El veterano actor Teófilo Torres, regresó al escenario de Presencias para presentar el monólogo A mis amigos de la locura, pieza basada en el libro del mismo título, de la autoría de Ernesto Ruiz Ortiz. El anfiteatro Ramón Figueroa Chapel fue testigo una vez más de la chispa del artista que interpreta desde 1978 a Carlos Umpierre, un alegado demente, que en su locura canta algunas verdades.
La pieza, acaparó la atención del público desde el comienzo, pues Carlos Umpierre manifestó su primera queja desde el público y no en el escenario, como es de esperarse. Su redecilla en la cabeza, su saco roto, las pronunciadas ojeras y su constante marcha como militar, son solo algunas de las características descriptivas de este singular personaje.
En su locura, criticó varios ámbitos del gobierno, sus gobernantes y candidatos, el trato hacia los pacientes mentales, tanto del médico como del área administrativa, la cantidad de medicamentos que se le recetan, y no solo describió, sino que demostró lo que un paciente mental puede llegar a sentir.
En un aparte con Prensa RUM, Torres describió el origen de su personaje.
“A mis amigos de la locura fue escrito por Ernesto Ruiz Ortiz, un psicólogo nuestro muy conocido, que vive en Carolina. Él originalmente publicó el libro en los años 70 y utilizó este mecanismo, esta licencia poética del escritor que encuentra un texto escrito por un paciente psiquiátrico y él, desde su punto de vista como psicólogo, lo publica. La obra recoge el testimonio del supuesto 'craquea’o' ”, explicó.
Luego de presentar el monólogo, pero aún vestido como Carlos, el escenario se convirtió en un foro, en el que expresó, no solo su sentir sobre los males que aquejan a la sociedad puertorriqueña, el estatus del teatro en la isla, sino también su perspectiva como profesor de drama en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Carolina.
Torres resaltó su agrado ante la oportunidad de presentar el monólogo ante una audiencia compuesta por estudiantes.
"Este es un público que se deja llevar fácilmente, tiene una posibilidad lúdica, una capacidad para el juego, para dejarse ir, estupenda. Me encanta trabajar para ellos", sostuvo.
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A mis amigos de la locura en el RUM
