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ˇAgradecidos por los alimentos!

Por Azyadeth Vélez Candelario (yadeth@uprm.edu)
PRENSA RUM

miercoles, 26 de noviembre de 2014

“Mi experiencia fue muy traumática. Lo que había en mi alacena era un paquete de coditos y un pote de salsa italiana y eso era todo lo que tenía para comer, una vez al día, para toda la semana”.

Con la emoción a flor de piel -sus lindos ojos claros y llorosos y su dulce voz temblorosa lo atestiguan- Ana, nombre ficticio para proteger su identidad, rememora los tristes días que, a principios de este semestre, vivió por no contar con dinero para alimentarse.

La estudiante de segundo año de un programa del Colegio de Artes y Ciencias del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), y natural de un pueblo del este de la Isla, describe la cruda realidad que hasta afectó su salud -ahora padece de anemia- y casi estuvo a punto de trastocar su desempeño académico.

“A veces también tenía un paquetito de sopas para todo el día, pero yo decía que si me duermo, no voy a pensar en hambre, no voy a tener esa necesidad de comer”, narró la joven. Y aunque viene de un hogar amoroso, en la actualidad, su papá está desempleado, su mamá es maestra “y para pagar todo en la casa se le hace difícil a mami porque es un solo sueldo”.

“Ella solo me podía dar una semana las sopas y la otra, la caja de coditos”, sostuvo con pesar.  La chica se vio inmersa en esa pesadilla por problemas burocráticos con su beca Pell, pero vio finalizada su tribulación gracias a Come Colegial, una asociación estudiantil cuya misión es proveer alimentos a estudiantes necesitados y que acudió a su rescate y al de otros alumnos que, lamentablemente, sufren circunstancias similares a la de Ana.

En entrevista con Prensa RUM, Fabiola Medina, presidenta de la organización, explicó que se percató de las situaciones de decenas de colegiales a través de las redes sociales. Por ello, la también alumna de segundo año de Sicología se aprestó a reunir a un grupo de compañeros que la apoyaran en su esfuerzo.

Tal fue el caso de los miembros del Consejo de Estudiantes de Ingeniería, quienes les donaron $250 para realizar la primera actividad, que consistió de un almuerzo que llevaron a cabo en mayo pasado y que les sirvió de prueba para conocer cuántos jóvenes necesitaban realmente la ayuda.

“Y al ver que fueron 120 estudiantes, nos alarmamos y decidimos hacer algo más que simplemente entregar almuerzos”, precisó.

Así fue que Fabiola, junto con 25 voluntarios que también reclutó a través de las redes sociales y con su consejera, Lucy Serrano Gastón, oficial administrativo de la Oficina de Estudios Graduados, se dieron a la desinteresada y loable tarea de reunir donaciones monetarias para los almuerzos y hasta para la compra de alimentos no perecederos. Estos últimos se los reparten a los colegiales necesitados que son referidos por dependencias como las oficinas del Decano de Estudiantes, Calidad de Vida, Asistencia Económica, la Procuradora Estudiantil y el Departamento de Servicios Médicos, entre otras.

Además de las compras semanales y de la celebración de almuerzos y cenas, los voluntarios se han enfrascado en la organización de otros eventos como talleres y clases de salsa, a través de los cuales recolectan dinero para cumplir con la misión que muy bien describen en su lema, Come Colegial, no te quedes con hambre.

“Estamos súper felices, el apoyo ha sido masivo por parte de otras organizaciones estudiantiles y de entidades privadas”, dijo por su parte, William McCormick, voluntario de Come Colegial y quien cursa el quinto año de Ciencias Políticas.

“Este es mi último año y yo no quería irme de aquí sin hacer algo positivo por mis compañeros, porque conozco de cerca la necesidad de muchos y por el Colegio, que tanto nos brinda a nosotros y para regresarle a la gente todo el cariño que uno ha recibido en casi cinco años, ya culminando mi bachillerato”, apuntó con visible regocijo.

Coincidió con William, Bárbara Valentín, de segundo año de Sistemas de Información, quien indicó sentirse muy orgullosa por la ayuda que brinda a sus compañeros.

“Me hace sentir grande como persona el que ellos vengan a nosotros y poder ayudarlos”, expresó con satisfacción la joven, quien es secretaria de la organización.

Los chicos son aconsejados y animados en su encomiable y admirable tarea por la siempre dinámica Serrano Gastón, quien es plenamente conocida por su desprendimiento cuando de cooperar con el prójimo se refiere.

“El apoyo ha sido impresionante, no me lo esperaba y ha sido tanto de la comunidad universitaria: profesores, personal administrativo, como de personas fuera del Recinto, de Estados Unidos; ha sido tremendo”, expresó.

Agregó que, en los comienzos de Come Colegial, se entregaban 60 compras semanales a los estudiantes, pero que en la actualidad, son 35 los que reciben el beneficio de forma fija, “porque los otros, voluntariamente nos han informado que ya están bien, para que otros puedan recibir la ayuda”. Las compras contienen alimentos no perecederos como cereales, carnes enlatadas y jugos, entre otros.

Al igual que los voluntarios de la Asociación, esta dedicada trabajadora colegial se mostró sorprendida con la cantidad de casos de alumnos que estudian en el RUM en situaciones económicas precarias.

“La mayoría de los casos son bien particulares y hay muchos impactantes, como de matrimonios, o que no cualifican para becas, ni para ayudas del gobierno”, dijo.

Ese es el desgarrador caso de pobreza extrema de un estudiante de maestría, natural de un municipio del oeste del país, quien no tiene familiares, solo a su progenitora, que por su delicado estado de salud y debido a los especializados cuidados que requiere y que el joven ya no le pudo dar –porque en su hogar tampoco tenían para pagar los servicios de agua y energía eléctrica-, se encuentra recluida de manera permanente en un asilo.

José, nombre ficticio para proteger su identidad, solo cuenta con la ayuda económica que le provee su estipendio como jornal, el que utiliza para pagar a plazos su matrícula, por lo que antes de recibir los beneficios de la Asociación, sus necesidades alimentarias eran suplidas por uno de sus profesores.

“Si no hubiese sido por ese profesor, hubiera pasado hambre porque por experiencia te digo que es bien difícil ir a estudiar con el estómago vació”, aseguró.

Añadió que Come colegial ha sido su salvación ya que le ha dado apoyo, no solo con comidas, sino en lo emocional.

Y aunque no existen cifras exactas de la cantidad de jóvenes del RUM con este tipo de necesidades económicas apremiantes, la Administración Universitaria se encuentra trabajando en un estudio socioeconómico con el propósito de determinar el perfil de necesidades de estos alumnos.

Así lo informó a Prensa RUM, el doctor Francisco Maldonado Fortunet, decano interino de Estudiantes, quien indicó que su oficina lleva las riendas de la iniciativa en coordinación con la Oficina de la Procuradora Estudiantil, Larissa Hernández. En el esfuerzo también participan catedráticos de Ingeniería Industrial, Ciencias Sociales y de la Oficina de Investigación Institucional y Planificación.

“Esto surge por un deseo de entender y conocer cuáles son las condiciones reales de nuestros estudiantes en el Recinto, que nos ayuden a identificar alternativas para proveerles soluciones a sus problemas más apremiantes”, aseguró el Decano.

De hecho, aclaró que ya su dependencia ofrece vales de comida, hospedajes y otras ayudas a colegiales que van en busca de apoyo, pero esta información se brinda y se mantiene de forma confidencial.

Mientras, tanto Ana como José no escatimaron en elogios para los miembros de la Asociación y expresaron que no tienen palabras suficientes para agradecer todo lo que con tanta generosidad Come Colegial ha hecho por ellos.

De hecho, José está tan agradecido que, pese a todos los obstáculos que ha tenido que enfrentar, su ánimo para continuar con sus estudios doctorales ha resurgido por todas las bendiciones que ha recibido de su compañeros colegiales.

“Yo espero que se me dé con el favor de Dios”, afirmó esperanzado.

Por su parte, Ana asegura que la Asociación “es muy grande, no solo para nosotros los colegiales, sino para el pueblo de Puerto Rico”.

Si usted desea hacer un donativo y conocer más sobre Come Colegial, puede visitar su página en Facebook o escribir a comecolegial@gmail.com


  • En el orden acostumbrado: Victoria Cabán, voluntaria; Fabiola Medina, presidenta; Bárbara Valentín, secretaria; Lucy Serrano Gastón, consejera; y William McCormick, otro de los voluntarios de la organización.<br>Carlos Díaz/Prensa RUM
  • La Asociación entrega semanalmente 35 compras, de forma permanente, a estudiantes necesitados.<br>Suministrada
  • Además de las compras, <em>Come Colegial<em> realiza cenas y almuerzos para alumnos necesitados.<br>Suministrada
En el orden acostumbrado: Victoria Cabán, voluntaria; Fabiola Medina, presidenta; Bárbara Valentín, secretaria; Lucy Serrano Gastón, consejera; y William McCormick, otro de los voluntarios de la organización.<br>Carlos Díaz/Prensa RUMLa Asociación entrega semanalmente 35 compras, de forma permanente, a estudiantes necesitados.<br>SuministradaAdemás de las compras, <em>Come Colegial<em> realiza cenas y almuerzos para alumnos necesitados.<br>Suministrada

SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=3087