Honoris Causa al agrónomo Guillermo Irizarry RubioSon 99 años de edad en los que ha cultivado una fructífera trayectoria profesional que incluyó ser Secretario de Estado, Director de Presupuesto, y Director del Consejo Agrícola, entre otros puestos en el Gobierno de Puerto Rico. El agrónomo Guillermo Irizarry Rubio, quien además se distinguió por ser presidente del otrora Consejo de Educación Superior, entre otras innumerables aportaciones, recibió hoy el grado de Doctor Honoris Causa en Ciencias Agrícolas de la Universidad de Puerto Rico, durante la centésima primera colación de grados del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). "Fue una sorpresa, no lo esperaba, pero alguien creyó que tenía los merecimientos para ello. Nunca lo soñé", indicó Irizarry Rubio, a cuya larga hoja de servicio también se añaden los puestos de ejecutivo de la Compañía de Desarrollo Industrial, asesor del director de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados. Irizarry Rubio es egresado Magna Cum Laude de la clase de 1939 del otrora Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas. En esa ocasión se graduaron 117 alumnos y el polifacético agrónomo fue secretario de la Directiva y redactor de la Aristotelia. En entrevista con Prensa RUM, desde su residencia en Hato Rey, narró algunas vivencias como colegial. "En el Colegio, tuve buenas experiencias porque fui ayudante de un profesor y llegó a tener la confianza de darme a corregir los exámenes de mis compañeros. Yo creo que eso fue una cosa extraordinaria para mí. También, tuve una experiencia muy interesante. Yo tenía un profesor de Química Orgánica que entregaba las notas a cada estudiante desde la más alta después seguía ahí bajando, bajando y bajando. Todo el mundo iba sufriendo, porque según pasaba el tiempo se sabía que la próxima nota era la más baja. Ese día no me entregó la nota a mí y yo pensé: 'no sé que voy a hacer'. Entonces me llamó al frente y dice: 'no le he entregado la nota a Guillermo porque es el primer examen perfecto que he encontrado y se lo quiero dar delante de la clase'. Eso fue un susto grandísimo para mí", recordó el mayagüezano nacido en la Calle 11 de agosto, en el sector conocido como Mayagüecillo de la Sultana del Oeste. Tras su graduación, y, no obstante, la situación económica crítica del país de la década del 30, en la que escaseaba la oferta laboral, debido a su buen promedio, consiguió trabajo inmediatamente en el Instituto de Tabaco que dirigía Carlos Estévez. "Él, en ese momento, quería reclutar gente que fuera a Estados Unidos para especializarse en las distintas ramas de investigación del Instituto que visualizaba para el futuro. Me llamaron para ofrecerme un empleo, que en esa época era una maravilla. Acepté inmediatamente. En el 1939 empieza la Guerra, y te menciono esto porque yo me gradué en mayo, comencé a trabajar en julio y la guerra empezó el 30 de septiembre. Es importante porque cambió todo el panorama del futuro de los jóvenes. Se abrió inmediatamente el servicio obligatorio y teníamos que inscribirnos. Ya, de allí en adelante, comenzaron unas limitaciones que no se podía ir uno a estudiar sin el permiso del Ejército. Eso comenzó a dilatar el plan de Carlos Estévez, pero me desarrollé dentro del Instituto en las áreas de estadísticas, agronomía y en la investigación de enfermedades de las plantas", relató, al recordar su primer trabajo que transcurrió hasta el 1942. En el 1943, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, fue llamado al servicio obligatorio militar de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Rindió su servicio activo hasta el 1946. Luego, tuvo la oportunidad de laborar en la entonces recién creada Administración de Veteranos, en la que trabajó del 1946 al 1949. "Un día me encontré, casualmente en un almuerzo, con el Subsecretario de Agricultura. En ese entonces, se había pasado una Legislación de Transformación de Servicio Público, y la Ley era del 1948 e iban a comenzar los planes de acuerdo con esas leyes. Necesitaban personal técnico y él me hizo un oferta de una beca para ir a estudiar Economía con especialidad de Mercadeo Agrícola", relató. Aceptó y en cuestión de 30 días hizo los trámites para movilizarse a la Universidad del Estado de Luisiana, donde obtuvo, en el 1950, el grado de Maestría en Administración de Empresas con especialidad en Economía y Mercadeo Agrícola. Entre sus abundantes gestas se añade ser miembro fundador del Colegio de Agrónomos de Puerto Rico en 1941. Asimismo, se distinguió por ser asesor de los gobiernos de Honduras y República Dominicana como parte de la Agencia Federal para el Desarrollo Internacional, de Secretario de Salud en la década del ochenta y del director ejecutivo de la Administración de Servicios Médicos de Puerto Rico del 1989 al 1991. En el 1999, el talentoso funcionario publicó el libro Homenaje a don José Irizarry Cruz y doña Cándida Rubio Hernández, en el que rinde tributo a sus progenitores y esboza un recuento familiar de su niñez y juventud en su natal Mayagüez. El 12 de abril de 2016 don Guillermo Irizarry Rubio cumplirá 100 años en los que destaca un prolífico currículo de contribuciones, tanto el servicio público como en entidades de ayuda. "Yo creo que mi mayor aportación es el servicio público y el servicio a la humanidad a través de las instituciones como los Clubes de Leones. Además, los gobernadores (de Puerto Rico) me han dado encomiendas especiales, como por ejemplo, el Consejo General de Educación, organizarlo, presidirlo por cinco años. La petición de que fuera miembro del Consejo de Educación Superior, cuando era el cuerpo rector de la Universidad de Puerto Rico. Todo eso también me trajo en contacto con la educación en general", relató al hacer referencia a su labor en varias administraciones gubernamentales a petición de don Luis Muñoz Marín, Roberto Sánchez Vilella y, más adelante, Rafael Hernández Colón. El próximo 19 de junio, como una iniciativa del Colegio de Agrónomos de Puerto Rico, se develará un sello del Servicio Postal de los Estados Unidos con la imagen de Irizarry Rubio. La estampilla reproduce una pintura en acrílico comisionada al artista Pablo Marcano, en la que aparece el homenajeado en una estampa alegórica de la profesión de Agronomía. Durante los actos de graduación, el ahora doctor Irizarry Rubio ofreció un mensaje de agradecimiento en el que destacó el rol del centro docente más grande del país. "¿Dónde encontrar al estudiante cuyo cerebro está programado a la innovación, al atrevimiento y a la acción? Ese sitio es la Universidad. Anhelo que nuestra sociedad entienda por siempre, la importancia de la Universidad, porque ella es vital para lograr una mejor civilización. Anhelo una Universidad donde el estudiante le tome tanto cariño y respeto, que pueda vencer el abandono con el cual los exalumnos tratamos a la institución. A 100 años de vida universitaria que tiene este Recinto, los exalumnos debiéramos haber contribuido para cubrir sus gastos operacionales. Sin una Universidad de primera clase no lograremos una civilización de primera clase. La Universidad no la hace el gobierno, la Universidad la logra la sabiduría de sus componentes. Que la sapiencia, el buen juicio y la prudencia orienten a quienes hacen la decisiones fundamentales de la Universidad. Reitero mis gracias a esta institución por el alto grado de distinción académica y alta estima a la que me ha elevado", puntualizó. ¿Puede compartir con nosotros una reflexión sobre su ya casi centenario?, preguntó Prensa RUM al concluir la entrevista.
"Yo lo que le doy es gracias a la vida por ser tan generosa conmigo y ser tan generosa con mi familia. El misterio de la vida no lo tiene uno. Está más allá de la voluntad de uno, uno no lo domina, uno no lo crea, uno no lo hace, sino el tiempo. Como dice Ortega: 'uno es el hombre y sus circunstancias', pues, yo soy producto de esas circunstancias", finalizó.
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