Mil millones de personas en el mundo se van a dormir cada noche con hambre, mientras exactamente la misma cantidad de gente toma diariamente medicamentos para bajar sus niveles de colesterol o contrarrestar la alta presión arterial. Esa contradicción es solo un ejemplo de los múltiples retos que enfrenta la agricultura de este siglo que debe desafiar el cambio climático, la disminución de recursos, la degradación ambiental y el aumento en el urbanismo para brindar suficientes alimentos a cerca de los 9 mil millones de ciudadanos que se proyecta habitarán el planeta en unos 35 años.
Sobre ese tema giró la conferencia Setting the Table for a Hotter, Flatter, More Crowded Earth que se ofreció la semana pasada en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) a cargo del doctor Sonny Ramaswamy, director del Instituto Nacional de Alimentos y Agricultura (NIFA) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Su visita se dio en el marco de la misión de esa agencia, que supervisa los fondos asignados para cubrir las necesidades de los agricultores y productores agrícolas, y que es responsable además de incentivar la investigación y educación, así como consolidar subvenciones científicas en universidades por concesión de tierras o land grant.
"Es importante para nosotros, ya que es la primera vez que un director de NIFA nos visita oficialmente para dialogar sobre los distintos proyectos futuros de la agencia y para presentarnos la relevancia de la agricultura en el mundo hoy día", reiteró el doctor David Padilla Vélez, decano interino del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA).
Precisamente, el conferenciante comenzó su ponencia con una reflexión del momento histórico que se vive con un crecimiento vertiginoso de habitantes en un entorno lleno de dificultades perversas o, como catalogó en su presentación, wicked problems. Algunos de estos desafíos incluyen la cantidad de alimentos, el abastecimiento de agua, la energía, la salud y la pobreza.
El doctor Ramaswamy planteó la pregunta de si en el contexto del cambio climático y reducción de recursos esenciales como el agua y los terrenos, se podrá proveer comida, ropa y albergue para todos los seres sin causar devastación al ambiente, una premisa en la que existe una alta expectativa. Agregó que aunque se cuente con la más adelantada tecnología, quienes toman las decisiones finales son seres humanos que necesariamente no logran ponerse de acuerdo.
"Son básicamente retos sociales, ya sea la seguridad alimentaria, la nutrición, la obesidad, entre otros, se puede seguir su rastro y lidiar con ellos, pero, por alguna razón, no estamos siendo capaces de utilizar nuestros recursos intelectuales y monetarios porque muchos de los esfuerzos se cuelgan y comienzan las fricciones y discusiones. Por eso creo que los jóvenes pueden mirar estas situaciones y conseguir atajarlas. Creo que si hay algo que debe hacer el Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico es demostrar a esta generación la importancia crítica de su conocimientos, de sus destrezas para enfrentarse a estos problemas", aseguró el funcionario en un aparte con Prensa RUM.
De hecho, según contó, esta no fue su primera visita al Recinto, donde ya había comparecido antes en calidad de académico. Antes de ser nombrado director de NIFA, se desempeñó como decano del Colegio de Ciencias Agrícolas y la Estación Experimental Agrícola de Oregon State University. En sus más de 30 años de carrera en cuatro universidades land grant, ha tenido a su cargo diversos puestos administrativos como director de estaciones experimentales, director de departamento y decano. El funcionario posee un doctorado en Entomología de Rutgers University, mientras sus grados de maestría y bachillerato los obtuvo en la Universidad de Ciencias Agrícolas en Bangalore, India, país de donde es oriundo.
El doctor Ramaswamy mencionó en su ponencia algunos de los retos que enfrenta el sistema de agricultura en este siglo como, por ejemplo, la competitividad en ese campo para mejorar la capacidad de cultivos, la productividad de las fincas, la cadena de suplidores, el almacenamiento y la transportación. De igual manera, destacó como desafíos la huella ecológica con el cambio climático, la bioeconomía y la salud, renglón en el que se contempla la nutrición, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la pobreza, entre otros.
Una atenta audiencia, reunida en el anfiteatro del Edificio de Administración de Empresas, escuchó los planteamientos del experto que detalló una serie de factores biológicos y no biológicos que definen, en gran medida, el curso de la agricultura. Mencionó la tolerancia del calor, la cantidad de especies disponibles y las que se utilizan como alimento, el uso del nitrógeno y del agua en las cosechas, el cambio climático, la cuantía de aerosoles a nivel global y el deterioro de los cuerpos de agua en todo el planeta.
Asimismo, el director de NIFA habló sobre las impresionantes cifras de pérdida de alimentos en los países en vías de desarrollo versus los países desarrollados como Estados Unidos en donde se pierden 131 mil millones de comida al año. Según explicó, eso se traduce en 1,200 calorías al día, un número alarmante si se considera que unas 50 millones de personas mueren de hambre al año.
Para concluir su presentación, el entomólogo destacó algunas de las vías que serán necesarias para enfrentar el grave problema desde distintas perspectivas como la política pública, la tecnología, a nivel social y económico, entre otros. Luego de saludar personalmente a cada uno de los asistentes, en su mayoría estudiantes, el también egresado del Harvard University's Management Development Program, habló de las oportunidades de becas y subvenciones para investigaciones que ofrece su agencia.
"Fue muy bueno ver a tanta gente joven, yo diría que más de la mitad eran estudiantes y esa es la mejor parte porque ellos son el futuro de la humanidad. Esta presentación que ofrecí es en el contexto del crecimiento de la población en los próximos 30 a 40 años. Yo no estaré vivo para entonces, pero la generación que estuvo hoy en la audiencia, así como otras a las que me he podido dirigir alrededor de Estados Unidos, serán parte de esa conversación sobre cómo ejecutar y alcanzar esas soluciones para lograr alimentar al planeta", puntualizó.
El Instituto Nacional de Alimentos y Agricultura, cuyo presupuesto el pasado año fue de $ 1.35 mil millones, provee fondos para apoyar a las estaciones experimentales y los programas de extensión, así como oportunidades competitivas para investigaciones. Precisamente, la segunda parte de su visita concluyó con una charla con la facultad sobre algunos de estos proyectos y futuras colaboraciones.