Diez estudiantes de escuela superior experimentaron el manejo de un negocio, así como la creación de nuevas propuestas empresariales durante la cuarta edición del Campamento Huella Colegial 2016, adscrito al Colegio de Administración de Empresas (ADEM) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y que contó con el apoyo del programa Acceso al éxito de la Universidad de Puerto Rico.
“Esta iniciativa sirve como laboratorio en el que los estudiantes ponen en práctica todo lo que aprenden durante este verano. Estas actividades promueven que ellos ingresen a la universidad. Nuestro lema es: ‘No es dar un paso… es dejar la huella’. Y eso es lo que estamos haciendo”, afirmó la profesora Norma Ortiz Torres, fundadora de Huella Colegial.
La también catedrática de ADEM, agregó que durante el resto del semestre, un grupo de colegiales labora en la tiendita con el fin de vender libros, recordatorios de la alma mater y una cafetería con comida ligera y bebidas. Destacó que las bases que componen la entidad universitaria son comunitarias, por lo que cada año cuentan con un proyecto emblemático, en esta ocasión fueron actividades para la comunidad de sordos del área.
Un jurado, compuesto por invitados especiales del mismo Recinto, así como de la industria privada, evaluó el potencial de las ideas de negocios que propusieron los jóvenes. Durante el evento, los participantes presentaron: tres aplicaciones para celulares, un negocio de comidas y una institución sin fines de lucro. Además, recibieron unos premios y un incentivo, producto de todo el trabajo que realizaron durante las jornadas y fueron muchas las anécdotas que compartieron.
“La propuesta que presentamos es un campamento de música a llevarse a cabo en verano. Todos los instrumentos serán bienvenidos y a diferencia de otras escuelas que solo enseñan clásicos, en el nuestro se van a enfatizar diferentes estilos de música como la salsa, merengue, jazz y música autóctona, entre otros. Ofreceríamos clases de historia de la música, al igual que cursos de improvisación para que los estudiantes aprendan que existen otras opciones”, expresó Ariana L. Irizarry Agosto, quien estudia en la Escuela Libre de Música y toca el piano en la agrupación Paraíso de dulzura que hace un homenaje a las canciones del cantante ponceño Héctor Lavoe.
Mientras que, para Adriana I. Arroyo Vargas, quien recibe enseñanza en el hogar, la experiencia del campamento le ha servido para vencer la timidez al hablar frente al público. La preuniversitaria pertenece al grupo que planifica crear una institución sin fines de lucro en el campo musical.
“Esta experiencia es para desarrollar la imaginación. Les recomiendo a los jóvenes que soliciten y que estén dispuestos a dar lo mejor de ellos, a ser bien creativos”, dijo la joven, quien a su vez pertenece a la Orquesta Sinfónica de la Escuela Libre de Música, en Mayagüez.
Por su parte, Norberto Rivera Minguela, de la escuela María Dolores Faría, en Mayagüez, relató que dentro de su plan de negocios, diseñó una aplicación para los celulares, dirigida a los turistas de diversos países que se encuentren de vacaciones en la zona oeste. Explicó que desde sus dispositivos podrán conocer los hoteles, restaurantes, museos, parques, tiendas y lugares de interés.
“Primero la probaremos en los pueblos cercanos a Mayagüez y luego, lo ampliaremos a otros, con la ayuda de las oficinas de turismo en los propios municipios. En el grupo nos percatamos de que muchas personas estaban buscando lugares de interés que no aparecen en otras aplicaciones. Aprendí a trabajar en equipo y a interactuar con la gente, pero lo más importante es que hice nuevas amistades", afirmó.
Por otro lado, dos madres de los participantes dieron testimonio a Prensa RUM sobre la transformación que tuvieron sus hijos, tras haber formado parte de esa experiencia educativa.
"A mi hijo le encantó este campamento, y también a nosotros como padres, ya que hemos visto una mejoría. Él era muy reservado y se ha interesado mucho en su proyecto de diseñar una aplicación para personas audioimpedidas y comunicarse, mediante el lenguaje de señas. Hicimos el sacrificio de traerlo todos los días al Recinto desde Rincón y valió la pena. Esta iniciativa es una oportunidad fantástica para el aprendizaje", destacó Betzaida Bonet Tirado, madre del participante Diego Silva Bonet.
Por su parte, Maritza Agosto González, madre de Ariana, reconoció la diferencia que ha tenido su hija, luego de formar parte de la experiencia veraniega que integra el empresarismo como fuente de empleo entre los jóvenes.
"A diferencia de otras instituciones educativas, me agrada que este campamento les permite pensar de una manera empresarial, en vez de ser obreros de determinado lugar. En este tiempo, crear lugares de autoempleo nos ayudará a progresar como país, ser autosuficientes y desarrollar su propio negocio", destacó.
Las instalaciones de Huella Colegial están ubicadas frente a la Plaza Colón, de Mayagüez. Además de acoger una vez al mes a la comunidad sorda, en el luglar se realizan actividades de micrófono abierto y presentaciones de libros, de modo que integra a aquellas personas que aman las artes. En octubre de este año, el proyecto educativo cumple su quinto aniversario de fundación.