Una publicación en la que su autora desnuda su alma. Se trata de una colección de relatos en los que se conversa entre otros, sobre amores, desamores, la injusticia, la violencia y el día a día de las personas con impedimentos. Esa es la propuesta que trae la doctora Carmen Ángela López Álvarez, catedrática del Departamento de Español de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Ponce, con sus Cuentos para reflexionar y reír.
Con esta antología López Álvarez se inicia dentro del género del cuento al experimentar con el relato breve como vehículo para atrapar a sus lectores y sorprenderlos con los finales inesperados con los que concluyen, y por qué no, entretenerlos entre el razonamiento y la risa.
“Los once cuentos presentan múltiples voces narrativas, son observadores omniscientes que ofrecen diferentes puntos de vista. Son textos que llevarán a los lectores a pensar, pero también a reír”, afirmó la catedrática durante la presentación de la obra en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la UPR.
Títulos como: Tu dama duende, Te daría un hijo, Querido Dios, y Hoy lo vi, entre otros, son algunos de los que integran la colección. De entre ellos, la autora resaltó: Mi querido profesor y Lo único que te debo. Del primero comentó que sus colegas pueden identificarse con él por la narración, mientras que el segundo recoge el reclamo de un hijo por la falta de atención de su padre, quien lo abandonó por ser diferente. Este también contó con la influencia de La carta de José Luis González.
El doctor Carlos I. Hernández Hernández, catedrático de Ciencias Sociales en el Recinto, destacó la influencia de la música en los apólogos en su ponencia Historia y memoria: Cuentos para reflexionar y reír.
El texto comienza con La noche que Clemente murió, en la que la voz narrativa recoge el dolor que experimentaron los puertorriqueños tras la muerte del beisbolista Roberto Clemente durante la Navidad de 1972. Este hecho transformó la festividad en una muy triste y es en el que Hernández Hernández fundamentó su tesis de que no se puede distinguir dónde empieza la historia y dónde culmina la literatura.
En él también se hilvana el aspecto musical al presentar el estribillo festivo de: “A las dos de la mañana, nos comimos un sopón, y se nos pegó un dolor, allá por la madrugada”. De acuerdo con el crítico, “los relatos están salpicados de música, historia, literatura y sirven de pies forzados a la creación de esta obra”.
Otros cuentos en los que también está presente la música son: Querido Dios, y Si tuviera a Carlos Vives. Para Hernández, la presencia del estribillo de la plena Desilusión de Rafael Torres en Querido Dios, “da paso a un serio reclamo de la narradora por descifrar una estela de injusticias, iniquidades, desafueros que al parecer no tienen respuesta, ni razón de ser”.
De manera similar, en Si tuviera a Carlos Vives, el crítico observó que la canción Tú tienes la llave de mi corazón sirve además para afrontar la nostalgia que puede traer consigo la emigración. Mientras que, el erotismo se presenta en Tu dama duende y Te daría un hijo.
Cuentos para reflexionar y reír es la propuesta de la autora para cuestionar las estructuras existentes y reiterar su compromiso social.