Para hoy graduarse con un grado de bachillerato en Física, el colegial Edrick Joel Alvarado Rodríguez caminaba durante un periodo de hora y media desde su hogar por toda la calle Ramón Emeterio Betances hasta llegar a tiempo al Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y así cumplir la meta de completar sus estudios universitarios. Y lo logró.
Mientras cursaba el séptimo grado en la escuela María Dolores Faría, veía que sus compañeros se montaban en una guagua escolar sin saber la razón, hasta que se enteró de que ellos asistían en las tardes al Centro Universitario para el Acceso (CUA) del RUM para tomar tutorías, recibir talleres de diferentes materias y participar de giras. Estas actividades sirvieron para que los alumnos mejoraran su desempeño académico mientras cursan estudios intermedios y superiores, de modo que más adelante puedan ingresar a la universidad que escojan.
“Mi meta principal era lograr la admisión al Centro Residencial de Oportunidades Educativas de Mayagüez (CROEM), una de las escuelas más prestigiosas, y completar la escuela superior en un periodo de dos años. Le pedí ayuda a los maestros del plantel en donde estudiaba, para tomar cursos más avanzados. Tomé el examen y fui aceptado, y en dos años terminé. Y en el CUA, también me ayudaron para solicitar admisión a la universidad”, expresó.
Al convertirse en croemita, Alvarado Rodríguez continuó recibiendo los servicios del CUA y allí le motivaron a solicitar estudios a nivel universitario.
“Cuando llegó el momento de pensar sobre estudiar a nivel subgraduado, el CUA me proveyó los repasos para tomar el examen del College Board, así como los tutoriales, al igual que los procedimientos para la solicitud, al punto que lo tomé sin costo alguno, ya que conté con un auspiciador”, relató.
Ese camino para Edrick no resultó fácil, implicó grandes sacrificios, pero su disposición y voluntad fueron determinantes para lograr su meta final de obtener su bachillerato.
“Al principio fue duro adaptarme a la vida universitaria. A veces es difícil, sin embargo, uno no debe temerle al proceso y lanzarse a completar su meta. He pasado por altas y bajas, pero en verdad se puede. Ese es mi consejo a los compañeros del CUA”, expresó.
Como parte de sus experiencias, primero comenzó con trabajo administrativo en el CUA, luego ofreció tutorías de los cursos de Precálculo y Cálculo a los estudiantes del Recinto, al igual que de matemática general para los escolares que participaban del programa y prepararlos para los exámenes de admisión universitaria.
Más adelante, trabajó en los laboratorios de microbiología, pues desea realizar estudios graduados en Física médica, disciplina que aplica a la práctica con los pacientes de diferentes condiciones de salud. El estudiante se acercó al doctor Carlos Ríos Velázquez, quien realiza una investigación acerca de la resistencia a la radiación en bacterias, para colaborar al principio como voluntario y luego, como estudiante a jornal.
“Estoy profundamente agradecido por toda la ayuda que me brindó el CUA. Ellos me proveyeron los libros que me resultaba imposible comprar, recibí diversos talleres sobre cómo redactar correctamente, cómo preparar un resumé y acerca del comportamiento profesional, sobre inteligencia emocional y el uso de nuevas tecnologías, así como de manejo de tiempo y estrés”, resaltó.
El ya egresado del RUM recuerda con alegría cuando otro joven se acerca al programa y sus vivencias han servido para estimular a los nuevos participantes.
“Me emociono cada vez que veo que ingresa un estudiante al CUA. Les aconsejo que aprovechen todas las ayudas que les dan. El proceso de transición durante esos primeros años de escuela superior y la universidad podrán ser intensos, pero se graduarán. Todo es cuestión de seguir luchando. Hoy en día, tener una educación es importante, no solo para conseguir un empleo, pero también para madurar como persona y crecer”, manifestó.
Por su parte, la doctora Lissette Rolón, quien fungió como investigadora principal cuando el alumno participó en el Centro, resaltó las ejectuorias del estudiante, quien cumplió la meta de culminar sus estudios.
“Edrick participó en el CUA desde la escuela intermedia y laboró conmigo por dos años como tutor. Es brillante, sencillo y generoso. No ha olvidado de dónde viene y vive siendo inspiración para otra gente de su comunidad. Es un signo del bien que la UPR puede hacer a los sectores empobrecidos materialmente, pero ricos en dignidad y talento”, destacó sobre el colegial.
El pasado verano, el universitario contrajo matrimonio con otra colegial, Keila De Jesús, quien se graduó en junio de 2016, como parte de la primera clase graduanda del Departamento de Psicología. Este logro tan significativo se lo dedica a su hermana Génesis, su madre Keisla Rodríguez y su padrastro, Osvaldo Villafañe.
Las metas del hoy graduado del RUM no terminan con el diploma que recibió, pues ya cuenta con ofertas de empleo, y en algún momento iniciará estudios a nivel graduado.
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