Se graduaron del Colegio de Mayagüez con promedio perfecto y lo lograron con un buen balance académico, personal y social. Así lo aseguraron los diez estudiantes que alcanzaron esa proeza este año, quienes consideran que una combinación de elementos fue lo que los transformó y enriqueció en ese tránsito por la ruta universitaria.
La decena vencedora, que culminó el pasado viernes, 10 de junio, ese trayecto y completó su grado con un índice de 4.00 puntos, recibió el Gran premio Luis Stefani Raffucci, como tributo a su esfuerzo en la centésima segunda graduación del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), que se celebró en el Coliseo Rafael A. Mangual.
En esta ocasión, la distinción recayó en cinco féminas y cinco varones, seis representantes del Colegio de Ingeniería, y cuatro de Artes y Ciencias. A estos colegiales también se les reconoció como el mayor índice académico de sus facultades y como los estudiantes más destacados de sus departamentos que incluyeron: Ingeniería Civil y Agrimensura, Ingeniería de Computadoras, Ingeniería Química, Ingeniería Industrial, Inglés y Química.
Estos destacados discípulos del recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR) compartieron con Prensa RUM algunas de las claves que les ayudaron a alcanzar sus metas, sus recuerdos más preciados de su ahora alma mater, así como sus planes futuros. Los galardonados este año son:
Carlos Naoto Abreu Takemura
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Mejor estudiante Ingeniería de Computadoras
Motivado, dispuesto, preparado y encaminado a lograr sus metas a largo plazo. Así se visualiza este aguadillano de 21 años, quien culminó su concentración en Sistemas de Computación repleto de inmensas satisfacciones y recuerdos.
“Mi tiempo en el Colegio ha sido lleno de retos, crecimiento personal y mucho aprendizaje. Después de sobrepasar los desafíos comunes de los semestres, me sentí en casa. A nivel académico, agradezco a grandes mentores y profesores. Tomar cursos electivos me permitió profundizar mi conocimiento sobre las humanidades y aprender un nuevo lenguaje, el francés. Interactuar con individuos brillantes y con perspectivas diferentes, me expuso a diferentes formas de pensar, me ayudó a desarrollar mis habilidades interpersonales, y logré formar conexiones duraderas con personas que han cambiado mi vida”, aseguró Carlos.
El novel ingeniero, que domina cuatro idiomas, entre ellos el japonés, lengua que heredó por parte materna, relató que a nivel profesional, aprendió que, para ser exitoso, hay mucho más que el conocimiento adquirido en el salón de clases. Por ese lado, está agradecido de haber formado parte de asociaciones estudiantiles como el Society of Hispanic Professional Engineers y la IEEE-Women in Engineering.
Aunque extrañará el ambiente académico y las amistades, Carlos emprenderá un viaje a Europa este verano y luego comenzará a trabajar como ingeniero de software en la compañía Microsoft, en el estado de Washington. A largo plazo, aspira a destacarse en la industria y eventualmente fundar una compañía. En cuanto al máximo galardón, aseguró sentirse contento de haber aprovechado al máximo la oportunidad académica que le ofreció el Colegio.
Adrienne Nicole Cruz Peralta
Premio Luis Stefani Raffucci
Inolvidable. En esa palabra resume Adrienne su paso por el recinto mayagüezano de la UPR, donde asegura se rodeó de personas que la inspiraron, la retaron constantemente, la enseñaron a pensar críticamente, a resolver problemas de manera creativa y a expresarse ante cualquier audiencia, destrezas y valores valiosas que aplica en el diario vivir.
“Como terminé mi bachillerato en diciembre, ya he experimentado una profunda nostalgia por el Colegio. Extraño su ambiente único. Solo lo puedo describir como un santuario intelectual, un lugar en el cual seres brillantes e innovadores se pueden encontrar para entenderse, apoyarse e impulsarse a alcanzar sus metas. Extraño mis clases, ya que amo lo que estudié y mis profesores fueron las mentes más increíbles que he conocido. Por último, me hace falta cada persona con la que establecí una amistad. No es fácil irse y perder contacto con tantos seres maravillosos”, expresó la recién graduada de Literatura en el Departamento de Inglés.
De hecho, la isabelina de 24 años asegura estar en constante evolución. Tan es así que ya lleva un semestre trabajando como maestra de inglés en The School of San Juan, al mismo tiempo que cursa una maestría de enseñanza de Inglés, como segundo idioma, en el Recinto de Río Piedras de la UPR. En el futuro, le gustaría formar parte de los Cuerpos de Paz, enseñar el idioma anglosajón a una comunidad necesitada, hacer su doctorado y, en general, ser agente de cambio en el campo de la educación.
"El cielo es el límite”, reiteró, al tiempo que destacó sentirse honrada con el premio que valida todo su esfuerzo.
Demi Y. Fuentes Ramírez
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio John S. y Sara E. Mellowes Mejor estudiante Inglés
Cuando esta caborrojeña de 22 años pasa revista de su trayectoria por el campus, la narra llena de altas y bajas; de momentos de regocijo, pero también de desánimo; de amistades incondicionales, y de aprendizaje constante.
“Mi experiencia fue retadora. Académicamente no fue fácil, pero nunca fui persona de rendirme. Aprendí mucho e hice amistades que también me ayudaron a seguir adelante, apoyándome en todo lo que hacía. Siempre he sido una estudiante demasiado aplicada. Las experiencias y las oportunidades que tuve en el transcurso de mi bachillerato me brindaron las herramientas necesarias para el próximo capítulo de mi vida profesional”, subrayó la recién egresada del Departamento de Inglés.
Demi añorará las aventuras con sus amigos y a sus profesores, que aceptaron su timidez y la guiaron para lograr sus metas. No obstante, ya está lista para iniciar su maestría en Escritura y Edición profesional en West Virginia University, donde además trabajará como asistente de enseñanza y de investigación bajo la tutela de la doctora Cheryll Ball, catedrática de esa institución y editora de la revista académica Kairos: Rhetoric, Technology, and Pedagogy.
“Me siento feliz y orgullosa de haber logrado una de mis metas y me ha dado las fuerzas para seguir adelante y luchar por lo que quiero”, puntualizó sobre su premio.
Wisberty Joel Gordián Vélez
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Luis Monzón Mejor estudiante Ingeniería Química
Su travesía colegial marcó un antes y un después en su vida personal y profesional que lo hace sentir más seguro de lo que quiere para su futuro.
“Me voy aún más convencido de que, aunque la sociedad tenga unas expectativas sobre el profesional ideal, uno debe atreverse a ser diferente y a desafiar el concepto de lo que es ser 'normal' para que poco a poco se construya un mundo más diverso, flexible y empático”, esbozó el recién graduado de Ingeniería Química.
Y es que este ponceño resume sus cinco años de carrera universitaria llena de sacrificios y recompensas en la que adquirió mucho conocimiento, exploró sus intereses y conoció a amigos verdaderos para siempre. Asimismo, destacó su participación en el programa Maximizing Access to Research Careers (MARC) y en el internado de verano de investigación Summer Undergraduate Internship Program (SUIP) del Leadership Alliance en la University of Pennsylvania, vivencias que le ayudaron a ser admitido a varios de los primeros diez programas graduados de Bioingeniería e Ingeniería Biomédica en Estados Unidos.
El joven de 23 años agradeció especialmente a dos de sus mentores, los doctores Patricia Ortiz Bermúdez y Jorge Almodóvar de Ingeniería Química, figuras imprescindibles para su éxito.
Como una metáfora de lo que representó subir empinados y numerosos escalones para lograr su meta, Wisberty aseguró que una de las experiencias que más extrañará del Colegio es precisamente transitar la famosa cuesta del Calvario, ya que era parte de su rutina diaria.
Ahora continuará esa práctica, pero en nuevas fronteras, ya que iniciará estudios conducentes al grado doctoral en Bioingeniería en la Universidad de Pennsylvania, donde formará parte de un laboratorio de ingeniería neural, enfocándose en el uso de ingeniería de tejidos para regenerar y modular el sistema nervioso central. Más lejano en su futuro, le gustaría realizar un posdoctorado, ser profesor y tener su propio laboratorio.
“Me siento agradecido por este reconocimiento. Sin duda alguna, no pude haber alcanzado esto sin la disciplina, la responsabilidad y el interés por el conocimiento que me inculcaron mis padres y mi tía desde pequeño, y todo el apoyo incondicional que me han brindado”, concluyó.
Rosaurelis J. Marín Ramírez
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Frederick W. Taylor Mejor estudiante Ingeniería Industrial
Sin titubear, esta recién graduada de Ingeniería Industrial expresó que los últimos seis años en la Sultana del Oeste han sido los mejores de su vida. El crecimiento y la madurez que experimentó fueron tan contundentes que asegura que no cambiaría nada. A pesar de las lágrimas y frustraciones, en su mente perduran las sonrisas, los momentos inolvidables y las amistades que hizo para toda la vida.
“El Colegio me ayudó a dejar a un lado la timidez y a confiar más en mí misma, en mi potencial, en que soy capaz de lograr todo lo que me proponga. Además, me proporcionó todas las herramientas necesarias para ser exitosa en mi carrera profesional. Gracias a diferentes oportunidades, pude desarrollarme en áreas de investigación, participar de varios internados fuera de Puerto Rico y tener experiencias en la industrial local y exterior. Todo esto, sin duda alguna, me ha preparado para la nueva etapa en mi vida”, subrayó la sanjuanera de 23 años.
La única mujer de los seis ingenieros en recibir este galardón, aseguró que le encanta su profesión y está ansiosa por empezar a ejercerla. Luego de un viaje a Europa este verano, trabajará en el programa rotacional del Banco Popular. Más adelante, Rosaurelis se propone obtener su licencia de ingeniera y eventualmente, proseguir estudios graduados.
“Me siento honrada y extremadamente feliz. Fue una meta que me propuse desde mi primer año. Hubo momentos en los cuales pensé que no lo iba a poder lograr, pero nunca me di por vencida y hoy puedo decir que todos los esfuerzos y sacrificios valieron la pena. Con todo el amor del mundo, se lo dedico a mis padres porque sin todos sus sacrificios, apoyo y amor, hoy yo no estaría aquí parada”.
Raúl Edgardo Marrero Rosa
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Etienne Totti Mejor Estudiante Ingeniería Civil
Premio Mejor Estudiante Agrimensura y Topografía
“El paso por el Colegio es una transfusión de sangre a sangre verde”, reveló Raúl, quien acaba de culminar una doble concentración en Ingeniería Civil y en Agrimensura y Topografía. Según relató, las vivencias en el campus mayagüezano lo transformaron en un ser humano y profesional más maduro, organizado, responsable, comunicativo, competente, dinámico, y en busca del cambio.
Desde su natal Barranquitas, este joven de 23 años comenzó en el programa articulado de Ingeniería en el Recinto de Bayamón de la UPR, que le dio una excelente base para trasladarse a Mayagüez en su tercer año. Al llegar a su segunda familia académica, y luego de tomar los cursos de Topografía, se dio cuenta de que le apasionaba igualmente esa disciplina, por lo que decidió obtener los 39 créditos adicionales para su segunda concentración.
La parte investigativa tuvo un rol sumamente relevante en su carrera, ya que pudo colaborar en un trabajo junto al doctor Oscar Marcelo Suárez, oportunidad que luego lo llevó a varios foros a presentar sus resultados. Igualmente, en sus últimos tres años formó parte del equipo de diseño sísmico del Earthquake Engineering Research Institute en las competencias de Anchorage, Boston y San Francisco, en esta última edición fungió como capitán. Esa coyuntura se completó con un internado de verano que realizó en Northwestern University en Illinois, donde comenzará próximamente sus estudios graduados.
“Pensarán que yo no tenía vida social, pero siempre hay tiempo para actividades, ya sea en la playa, la Bosque, la Victory, lo importante es saber cuándo realizarlas y nunca perder el foco de lo que quieres alcanzar en tu vida. Nadie puede negar el espíritu colegial, en los juegos en el Mangual, las Justas, la Banda, y en nuestras competencias, que generan una sensación de orgullo del ¡antes, ahora y siempre…Colegio!".
Raúl tendrá la experiencia este verano de hacer trabajo misionero en El Salvador, para luego proseguir con su plan de completar un doctorado en Materiales, Estructuras y Dinámica. A largo plazo, quisiera dedicarse a la docencia y a la investigación.
“Me siento orgulloso y agradecido con Dios por darme la fortaleza para sobrepasar todos los obstáculos que me puso en estos seis años de vida universitaria. Gracias por mi familia, profesores y compañeros de clase, porque sin su apoyo, no podía haber logrado esto. Ser ingeniero es trabajar en equipo y ellos fueron el equipo que logró este resultado en mí”.
Andrés Gabriel Ortiz Aquino
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Luis Monzón Mejor estudiante Ingeniería Química
Un gran reto académico, en el que desarrolló paciencia, dedicación y compromiso, sumado al crecimiento personal que le permitió descubrirse como individuo y conseguir amistades duraderas. Esa es la introspección de Andrés, al concluir su bachillerato en Ingeniería Química en este Recinto del que guardará siempre grandes lecciones.
“Me enseñó a tomar decisiones basadas en lo que yo realmente quiero alcanzar en el futuro. Además, me proveyó las herramientas suficientes para aprender a proyectarme y actuar como profesional en el campo de la ingeniería. Ahora puedo decir que aprendí a luchar por mis sueños y a defender lo que considero correcto”, expresó el oriundo de Bayamón.
Este ingeniero químico, de 23 años, admitió que uno de los aspectos que más echará de menos será estar al día con lo nuevo del mundo tecnológico, así como la magia de hacer amigos en los salones de clases y saber que “siempre hay algo que hacer con gente que piensa igual que uno”.
Luego de realizar un anhelado Eurotrip, comenzará a trabajar en agosto en la compañía Mondelez International, en New Jersey. A largo plazo, considera completar estudios en algún campo técnico y a nivel empresarial, ya que su meta es alcanzar un alto puesto gerencial en alguna compañía o crear su propia empresa.
Agradecido y bendecido por el reconocimiento, Andrés opinó sentirse en deuda con su familia porque “nada de esto hubiera sido posible sin los consejos y ayudas que obtuve de ellos. También siento que hice una selección correcta de amigos, ya que entre nosotros mismos siempre nos impulsamos a obtener los mejores resultados en todos los aspectos”.
Ana Portnoy Brimmer
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio John S. y Sara E. Mellowes Mejor estudiante Inglés
Estudió la Literatura que tanto la apasiona, en un lugar de ensueño, por eso afirma que sus cuatro años como estudiante universitaria fueron los mejores de su vida. Aún no puede creer que concluyó esa etapa, y desde ya, comienza a añorar ese trayecto que tantas huellas positivas le dejó.
“Me he descubierto como persona, he desarrollado y afirmado múltiples aspectos de mi identidad y he crecido como estudiante de literatura y de la vida. El Colegio me brindó el espacio para entablar relaciones muy valiosas con compañeros y profesores, y me ha encaminado a ser la escritora y académica que deseo ser”, recalcó la mayagüezana por adopción, que nació en Estados Unidos, se crió en Puerto Rico y forma parte de un hogar de madre y padre mexicanos.
Ana se siente sumamente satisfecha de todo lo que le proporcionó su paso por el Departamento de Inglés, donde aprendió a pensar de manera crítica, desarrolló la capacidad de evaluar e interpretar la vida y al ser humano a través de trabajos literarios y del lenguaje escrito, y donde pudo manifestar su creatividad y su arte, herramientas que influenciaron su crecimiento humano y profesional.
“Me visualizo ahora como una persona con ansias de continuar creando conciencia, con deseos de seguir aprendiendo, de educar y con esperanzas de contribuir a la sociedad que tanto me ha dado”.
Su próximo paso será realizar estudios graduados en Literatura en Inglés, pero aún está en el proceso de decidir la universidad a la que asistirá. Eventualmente, le gustaría trabajar en la academia y dedicarse a la escritura creativa.
En cuanto a su distinción, al igual que los demás premiados, Ana se siente honrada y agradecida. “No solo representa mis logros académicos, sino que también simboliza todas las memorias, experiencias vividas y todo el conocimiento que adquirí en el Colegio”.
Janice Marie Vargas Rodríguez
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Antoine Lavoisier Mejor estudiante Química
La mejor estudiante de Química y única representante de las Ciencias de su Facultad como premio Stefani Raffucci en esta clase 2016, confesó ser muy tímida, por lo que le cuesta un poco recibir el más alto reconocimiento en esta graduación. No obstante, está muy consciente de que fueron muchos los factores, los que la impulsaron a este gran logro.
“Tuve muy buenos profesores en el Departamento de Química, de quienes aprendí muchísimo. Además, la oportunidad de participar de asociaciones estudiantiles, así como de fundar y presidir el capítulo de la American Medical Student Association, me ayudó a ganar muchas amistades. Gracias a la preparación que obtuve, estoy lista para mis próximos estudios, me desarrollé personal y profesionalmente”, relató la bayamonesa de 22 años, quien además continuó disfrutando de sus pasatiempos, como esquiar en agua y compartir con su familia.
Janice confesó que extrañará inmensamente las grandes amistades que cultivó en el Colegio y que la hicieron reír, entre tanta carga académica. Ahora se dirige al próximo eslabón académico en la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas de la UPR, donde ya fue admitida. Aún no ha decidido su especialidad, pero adelantó que le interesa mucho la neurología pediátrica.
“Me siento alegre y agradecida con todos los que me han acompañado en este camino, en especial con mi familia. Es un honor recibir dicho premio luego de tanto esfuerzo. Evidencia que uno puede tener una vida balanceada y triunfar”.
Christian David Vázquez Machado
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Mejor estudiante Ingeniería de Computadoras
Un ambiente de retos y aventuras; altas y bajas, pero, sobre todo, un punto de encuentro de gente sumamente especial, de profesores y compañeros estudiantes, que motivan, inspiran y transforman. Así definió Christian a la que ya pasó a ser su alma mater colegial y de donde se graduó como ingeniero de computadoras con especialización en software.
“Mi experiencia en el Recinto Universitario de Mayagüez fue un proceso de aprendizaje, tanto en el ámbito personal, como profesional. Conocí muchos amigos que durarán toda una vida, trabajé con alumnos talentosos y tuve el honor de tomar clases con profesores que verdaderamente daban la milla extra. Después de pasar las largas horas de estudio y trabajo, siento que puedo cosechar los frutos”, aseguró el camuyano de 24 años.
Uno de los aspectos que más valora Christian es la experiencia laboral que obtuvo como parte de varios internados, que eventualmente le permitió trabajar en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), precisamente donde ahora realizará estudios graduados. Agradeció en especial a su profesor y mentor, el doctor Baldomero Llorens, figura clave en su proceso de crecimiento.
“Creo que lo que hace al Colegio una institución tan buena y reconocida es la gente: los profesores que se esmeran por enseñar y los estudiantes que tienen las ganas de echar para adelante. Voy a extrañar el campus y esas cositas pequeñas que le traen a uno nostalgia como tener que correr bajo un aguacero a clases o incluso tener que esperar horas para conseguir parking. Las buenas y las malas”, expresó.
Christian recibió una beca completa para sus estudios graduados en el Departamento de Media Arts and Sciences del MIT Media Lab. Más adelante, le gustaría emprender su propio negocio de software, ya que opina que Puerto Rico tiene muchas oportunidades para el desarrollo de empresas de tecnología.
Sorprendido por el premio, está satisfecho por la culminación de su esfuerzo y agradecido con Dios por el conocimiento y la perseverancia para lograrlo. “Siento también un profundo agradecimiento por mi familia y mis amigos que me apoyaron en todo momento durante esta trayectoria. Creo que el premio, es tanto de ellos como mío”.