“Recuerdo que el primer día, cuando llegué al Proyecto Siempre Vivas y las compañeras que estaban allí presentes me echaron la mano, yo sentí como que eran dos ángeles dándome un apoyo. Uno empieza a romper el silencio, las compañeras te entienden, te dan consejos. Yo no sabía si irme a psiquiatría o si me iban a llevar presa por soportar tanta violencia y reaccionar a ella. Tenía mucho miedo. Lo que yo tenía era maltrato físico, verbal y emocional. Hace ya como un año, a la pareja que yo tenía, le dieron una pela, prácticamente lo dieron por muerto y ahí es que tomo la decisión de separarme. Tuve que batallar también con la condición de él en un hospital que no es nada agradable, pero una vez empezó a caminar y hacer sus cosas por sí mismo, pues ahí decido que él se quede con su familia y yo salir adelante con mis hijos”.
Esa es parte de la conmovedora historia de Grisel, quien por 11 años estuvo en una relación de maltrato y con el respaldo del grupo de apoyo Siempre Vivas, iniciativa adscrita al Centro de Investigación Social Aplicada (CISA) del Departamento de Ciencias Sociales del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), pudo encontrar valor para dejar atrás esa nefasta situación.
Ella relató su historia, durante el Encuentro por la paz de las mujeres del oeste, actividad coordinada por la Facultad de Artes y Ciencias en colaboración con el Proyecto Siempre Vivas, que dirige la profesora Luisa Seijo Maldonado, catedrática de CISO.
El evento educativo, que se llevó a cabo el lunes, 24 de noviembre en Celis, sirvió como preámbulo al Día de No más Violencia contra las Mujeres, que año tras año se conmemora el 25 de noviembre, en memoria de las hermanas Mirabal de la República Dominicana, quienes fueron asesinadas por su activismo en contra de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
También Wanda narró su experiencia con su pareja que, según indicó, tuvo la intención de hasta asesinarla.
“Llevo en el proyecto como seis meses. Estuve con un hombre que me maltrató. Yo llegué con un yeso porque me quiso matar. Fue muy triste, porque yo nunca había vivido en violencia doméstica hasta ese día. Pude salir de esa relación, con miedo porque esa persona era un sicario, para mí fue bien difícil. Cuando pasó todo el proceso, encontré el Proyecto Siempre Vivas que me ha ayudado y me ha extendido la mano. No es fácil porque tengo muchos sueños. Yo estoy estudiando ahora mismo y a pesar de todo lo que me ha pasado, me he mantenido en pie. De verdad que no es fácil, porque a veces tú tienes tus altas y tus bajas, pero sí se puede. Y yo sé que hay mujeres que no rompen el silencio y se quedan en lo mismo, pero yo sí me atreví a hablar. Al tipo le echaron nueve años y le doy gracias a Dios, en esa parte, estoy más tranquila. ¡Este es mi momento!”, sostuvo.
Asimismo, Lizzette compartió su historia en la que dominó el maltrato psicológico.
“Yo llegué a Siempre Vivas hace como dos meses. He sido víctima de violencia en par de ocasiones, ya que hace 19 años fui violada y tengo un hijo producto de esa situación. Lo superé. No me arrepiento de mi hijo, Dios sabe porqué hace las cosas. Luego, estuve 10 años con el padre de mi hijo pequeño, pero no fue una relación de violencia física como tal, sino emocional y comprendí que era peor. Prefería mejor veinte cantazos, que emocional y mentalmente me dañaran tanto. Llamé a la Procuradora y le dije: ‘yo necesito una psicóloga’. Ya no aguantaba más, ya no podía… llegó el punto en que el miedo, aunque yo sabía que él no me iba hacer nada, pero las palabras me paralizaban. Cuando llegué a Siempre Vivas, y lo que llevo es poco tiempo, pero de mentalidad cambió por completo… en estos momentos me siento dueña de mis actos”, puntualizó.
Por su parte, Marisol, quien ya ha encaminado nuevos proyectos, indicó: “Siempre tuve la esperanza de que una puerta se iba a abrir y me iba a sacar de todo esto, y el Proyecto Siempre Vivas fue un arma poderosa que yo utilicé para salir de esto (maltrato), para decir más adelante hay vida, hay esperanza, sí se puede”.
Precisamente, estos testimonios dan fe del respaldo que ofrece la iniciativa que comenzó por gestión de estudiantes del Recinto en el 1997 y desde entonces ha beneficiado 700 féminas.
“Nosotros decimos que ellas son nuestras maestras porque son las que nos enseñan lo que es la energía, lo que es la fuerza, lo que es tener esa fortaleza y ese compromiso con la vida de ellas y con la de sus hijos y sus hijas”, expresó Seijo Maldonado al hacer un recuento histórico de la propuesta.
El Proyecto Siempre Vivas, cuenta con los servicios de grupos de apoyo a través del modelo de autoayuda.
“Trabajamos con ellas y enfatizamos en sus fortalezas, impactamos tanto a las mujeres fuera del Recinto, como las de la comunidad universitaria”, agregó.
La catedrática compartió los hallazgos de un estudio que hicieron que reveló que la mayoría de las víctimas recibe una combinación de violencia física y emocional.
“La violencia incluye el maltrato, la desigualdad, los golpes, los insultos, la agresividad, el maltrato de grado físico, y el maltrato emocional, que puede ser más terrible que el físico, faltar el respeto, la represión, el poder y control sobre las mujeres”, enfatizó Seijo Maldonado.
En el Encuentro participaron damas de varias organizaciones cívicas y de ayuda de Mayagüez. También estuvo presente el doctor Manuel Valdés Pizzini, decano interino de Artes y Ciencias.
Mientras, los integrantes del Círculo Estudiantil de las Ciencias Sociales (CESISO), ofrecieron, el martes, 25 de noviembre el foro titulado Violencia de género: mujeres y su realidad social. Tanto Seijo Maldonado como Raquel Delgado Valentín, del proyecto MATRIA, compartieron sus perspectivas sobre este mal social sobre el cual nuevamente hicieron el llamada de “no más, no más”.
Video reportajes disponibles en:
Llamado a la No más violencia contra la mujer
