré interesante y me di a la tarea de entrar y ver si me ayuda a abrir puertas y adquirir nuevas experiencias", dijo Lizbeth Marie, de la Escuela del Deporte en San Juan, quien ya está convencida de querer adoptar la Ingeniería Mecánica como carrera.
Igualmente le ocurrió a Gabriela cuya excelencia en las áreas de ciencia y matemáticas la llevaron incluso a solicitar varios campamentos. No obstante, esta discípula de la Carib Christian School en Aguadilla, está feliz de haber sido admitida en este por el cúmulo de información que adquirió y que de seguro la ayudará en todas las facetas de su vida.
"Ha sido muy interesante y me ha gustado todo lo que he visto. De los cursos que nos han dado, me gusta mucho el de diseño porque yo dibujo. Me parece buena idea estudiar esta carrera, yo considero que no tiene que ser solamente para los hombres, al contrario, las mujeres deben considerarla también, hacen falta aquí", manifestó Gabriela.
Por su parte, a Jomar, de la Christian National Academy en Levittown, siempre le atrajo desde niño construir y desmontar juguetes y artefactos para descubrir cómo funcionaban, por eso identificó desde temprano una de sus pasiones profesionales.
"Decidí apuntarme para aprender un poquito más de como es la ingeniería. Considero el campamento como una experiencia que me puede ayudar en el futuro para venir aquí y estudiar. Realmente, una bendición porque de tantas personas que solicitaron escogieron a 20 y yo fui uno, así que me siento bien especial en poder participar", confesó Jomar, también inclinado hacia la Mecánica.
Otro joven que recibió influencia por la carrera temprano en su vida fue Sydney Joshua, ya que su tío es ingeniero mecánico y egresado colegial, una gran inspiración para este joven del Colegio Nuestra Señora de Belén en Guaynabo.
"Siempre que voy a su casa tiene un invento nuevo y me impresiona ver eso. Decidí venir este verano, ya que quería buscar esa emoción para hacer cosas nuevas e inventar", admitió Sydney, quien describió la experiencia como una "inolvidable".
Los participantes varones, quienes casualmente disfrutaron durante su semana de los juegos finales de la NBA y la inauguración de la Copa mundial de soccer FIFA 2014, se divirtieron además con varias actividades extracurriculares, como una salida al cine, voleibol, baloncesto, tenis y natación en las piscinas del Complejo Natatorio colegial. Como de costumbre, Nilsa París, una de las colaboradoras en esta iniciativa, tuvo a su cargo ese componente recreativo, que tanta acogida tiene entre los jóvenes.
"La idea es darles conocimiento sobre cómo ellos se deben manejar en la vida universitaria, una experiencia donde además de la parte académica, cuentan con la de relajación porque hace falta también descansar la mente", destacó la doctora Rosario, al tiempo que enfatizó en la relevancia de estos foros a temprana edad y la contribución de su campamento por la pasada década.
"La idea es que aprendan sobre las diferentes profesiones y que todos salgan satisfechos de que conocen lo que es la carrera y que eso les abra la mente para explorar futuras oportunidades en otros campamentos; que nunca se rindan y que siempre luchen por sus metas", puntualizó.