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Crónica de un vestido soñado

Por Mariam Ludim Rosa Vélez (mariamludim@uprm.edu)
PRENSA RUM

viernes, 22 de mayo de 2015

¿Conoces esa sensación de encontrar esa pieza de vestir que te hace sentir como un millón de dólares? Especialmente, si se trata de celebrar un evento especial que marca un paso importante en tu vida.

Esa mañana de domingo, esa ilusión se repitió decenas de veces en una 'boutique' muy particular.

Ya a las 9:00 a.m., la exclusiva tienda, localizada en el vestíbulo del Estadio Centroamericano de Mayagüez, estaba lista para atender a sus primeros clientes. Les dieron la bienvenida. Acto seguido, los recibían con entremeses servidos en sus asientos que flanqueaban la pasarela.

A cada cliente se le dio una atención personalizada, cada uno contaba con un asociado que le ayudaría en esa tarea de buscar el traje perfecto para el baile de graduación para las chicas, y el conjunto más especial para los chicos.

La mayoría eran muchachas que, de inmediato, transitaron por el despliegue de despampanantes vestidos de todos los colores, tamaños, formas, pero que tenían un común denominador: ese resplandor particular que les haría idóneos para una ocasión festiva.

Las selecciones no se hicieron esperar, las asociadas las acompañaban a los probadores para facilitarles el proceso de medirse los atuendos semifinalistas. Y así, en un abrir de ojos, entre cambios de indumentaria y miradas en el espejo, surgía esa inexplicable magia. Ese brillo en los ojos acompañado de una sonrisa que antes de explicarlo con palabras, hablan por sí solos: "Este es mi vestido".

Pero el relato no queda allí, le dije que se trataba de una 'boutique' particular. El bazar también tenía su departamento de zapatos, carteras y accesorios. Así que luego de que las chicas recibían esa certeza interior de que tenían su traje soñado, un nuevo grupo de asociadas les ayudaban para complementarlo con la combinación perfecta.

Les pidieron a las jóvenes, y también a los chicos, que desfilaran por una pasarela en la que recibieron sonoros aplausos de sus familiares y amigos; y se les hizo una sesión fotográfica a la altura de una revista.

En una tienda regular, luego de eso, se trasladaría a la caja y se pagaría, tal vez una suma que fluctuaría entre $ 400 a $ 1,000 (por ofrecer unos números conservadores), mas ya les había advertido que era un establecimiento exclusivo, cuyo motor es la buena voluntad y el pago requerido por los artículos es una sonrisa.

Las gemelas Vanessa y Vangelish Vélez, de 18 años, se disfrutaron al máximo la experiencia. Ellas fueron parte de la clientela de la segunda tanda de la tarde. Ambas se graduarían de cuarto año de la Escuela Eugenio María de Hostos. Vanessa aspira a convertirse en diseñadora de modas, mientras Vangelish, ya fue admitida para estudiar Enfermería en el Colegio.

"Gracias a esta actividad, nos llevamos nuestro traje de prom", exclamaron casi al unísono.

El concepto se llama Vísteme para mi fiesta, una iniciativa del capítulo del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de Med-Life, que preside Dayanara Belén Silva, estudiante de Biología, quien de la mano de la Asociación Estudiantil de Apoyo a las Comunidades (AEAC), organizó el evento.

Impactaron a 55 jóvenes de las escuelas Eugenio María de Hostos y la vocacional Dr. Pedro Perea Fajardo. Es el segundo año que llevan a cabo la iniciativa que les llena de tantas satisfacciones.

"Es una experiencia sumamente gratificante. Este año, por primera vez, incluimos a los varones y aunque fue todo una aventura, estuvo excelente. Se disfrutaron la actividad al máximo. Los y las estudiantes son sumamente agradecidos, ver sus rostros de felicidad y escucharles decir que le encantan sus vestidos es lo mejor que uno puede sentir. Es agotador y requiere mucha organización, pero la respuesta de la gente siempre es excelente. Gracias a las donaciones de las personas, el evento es posible", reflexionó Dayanara.

De hecho, previo al establecimiento de la tienda por un domingo, los colegiales hicieron una campaña de donación de ropa de fiesta, tanto para chicos como chicas. Obtuvieron más de 300 hermosos vestidos, y aunque un número más limitado de indumentaria masculina, la suficiente para suplir a los clientes de ese día.

"Vísteme para mi fiesta es, a mi juicio, la forma más hermosa de brindar esperanza, ejemplo y ganas de salir adelante a estos y estas jóvenes. En esencia, no se trata solo de regalarle ropa para su noche especial sino de recompensar su esfuerzo por haber logrado otra meta, que es graduarse. Es nuestra manera más real de demostrar solidaridad, respeto y admiración a estos y estas jóvenes, que quién sabe por lo que pasaron para lograr tanto. Vísteme para mi fiesta es limpieza del alma con la dosis más alta de felicidad para mi corazón", afirmó, por su parte, Kamille Alexandra Pagán, presidenta de AEAC y estudiante de Ciencias Sociales.

Los otros protagonistas de esta historia son los voluntarios de ambas organizaciones estudiantiles, quienes colaboraron en los esfuerzos de recaudación, en el montaje, en la asistencia a los participantes, y luego, en desmontar la tienda. Estaban uniformados de negro y su disposición de ayudar, acompañada de una sonrisa, siempre estuvo presente.

Todos son estudiantes del Colegio, quienes representan dignamente la vocación de servir que nutren, como decía Kamille Alexandra con "esa dulce esencia de verlos sonreír".


  • 55 jóvenes de las escuelas Eugenio María de Hostos y la vocacional Dr. Pedro Perea Fajardo tuvieron la oportunidad de recibir gratis su atuendo para el <em>prom.</em><br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
  • El concepto se llama <em>Vísteme para mi fiesta</em>, una iniciativa del capítulo del RUM de <em>Med-Life</em>, que preside Dayanara Belén Silva, estudiante de Biología.<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
  • La especial <em>boutique</em> estaba localizada en el vestíbulo del Estadio Centroamericano de Mayagüez.<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
  • Las clientas transitaron por el despliegue de despampanantes vestidos de todos los colores, tamaños, formas, pero que tenían un común denominador: ese resplandor particular que les haría idóneos para una ocasión festiva.<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
  • En un abrir de ojos, entre cambios de indumentaria y miradas en el espejo, surgía esa inexplicable magia. Ese brillo en los ojos acompañado de una sonrisa que antes de explicarlo con palabras, hablan por sí solos: "Este es mi vestido".<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
  • El bazar también tenía su departamento de zapatos, carteras y accesorios. Así que luego de que las chicas recibían esa certeza interior de que tenían su traje, un nuevo grupo de asociadas les ayudaban para complementarlo con la combinación perfecta.<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
  • El equipo de trabajo de <em>Vísteme para mi fiesta</em> constituido por integrantes de las organizaciones estudiantiles del RUM, <em>Med-Life</em> y la Asociación Estudiantil de Apoyo a las Comunidades (AEAC).<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM
55 jóvenes de las escuelas Eugenio María de Hostos y la vocacional Dr. Pedro Perea Fajardo tuvieron la oportunidad de recibir gratis su atuendo para el <em>prom.</em><br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUMEl concepto se llama <em>Vísteme para mi fiesta</em>, una iniciativa del capítulo del RUM de <em>Med-Life</em>, que preside Dayanara Belén Silva, estudiante de Biología.<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUMLa especial <em>boutique</em> estaba localizada en el vestíbulo del Estadio Centroamericano de Mayagüez.<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUMLas clientas transitaron por el despliegue de despampanantes vestidos de todos los colores, tamaños, formas, pero que tenían un común denominador: ese resplandor particular que les haría idóneos para una ocasión festiva.<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUMEn un abrir de ojos, entre cambios de indumentaria y miradas en el espejo, surgía esa inexplicable magia. Ese brillo en los ojos acompañado de una sonrisa que antes de explicarlo con palabras, hablan por sí solos: "Este es mi vestido".<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUMEl bazar también tenía su departamento de zapatos, carteras y accesorios. Así que luego de que las chicas recibían esa certeza interior de que tenían su traje, un nuevo grupo de asociadas les ayudaban para complementarlo con la combinación perfecta.<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUMEl equipo de trabajo de <em>Vísteme para mi fiesta</em> constituido por integrantes de las organizaciones estudiantiles del RUM, <em>Med-Life</em> y la Asociación Estudiantil de Apoyo a las Comunidades (AEAC).<br>Mariam Ludim Rosa/Prensa RUM

SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=3276