Aplicar los contenidos técnicos integrados en los currículos de cada asignatura representa un gran desafío tanto para el educador como para el alumno. En el caso de la ingeniería, atender los retos que supone mejorar el desempeño académico de sus estudiantes fue el propósito del Programa de Certificación de Educador Internacional de Ingeniería (IGIP) que se realizó del 23 al 27 de enero, en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
La jornada educativa es una iniciativa de Latin American Scholarship Program of American Universities (Laspau), entidad afiliada a la Universidad de Harvard, en colaboración con InnovaHiEd, el RUM y su Centro Hemisférico de Cooperación en Investigación y Educación en Ingeniería y Ciencia Aplicada (CoHemis). Es la primera vez que se ofrece en español el programa acreditado por la Sociedad Internacional de Pedagogía en Ingeniería, en el campus mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico.
El grupo de 26 académicos, proveniente de distintas partes de Latinoamérica y España, acudió al encuentro, motivado por formarse y desarrollar estrategias de enseñanza, en las que se implemente la tecnología para crear un ambiente que fomente el aprendizaje y al que se le pueda dar seguimiento.
IGIP se enfoca en promover tecnologías de enseñanza, abierto a educadores de ingeniería y disciplinas relacionadas. Los talleres contaron con los profesores Lueny Morell, Uriel Cukierman; y los doctores, Rosa Buxeda, y Wilson Rivera, del RUM, así como con el doctor Eduardo Vendrell, de la Universitat Politècnica de València (UPV).
Morell, quien enseñó en el Departamento de Ingeniería Química del RUM durante 24 años, es junto a Cukierman fundadora de InnovaHiEd, organización encargada de implementar nuevas técnicas en la enseñanza superior.
“Este es el primer curso formal del certificado profesional para educar a los profesores de ingeniería, de ciencias y ramas afines”, indicó la ingeniera química, quien, al culminar su trabajo en el aula, dedicó un tiempo a la industria, experiencias con las que desarrolló una nueva escuela de ingeniería en California.
De acuerdo con la educadora, el currículo consiste de tres fases que deberán completarse en por lo menos seis meses. Esta primera parte es presencial y consta de once créditos, distribuidos en nueve módulos. La segunda, incluye cuatro módulos de igual número de créditos en total, mientras que la tercera, abarca un módulo de cinco créditos y una miniconferencia. Al culminar, pueden añadir a sus credenciales académicas la abreviatura Ing.Paed.IGIP.
Según informó, una de las innovaciones que pretenden implementar es que cada tres años los profesores de ingeniería vayan a la industria, tal como ocurre en China. Otros cambios van encaminados a promover el interés de los alumnos, libre de distracciones y que incluya estrategias de evaluación continua.
Entre las herramientas disponibles, los pedagogos deben elaborar su portafolio educativo con rúbricas para evaluar el contenido.
Por su parte, el doctor Wilson Rivera Gallego, catedrático de Ciencias e ingeniería en la computación en el RUM, tuvo a su cargo uno de los módulos sobre el desarrollo del curso de diseño de ingeniería (Capstone).
“La idea es tratar de incorporar formas de evaluación y los retos o problemas críticos cuando estamos tratando de generar un curso completo de Capstone, la experiencia al final de un programa cualquiera, que incorpora elementos de práctica en el que los alumnos supuestamente, no deben aprender, sino aplicar lo que han aprendido durante todo el programa, a un proyecto final”, expresó.
De acuerdo con el instructor del IGIP, la ventaja es para el estudiante y para los programas, ya que permite evaluar el desempeño de sus integrantes.
En eso coincidieron los participantes, entre ellos, la profesora Ana María Barranco, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en Santiago, República Dominicana, al destacar los méritos de este programa para los docentes.
“Soy del área de ingeniería civil, de hidráulica. Para nosotros es un reto mantener la mejora continua en la enseñanza y pienso que participar de este tipo de programas que nos ayuden a adquirir nuevas destrezas, nuevos conocimientos y a romper el paradigma e ir evolucionando a una educación un poco más acorde a los nuevos tiempos, es un aspecto que debemos tener y mantener”, indicó.
De hecho, esos lazos colaborativos forman parte de la misión de CoHemis, entidad que cuenta con la experiencia de organizar talleres similares. Así lo afirmó el doctor Fernando Gilbes Santaella, director del Centro, encargado de la logística del evento y decano interino de la Facultad de Artes y Ciencias.