Distintas aplicaciones, todas relacionadas con el ecosistema marino, fueron parte del Simposio de Ciencias Marinas, una iniciativa de la Asociación de Estudiantes de Ciencias Marinas (AECiMa) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). El evento congregó a alumnos del mencionado Departamento, así como a especialistas en: biología, química, física e ingeniería, del campus mayagüezano.
De acuerdo con Nicholas Hammerman, presidente de la organización estudiantil, y quien completa su maestría en oceanografía biológica, el objetivo de la actividad consistió en divulgar los principales hallazgos de las investigaciones que estudiantes, facultad e investigadores realizan desde CiMa.
“Deseábamos compartir ideas y estrechar lazos colaborativos también con otras entidades educativas, así como con agencias dentro y fuera de la isla, para fortalecer nuestra habilidad de hacer ciencia en Puerto Rico”, detalló.
Con él coincidió el doctor Ernesto Otero Morales, director interino del mencionado departamento con sede en la isla Magueyes, en Lajas, al enfatizar las posibilidades que este tipo de encuentros académicos conlleva para sus participantes.
“Entiendo que los estudiantes llevan una cantidad de esfuerzo increíble, que se debe dar a conocer. Como parte de su preparación profesional, deben transmitir su conocimiento, lo que están adquiriendo para beneficio de ellos, pero también, de la sociedad”, afirmó.
Otero Morales destacó que, de este tipo de trabajos, pueden generarse distintos descubrimientos relacionados con fenómenos que afectan la comunidad costera y sus integrantes. Agregó que, en la década del 70, el Departamento de CiMa jugó un papel muy importante en decisiones judiciales a través del mundo, por ejemplo en asuntos relacionados con los fondos de respuesta ante derrames de petróleo, así como en asistir en la recuperación del avión en el que pereció el beisbolista puertorriqueño, Roberto Clemente Walker, cuando se encaminaba en una misión humanitaria hacia Nicaragua.
“De aquí pueden surgir las nuevas soluciones desde el punto de vista de la biomedicina, las especies y metodologías nuevas que puedan ayudar al monitoreo en los arrecifes, en los manglares, en los estuarios, en las playas, en las yerbas marinas, en fin, en todo el ambiente marino”, subrayó.
Ese componente investigativo fue el que resaltó el doctor Manuel Valdés Pizzini, decano de la Facultad de Artes y Ciencias, como una de las grandes aportaciones de los miembros del colectivo.
“La actividad ha combinado a exestudiantes, facultad y alumnos que están ahora presentando sus trabajos en una diversidad extraordinaria que cubre todo el ámbito de las Ciencias Marinas, y que incluye el aspecto biológico; la oceanografía física, química, y geológica”, señaló.
De acuerdo con el Decano, este también es un excelente foro para que, quienes se están incorporando al programa, vean qué es lo que está sucediendo y que existen ejemplos de buenos profesores y otros estudiantes que les sirven de modelo.
De la misma manera, enfatizó en el valor de las investigaciones como una gran aportación a la conservación de los recursos marinos y costeros, que es “el capital con el que contamos para armar el futuro del país”.
Con mucho éxito, la doctora Brenda M. Soler Figueroa, disertó acerca de su trabajo en la Bahía Bioluminiscente en La Parguera, en Lajas. El mismo se concentra en la cantidad de organismos presentes y cómo se afectan con la lluvia, el viento, la temperatura, la salinidad y la entrada de nutrientes nuevos a esos sistemas.
“Aparte del turismo, estas bahías son unos laboratorios naturales para el estudio de peces, hierbas, y algas, además de que sirven de base para comparar estas poblaciones y así entender por qué se clasifican tóxicas en algunas partes del mundo”, indicó la investigadora de CiMa.
Entre los exalumnos del Departamento, estuvo el doctor Héctor J. Ruiz Torres, quien se enfocó en presentar como alternativa para el estudiantado de dicho Departamento el que contemplen como opción el empresarismo en el campo de las ciencias marinas.
“Tenemos desde proyectos de restauración hasta de monitoreo, mitigación, y otros fuera del agua en islas de Puerto Rico, entre ellos, uno en María Langa, un islote al sur de Peñuelas, para eliminar las ratas que allí se encuentran”, indicó.
Los esfuerzos de su empresa también se han concentrado en proyectos para la conservación de especies amenazadas como el mero, así como para aceptar nuevas propuestas que surjan entre los estudiantes.
Asimismo, la interdisciplinaridad de este campo de las ciencias facilitó la incorporación al Simposio de Adail Rivera Nieves, egresado de Agrimensura y Topografía y quien inició estudios graduados con concentración en Oceanografía Física. Según relató, siempre se interesó por las ciencias oceánicas o la hidrografía como tal, que es la aplicación de la agrimensura, pero en el agua.
“Decidí empezar a aprender a familiarizarme con el tema porque aquí, en Puerto Rico, no hay ninguna universidad que se enfoque en esa área. Empecé a trabajar por mi cuenta, conocí al doctor Miguel Canals, quien me dio la oportunidad de investigar junto a él”.
El Simposio incluyó la exhibición de más de una decena de afiches y presentaciones orales a cargo de alumnos graduados e integrantes de la facultad. Entre sus auspiciadores, contó con el Programa Sea Grant y el Sistema de Observación Oceánica Costera del Caribe (CariCOOS).