Educar, prevenir, tomar acción, darle visibilidad al tema, crear grupos de apoyo, sensibilizar. El mensaje, que trasciende una semana emblemática o un día, es claro y contundente: No más violencia por género. No más.
Ese tópico se discutió en el foro titulado Las caras de las violencias por género, que se llevó a cabo en el Anfiteatro Ramón Figueroa Chapel, como una iniciativa del colectivo Siempre Vivas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), en colaboración con la Jornada Construyamos espacios de equidad y justicia: Alto a la violencia por género, paz para las mujeres y el Departamento de Psicología.
El conversatorio incluyó las siguientes presentaciones: Violencia en relaciones de pareja, dictada por Amy Hernández Peraza, estudiante doctoral de Psicología del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico; Agresión sexual, ofrecida por la consultora Nirvana González Rosa, del Taller Salud; Hostigamiento y acoso sexual, dado por Ilia Vázquez Gascot; y Violencia y género masculino, a cargo del doctor Axel Santos Figueroa, catedrático de Psicología del RUM.
"La violencia a la pareja es una conducta socialmente aprendida, ideológica y culturalmente alimentada que, por lo tanto, puede ser cambiada", indicó durante su alocución Hernández Peraza.
La psicóloga compartió estadísticas devastadoras sobre este mal social cuya prevalencia, a nivel local, implica que uno de cada cinco delitos tienen que ver con violencia de género.
Agregó que este problema tiene las vertientes de manifestaciones físicas como golpear; psicológica, que incluye intimidar, humillar, desvalorizar y controlar; y la sexual, que implica obligar a la pareja a la intimidad.
Hernández Peraza alertó sobre la práctica frecuente de culpar a la víctima.
"Ese 'ella se lo buscó' o '¿qué hacía ella a las 2:00 a.m. fuera del hospedaje?', sugieren que la mujer provoca la violencia que recibe, o sea, ella es el problema, nadie más. Interesante que las explicaciones minimicen los actos del hombre casi justificándolos porque 'bendito, está enfermo' o 'eso él no lo puede controlar' o porque 'bebe mucho, porque es alcohólico'. Culpar a la víctima es la estrategia pública para proteger una estructura social desigual. El sistema se lava las manos e intenta evadir su responsabilidad", puntualizó.
Coincidió González Rosa, al tocar el tema específico de violación sexual.
"No debemos hacer expresiones que impliquen culpa para la víctima, ni minimizar el acto de agresión porque no hay indicaciones de agresión física", afirmó.
Añadió que esta forma de violencia es en la que menos se busca ayuda; por lo tanto, las estadísticas podrían ser más bajas de la incidencia real.
En el caso de que la persona busque apoyo, es imperativo, según manifestó, "promover un ambiente de confianza, aprender a escuchar siempre que la víctima necesite, hablar en tono bajo y pausado, pedirle autorización para tocar y abrazar, autorización para comunicar a otras personas, hacerle ver que el agresor o la agresora es el responsable y mantener la calma".
Por su parte, Vázquez Gascot, quien conversó sobre el hostigamiento sexual, indicó que sus víctimas, en su mayoría mujeres, "experimentan vergüenza, coraje, menos confianza, se muestran asustadas de poder sostener relaciones apropiadas, confundidas de sí mismas y decepcionadas".
"Cuando hablamos de hostigamiento sexual es otra forma de violencia de género y es importante hacerlo y recalcarlo porque históricamente las han divorciado", indicó.
La especialista hizo un llamado a establecer la infraestructura necesaria para abordar el problema que, al igual que otras manifestaciones de este tipo de violencia, es subinformada.
"Como comunidad universitaria tenemos que romper la cultura del silencio y de la violencia. Dejamos pasar muchas cosas, comentarios y acciones de las personas que trabajan en la institución, sean docentes como no docentes. Algo que dicen las políticas institucionales es que cualquier persona que vea, que presencie un acto de violencia debe reportar. Una cosa es que la víctima lo quiera hacer, pero si usted, vio y oyó, hable", recomendó.
Para finalizar el evento educativo, el doctor Santos Figueroa presentó el trabajo del Colectivo ideología y violencia de los géneros, que se enfoca en reeducar y readiestrar hombres que han incurrido en conductas violentas con sus parejas.
"Vivimos en una sociedad patriarcal y machista, así que no estamos exentos de recibir este tipo de mensaje. Como a los niños pequeños que cuando no quieren pelear le dicen: 'tú eres una nena'. Desde pequeños nos están enseñando que hay diferencia entre los géneros y que uno está subordinado al otro. Vamos construyendo unas ideas ", expresó el catedrático.
El educador destacó el carácter histórico y social de este tipo de comportamiento.
"No es posible que entendamos la violencia fuera de esos contextos, ya que está asociada con las leyes de nuestra sociedad capitalista; como el individualismo, la competencia y la propiedad privada. Vivimos en un mundo de control. La violencia se entiende como una manifestación de las normas sociales que fomentan el dominio masculino", puntualizó.
Sobre el grupo de reeducación para varones indicó que, precisamente, aspiran a modificar esos patrones de la violencia y el control que ejercen.
"En las reuniones, usualmente participan de seis a ocho, hay dos facilitadores. Se examinan los componentes de una situación que puede llevar a la violencia. Vamos mirando, cuadro por cuadro, que se pudo haber hecho diferente. Les ayudamos a que salgan de situaciones estresantes, qué cosas se pueden hacer cuando está subiendo el coraje, hay alternativas, golpear no es la única opción", señaló.
Asimismo, el grupo tiene como fin ayudarles a manejar los impulsos.
"Los hombres tenemos un repertorio emocional limitado, todo es coraje. Nos hemos perdido de tantas emociones. Ayudamos a identificar qué emoción se tuvo en ese momento", sostuvo.
Al panel, que fue moderado por la profesora Luisa Seijo Maldonado, catedrática de Ciencias Sociales y coordinadora de Siempre Vivas, asistieron además el rector del RUM, John Fernández Van Cleve y el decano de estudiantes, Francisco Maldonado Fortunet.
"El Recinto tiene que convertirse en un lugar libre de violencia de género, un lugar que practique la equidad", concluyó Maldonado Fortunet.