El tema del éxodo de talento profesional es el eje principal de la obra Malasangre: La Nueva Emigración, pieza de la década del ochenta del dramaturgo mayagüezano Roberto Ramos Perea y que esta vez subió a escena como una presentación de la clase de Teatro 3092 que dicta la doctora Noemí Maldonado Cardenales, con el auspicio del Proyecto Arte Escénico Colegial (PAEC) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
La obra estrenó con dos concurridas funciones en el Teatrito del Edificio Chardón del Colegio y luego, se movió los fines de semana consecutivos en una histórica gira a la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Ponce, y concluyó en la UPR de Carolina, como parte de su oferta cultural denominada Sinestesias.
Malasangre relata la historia de Luna, una ingeniera recién graduada del Colegio de Mayagüez a quien le ofrecen un empleo en Texas. Su esposo Mario, un escritor desempleado, se resiste a la idea de abandonar la isla. Estos personajes principales fueron interpretados por Aurymarie Cerdá Claudio, estudiante de Ingeniería Química, y por el doctor Juan Ariel Ortiz Navarro, catedrático de Matemáticas.
“Lo que la hizo interesante y apeló a los estudiantes del curso de Producción y de PAEC, cuando la leímos por primera vez, es que ellos no podían entender cómo era posible que un texto de la década del ochenta, fuera lo mismo que estamos viviendo. Creo que Roberto Ramos Perea, visionario al fin, sabía que esto iba a pasar en futuro. Asimismo, el hecho de que sea una obra cuyo escenario es el Colegio, con unas referencias tan vitales para el universitario del Recinto, hizo que todos quisieran montarla. La obra tiene algo que decirle a Puerto Rico”, indicó la doctora Maldonado Cardenales, catedrática de Humanidades y quien fungió como directora de la pieza.
Precisamente, el día del estreno de la pieza en el RUM, asistió un invitado muy especial: Ramos Perea.
“Lo sentamos al frente y era inevitable que los que estaban en el escenario lo vieran. Les dio consejos. Fue una experiencia bonita porque no siempre tú montas una obra y tienes al dramaturgo en la sala con el público”, agregó la profesora.
Mientras, que a la presentación final en Carolina, asistió el renombrado actor Teófilo Torres, quien también compartió sus impresiones con el elenco.
“Más allá del rol protagónico, el hecho de que es un drama, te lleva a trabajar más intenso en las distintas emociones. Fue un proceso que, bajo la dirección de la doctora Maldonado, se pudo llevar a cabo porque lo trabajábamos gradualmente en los ensayos con distintas técnicas. Fue un gran reto, pero muy entretenido y para mí, es hasta cierto punto, la desconexión de las otras cosas de mi trabajo, aquí me puedo relajar y la experiencia me ha encantado”, indicó Ortiz Navarro.
De hecho, ambos protagonistas hilvanaron la intensa historia que los llevó a El Paso, Texas, donde aumentaron los conflictos entre la pareja.
“Para mí fue un reto, porque aunque uno no lo quiera, al principio cuando comienza a estudiar el personaje, una tiende a juzgar y decir: ‘yo no soy así’ y buscar similitudes entre uno y el personaje, es cuestaarriba. A la misma vez, lo encontré fascinante porque a pesar de no tener muchas cosas en común con Luna, sí me quedo con algo de ella y es que es fajona”, argumentó, por su parte, Cerdá Claudio.
También integraron el elenco: el doctor René Vieta Rivera, catedrático retirado del Departamento de Química, y el ingeniero Godofredo Casillas Martínez, egresado del RUM, ambos en el papel de Don Augusto, el padre de Mario y dueño de una ferretería local que comienza a tener problemas económicos. El rol de Elsa, una chispeante cubana que era “amiga” y compañera de trabajo de Luna, recayó sobre la estudiante Aledra Rodríguez Lugo e Idem Osorio De Jesús, de la Oficina de Prensa. El personaje de Hugo, “amigo” mexicano de Mario, quien administraba negocios y además siente una gran atracción por Luna, lo hizo el actor Juan Derieux Cruz, egresado del RUM. El espíritu de Rubén, hermano fallecido de Mario, los personificó Josué Ortiz Muñoz y su voz, Hilton Zapata Hernández.
Nuevamente, PAEC abrió las puertas a la colaboración de diversidad de talentos actorales, entre estos, alumnos, egresados, familiares y empleados del Recinto de Mayagüez.
“Fue una experiencia maravillosa. De eso se trata la Universidad, de unir a todos sus componentes: los estudiantes, los profesores, los no docentes, los padres. Yo creo que ese es el peso más grande que tiene este proyecto”, afirmó, por su parte, Osorio De Jesús.
Sobre el particular, Maldonado Cardenales agregó: “queremos solidificar la convivencia universitaria, ya que todos compartimos un entorno: la Universidad. Lo otro, es tratar de revivir la cultura del teatro interuniversitario”.
Coincidió el doctor Moisés Orengo Avilés, rector de la UPR-Carolina.
“Hemos tenido una noche espectacular, ya que se ha dado un junte de una colaboración importante entre las unidades de la Universidad de Puerto Rico. Agradecemos a la doctora Noemí Maldonado y los actores, estudiantes, profesores, personal administrativo. ¡Es una manera de hacer universidad!”, señaló en un aparte con Prensa RUM, tras concluida la obra.
Y luego de esa extensa jornada teatral del semestre, que también incluyó la puesta en escena de la obra La venta del bacalao rebelde, de Lydia Milagros González, queda la sensación del deber cumplido.
“Ha sido una experiencia muy gratificante. El portón de la Vita se abrió de par en par para salir, traer el trabajo que hicimos en el Colegio y compartirlo con otros recintos y cerrar en Carolina, nos llena de mucha satisfacción”, finalizó Maldonado Cardenales.