Desde hace cinco años, el Centro para el Desarrollo y Aprendizaje de la Ingeniería Farmacéutica (C-PEDaL), adscrito al Departamento de Ingeniería Química (INQU) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), se ha encargado de promover la educación universitaria entre jóvenes de escuela superior y así encaminarlos hacia el campo de la ingeniería farmacéutica. Además de que se puedan familiarizar con los procedimientos de la industria, la experiencia educativa busca exponerles al campus y a las oportunidades de investigación disponibles.
Gracias a un acuerdo colaborativo entre el RUM, las universidades de Rutgers, Purdue, New Jersey Institute of Technology, y la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF), los preuniversitarios fueron parte del Campamento de Verano de Ingeniería Farmacéutica (PESCa) que se extendió del 5 al 11 de julio.
El gestor del proyecto desde el RUM, doctor Carlos Velázquez Figueroa, señaló que el objetivo es que los alumnos tomen una decisión informada acerca de en qué área les gustaría especializarse en el futuro, una vez inicien sus estudios universitarios.
“Queremos que aprendan un poco de ingeniería química y farmacéutica, pero sobre todo, que vean si les gusta o no. La idea es ayudarlos a que sepan en qué área podrían investigar”, sostuvo el catedrático INQU y director del C-PEDaL.
Según informó, el enfoque principal es que se familiaricen con los procesos que conlleva la elaboración de una tableta y que incluyen: mezclado de polvo, granulación, secado, y coating, entre otros.
“Seguimos trabajando la parte de caracterización, para la que, en el último año, hemos adquirido equipos nuevos para que los estudiantes realicen nuevas caracterizaciones que, aunque no se hacen ahora mismo en la industria, son importantes para tener más conocimiento sobre cómo se comportan los materiales para hacer las tabletas”, sostuvo.
En su trayectoria, ya recogen los frutos de su esfuerzo al haber conseguido, no solo que sus integrantes opten por completar alguna carrera en el recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico, sino que algunos se hayan mantenido vinculados al guiar a otros durante la jornada que ha impactado a más de 85 campistas.
Una de las más recientes que lo experimentó fue Alexandra Espinosa Rivera, quien se estrena como ayudante en esta quinta edición.
“Gracias a esta experiencia, sé que quiero completar un doble bachillerato en ingeniería química y en especial, en ingeniería farmacéutica”, expresó la alumna del Departamento de Biotecnología Industrial, encargada de la estación de tamizado y sus procedimientos de seguridad.
Asimismo, Juleika Villarrubia Pérez, relató cómo se inspiró a estudiar INQU tras haber formado parte de la segunda edición de PESCa en el 2012.
“No sabía qué quería estudiar, aunque me inclinaba por la ingeniería porque siempre me ha gustado la química y la matemática. Estar aquí fue lo que me dijo: ‘esto es lo que yo quiero para mi vida’ ”, aseguró.
Otra de las alumnas que destacó la ventaja de esta oportunidad educativa fue Stephanie Burgos Ramírez, del Departamento de Química. Stephanie estuvo en el primer campamento y ha colaborado en la cuarta y quinta ediciones del mismo.
“Tenía la inquietud de conocer el campo y no sabía cuán amplio era; pensaba que solo era trabajar en una farmacia. Además de ser teórico, este campamento es bien práctico y nos muestra qué es lo que haríamos en la industria”, aseguró.
Y de ese grupo selecto interesado en adiestrarse en esta rama enfocada en la investigación y la tecnología, Prensa RUM entrevistó a Iranys Hernández, de University Gardens, y Sebastián Silva, del Centro Residencial de Oportunidades Educativas de Mayagüez (CROEM) quienes, junto a sus compañeros, resaltaron la parte práctica de PESCa como lo que más les gustó del evento.
Como es costumbre, el campamento culmina con una presentación sobre los trabajos científicos y farmacológicos realizados por los estudiantes durante la semana.