Un campamento, que tuvo como misión involucrar a las chicas en las denominadas actividades STEM, que son las que abarcan las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, se efectuó recientemente en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) bajo la coordinación de la organización colegial Campus Verde.
SciGirls, EcoChicas en español, es el nombre de la iniciativa que se extendió durante cuatro días de esta semana y que le dio la oportunidad a 12 niñas de la zona oeste de formar parte de varias actividades en las que tenían que demostrar su creatividad, a la vez que compartían con las otras participantes.
El Campamento contó con el auspicio de la Fundación Nacional de la Ciencia y, a la misma vez, forma parte de una investigación de la Universidad de Colorado que busca aumentar la participación de las féminas, en especial de las latinas en los programas STEM, según explicó la doctora Sandra Cruz Pol, directora tanto de EcoChicas como de Campus Verde.
“Estamos bien emocionados porque tratamos de motivar a las niñas a que amen las ciencias, las matemáticas, las ingenierías y la tecnología, a través de una serie de experimentos en un ambiente bien divertido, artístico y creativo”, expuso la también catedrática de Ingeniería Eléctrica.
Las chicas, que abarcaron las edades de ocho a 13 años, fueron escogidas de un grupo de sobre 40 solicitantes por el interés que mostraron por las mencionadas disciplinas, ya que las actividades en las que participaron, se relacionaron con la astronomía, biología e ingeniería, incluyeron talleres, visitas de campo, experimentos y cocina de comida ecológica. Entre estas, se incluyeron las charlas que les ofrecieron, la profesora Dolores Balzac, quien les brindó una charla sobre el Planetario colegial; y la meteoróloga Ada Monzón, quien compartió con las jóvenes cómo inició su interés en las ciencias, los retos que tuvo que afrontar y la importancia de servir a la sociedad.
Valeria Isabel Flores, una simpática jovencita de 10 años, llegó al Campamento de la mano de su tía, Glennys Rivera Vargas, del Centro de Negocios de Administración de Empresas, y se mostró muy contenta de estar en el grupo.
“A mí me gusta la ciencia porque, en la escuela, saqué todos 100. Cuando tití me dijo que participara, yo la llamaba todos los días, preguntándole si había sido aceptada, hasta que me dijo que sí y empecé a gritar de la emoción”, narró la vivaracha niña, quien se mostró convencida de que sacaría todas A nuevamente en la escuela con el conocimiento que adquirió durante la jornada veraniega.
Precisamente, la doctora Rivera compartió la alegría de su sobrina porque, según explicó, Valeria “se mueve en otras áreas” y, aunque obtuvo excelentes calificaciones en ciencias, no está familiarizada con estas.
“Quiero darle la oportunidad que, desde pequeños, ella, sus hermanos y sus primitos, conozcan otro ambiente universitario y que tengan más experiencias en otras áreas, para que tengan más conocimiento y puedan tomar decisiones más certeras”, sostuvo.
Un caso similar fue el de Alondra Huérfano, de nueve años, quien, cuando sea grande, aspira a ser científica como su progenitora, la profesora Lynette Orellana, microbióloga de alimentos en el Programa de Ciencia y Tecnología de Alimentos del Colegio de Ciencias Agrícolas del RUM.
“Yo me siento bien alegre por estar aquí. Cuando mi mamá me dijo que me aceptaron, yo estaba bien alegre. Espero divertirme mucho y aprender de ciencias”, dijo entusiasmada la carismática jovencita.
“Es importante que los niños, desde pequeños, aprendan lo que es la conservación del ambiente y el hecho de que sea un campamento que combina la ecología, agricultura sustentable con la ciencia sustentable, es bueno para que ella conozca un poco acerca de las ramas de las ciencias”, expresó, por su parte, la orgullosa progenitora de Alondra, a quien describió como una estudiante universitaria debido a que su chica la acompaña a su laboratorio de investigación y a algunos de las clases que imparte en la mencionada facultad.
De hecho, tanto Rivera como la profesora Orellana, vivieron el regocijo de acompañar a sus chicas a través de todos los eventos de EcoChicas, ya que uno de los atractivos del proyecto fue que los padres y otros familiares cercanos pudieron participar junto con sus niñas.
De esta forma, el doctor Samuel Santana, catedrático asociado de Física, fue uno de los pocos varones que estuvo presente en el Campamento con la misión de compartir la experiencia con su hija Keily Mirelis Santana Torres.
“Ella siempre me ha mostrado interés por las ciencias y esta es una experiencia bien interesante y única para que aprenda muchas cosas que no son mi especialidad porque aquí hay expertos en esas áreas que son las personas ideales”, manifestó.
Varias de las actividades tuvieron lugar en la Casa EcoSolar colegial, localizada en los terrenos del Centro de Investigación y Desarrollo, y contaron con la colaboración de facultad y estudiantes del Recinto.
Precisamente, la doctora Cruz Pol agradeció a sus colegas, Betzabé Rodríguez, Adrianne Tossas y Estefani Cosme, al igual que a las estudiantes ujieres, por “ser parte esencial de esta investigación que dice que es importante que las niñas vean modelos con el rol científico”.
El equipo de ujieres estuvo compuesto por las alumnas colegiales Ana Vázquez, Luz Guzmán, Sharlotte Santiago, María Novoa y Jossmarlyn Montañez, quienes compartieron su entusiasmo de transmitir sus experiencias a las niñas.
“Estoy muy emocionada porque tengo una oportunidad de ayudar en la difusión de lo que son las ciencias y ayuda a orientar sobre sus diversos campos para que ellas tengan una mejor idea de lo que hacer con su futuro”, manifestó Vázquez, quien estudia Microbiología y Biología simultáneamente.
El Programa EcoChicas también forma parte de PBS Kids, el bloque infantil de la cadena de televisión pública estadounidense del mismo nombre, enfocado en transmitir programación educativa para niños.