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Los colegiales de 1966

Por Mariam Ludim Rosa Vélez (mariamludim@uprm.edu)
PRENSA RUM

viernes, 10 de junio de 2016

1966 es el año en que el otrora Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM) se convierte en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y desfila la primera clase con el nuevo nombre institucional. Hoy, 50 años después, esos graduados regresan a su alma mater para apadrinar a la clase del 2016.

En ese entonces, desfilaron 457 colegiales, 343 varones y 114 féminas, en la quincuagésima segunda colación de grados, que en esa ocasión se celebró un 29 de mayo de 1966 en el Gimnasio Ángel F. Espada.

Cinco décadas han transcurrido, mas el espíritu colegial sigue intacto, según lo corroboró Prensa RUM, al conversar con un grupo de estos eternos jóvenes.

"¡Ser colegial es algo tan impresionante! Teníamos una guerrita cuando nos graduábamos de Escuela Superior de saber a qué universidad íbamos. En ese entonces no existía el College Board, había unos exámenes de admisión, yo dije: 'yo quiero tomar los exámenes del Colegio y si no es allí, no quiero ir para ninguna parte'. El Colegio es parte de mi vida, tanto es así que yo vivo en Mayagüez y de vez en cuando camino por aquí y recojo algún mangó. Es algo inolvidable", indicó Waddie Ruiz Rivera, exalumno de Ingeniería Civil (INCI).

Por su parte, José Ramón Valentín Sánchez, también de INCI, dice que es algo "indescriptible".

"Te voy a dar un testimonio. Mi hijo, que se graduó de aquí en Ingeniería Civil, fue a trabajar a Texas. Cuando comenzó a aplicar la rigidez de lo que le enseñan, que aquí son bien estrictos, allá le dijeron: 'lo más seguro que usted es de la Escuela de Ingeniería que hay en el Oeste de Puerto Rico'. Lo que quiere decir, que internacionalmente es conocida la calidad de la educación que se da aquí. Es un privilegio ser un egresado del Colegio porque se esfuerzan por mantener un nivel de educación. Tuve la suerte que mis dos hijos son egresados de aquí", sostuvo Valentín Sánchez, quien además es músico.

Para Miguel Ángel Ortiz, graduado de Estudios Hispánicos (ESHI), uno es colegial desde que nace.

"En mi caso, nací en Mayagüez y crecí aquí. Con mi madre y mis hermanos, caminábamos el Colegio", indicó.

Mientras, Alma I. Enseñat Planell, también de ESHI y María M. Cortés Valentín, de Inglés, coincidieron en comentar que graduarse de la institución mayagüezana "es lo más grande".

"Cuando llegas a este Colegio, tú aprendes tanto y tanto, que eso te da madurez, fortaleza, y sabiduría para tratar todos los asuntos durante tu vida adulta y profesional", señaló Enseñat Planell.

"Para mí es algo bien importante", agregó Cortés Valentín.

En el caso de Pedro Fernández Rodríguez , de INCI, el Recinto forma parte de una tradición familiar.

"Mis cuatro hijos estudiaron aquí, mis nietos, la mayor parte de ellos han estudiado aquí, es como una cultura en nuestra familia.  Cuando uno se encuentra con un grupo de amigos sale el tema del Colegio, y recordar es vivir", sostuvo.

Aunque ha pasado el tiempo, las memorias de su vida universitaria perviven.

"Recuerdo el Colegio con mucha emoción, porque la vida era preciosa y disfrutábamos mucho y siempre, me llamaba la atención el respeto que había en todas las clases. Los profesores se dirigían a los estudiantes tratándolos de usted y nosotros también. La vestimenta en las féminas eran medias de seda o de nylon, con falda o traje, jamás en la vida en pantalones", narró Enseñat Planell.

Para Ortiz, además de ser su lugar de estudios, luego el RUM, fue su centro de trabajo.

"Me gradué en el Colegio en el 1966, me dieron trabajo inmediatamente en la Escuela Superior de la Vocacional, y después el Recinto, me reclutó para que fuera a estudiar a Estados Unidos, Ciencias Bibliotecarias y de Información.  Trabajé aquí por 33 años y me jubilé en 1996", explicó.

Por su parte, Cortés Valentín relató que cuando estaba en cuarto año de escuela superior, por ser estudiante de honor, le dieron la oportunidad de adelantar unas clases en la universidad. De manera que cuando inició estudios en el Colegio ya tenía 11 créditos.

"Me daban $ 1.50 para el viaje de Añasco a Mayagüez y para comer, no había más na', con sacrificio, pero con mucho amor y entrega", expresó.

"Tengo muchísimos gratos recuerdos que podría decir que, a través de toda mi vida, ha sido la etapa más maravillosa. La vida universitaria con los compañeros que conocí y todavía algunos de ellos seguimos compartiendo", indicó, por su parte, Ruiz Rivera.

El siempre Colegio es la única institución universitaria en Puerto Rico cuyas clases graduandas son apadrinadas por los egresados de hace 50 años. Lo que una vez más, simboliza la inigualable mística colegial.


  • Los padrinos de la Clase de 1966.<br>Prensa RUM
  • En ese entonces, desfilaron 457 colegiales, 343 varones y 114 féminas, en la quincuagésima segunda colación de grados, que en esa ocasión se celebró un 29 de mayo de 1966 en el Gimnasio Ángel F. Espada.<br>Prensa RUM
  • Cinco décadas han transcurrido, mas el espíritu colegial sigue intacto.<br>Prensa RUM
Los padrinos de la Clase de 1966.<br>Prensa RUMEn ese entonces, desfilaron 457 colegiales, 343 varones y 114 féminas, en la quincuagésima segunda colación de grados, que en esa ocasión se celebró un 29 de mayo de 1966 en el Gimnasio Ángel F. Espada.<br>Prensa RUMCinco décadas han transcurrido, mas el espíritu colegial sigue intacto.<br>Prensa RUM
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Video reportajes disponibles en:
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SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=3664