Fórmula de alianza ganadora

En ruta a afianzar su compromiso de casi tres décadas, el Programa Afiliados a la Industria (IAP) celebró recientemente su vigésimo novena reunión de primavera en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). En un ambiente de camaradería e intercambio de ideas, se reencontraron representantes de las compañías asociadas, así como estudiantes y docentes del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras (INEL), que ha servido de hogar a la gesta desde sus inicios.  

 

Este año el evento transcurrió el 7 y 8 de mayo en la Casa Capitular del Colegio de Ingenieros y Agrimensores de la Sultana del Oeste, donde alrededor de 90 alumnos, divididos en 27 proyectos, presentaron los resultados de sus investigaciones. A través de esta coyuntura, a la que se han sumado cientos de colegiales, no solo desarrollan una propuesta para solucionar retos de las compañías, sino que afinan sus destrezas, ponen en práctica lo aprendido en las clases y adquieren experiencia.

 

“La industria viene a ver el trabajo de los estudiantes, pero además se les proporcionan sus resumés. Los participantes son seleccionados primero por los profesores, así que ya cuentan con ese cedazo y muchas de las empresas aprovechan eso para ofrecerles oportunidades de empleo, de internados de verano, o Coop”, explicó el doctor Raúl E. Torres Muñiz, catedrático del departamento anfitrión y director de IAP.

 

Según agregó, para unirse a la iniciativa, las compañías hacen un donativo anual, cuya cantidad varía dependiendo de si es su primera vez y si someten proyectos para ser investigados por los colegiales, entre otros criterios. Junto a ese compromiso, también destacó el de los profesores de INEL, quienes se convierten en mentores de sus alumnos en el proceso y, muchas veces, aportan la idea principal de la propuesta, que no siempre nace de la petición del sector profesional.

 

Para este encuentro las afiliadas son: Texas Instruments, General Motors, Lincoln Laboratory, Harris, Raytheon, Lockheed Martin, DXC Technology y Verizon. 

 

“Nos sentimos honrados del éxito de esta larga y fructífera alianza. Esta reunión es testimonio de que se trata de una fórmula ganadora, una colaboración única que permite que, desde temprano en su carrera, los estudiantes puedan tener la experiencia de conocer la industria de una forma más cercana y, a su vez, contribuir con sus talentos”, enfatizó la rectora interina del RUM, Wilma Santiago Gabrielini, durante la apertura, cuando aprovechó para agradecer a los representantes de las empresas su apoyo a la Universidad.

 

En esa misma dirección se expresaron los doctores Agustín Rullán Toro y José Colom Ustáriz, decano de Ingeniería y director de INEL, respectivamente, quienes expresaron su gratitud a los visitantes por decir presente en una iniciativa que ha beneficiado a tantos egresados del RUM.

 

Precisamente, el director de IAP enfatizó en los múltiples beneficios que brinda esta vivencia, de lo que puede dar fe, ya que impactó su propia trayectoria.

 

“El programa tiene un mayor significado para mí porque fui estudiante participante. Me siento bien orgulloso de haber trabajado en ese entonces con el profesor Gerson Beauchamp, quien todavía colabora como mentor. Fue una experiencia que cambió mi vida y para muchos de estos jóvenes también. De hecho, muchas de las compañías que tenemos hoy, envían a representantes que también fueron alumnos de IAP; por lo tanto, lo conocen bien y creen en el esfuerzo. A eso debemos, en gran medida, su lealtad con nosotros”, reiteró Torres Muñiz.

 

Uno de esos representantes fieles es Juan Carlos Guerra Ibáñez, de DXC Technology, quien ha sido partícipe por los pasados 20 años, tiempo en el que ha podido confirmar una de sus mayores convicciones. 

 

“Empecé trabajando para Texas Instruments. Luego fui el corporate sponsor del programa de IAP en la misma empresa y este era mi bebé porque tenemos la oportunidad de entrevistar a los estudiantes por un año completo. Al final, quien llegaba a ser ingeniero en la compañía procedente de este programa, siempre era exitoso. Esto es un proyecto excepcional, en el que todo el mundo se beneficia”, apuntó Guerra Ibáñez, acompañado en la reunión por 10 de sus colegas de DXC, entre ellos el conferenciante principal, Stephen Singh, Chief Technical Officer for the Americas.

 

De otra parte, los colegiales Natalia Benítez Ramos y Fernando Rodríguez MacLaclan, ambos en quinto año del Departamento de Ingeniería y Ciencia en Computadoras, compartieron con Prensa RUM lo que ha significado su segunda oportunidad en el programa. 

 

“Ha sido una experiencia muy buena debido a que te da la práctica de crear, de ser un ingeniero porque tienes un problema y buscas una solución. Eso es sumamente importante y es lo que buscan las compañías cuando vienen acá, que uno pueda mostrarle que ha adquirido las herramientas necesarias para poder ser un profesional en el futuro”, reveló Natalia, quien trabajó la primera vez con las ondas electromagnéticas que emiten los aviones y los barcos; y en esta segunda ronda, con un microprocesador, que se conecta a una calculadora y se puede programar fácilmente.

 

En el caso de Fernando, su grupo colaboró en un proyecto para automatizar uno de los procesos de los servidores de la compañía DXC Technology. El año pasado, le tocó desarrollar la aplicación que se usaría en la reunión de IAP para las evaluaciones y los votos, por lo que explicó, junto a su grupo, su funcionamiento para beneficio de toda la audiencia.

 

“Ya hice un startup y tengo una compañía. Además, conseguí un contrato con una empresa en Estados Unidos para desarrollar el sistema y todo eso salió de aquí, de IAP. Así que yo entiendo que ha sido muy fructífero”, manifestó el joven colegial, quien completará el bachillerato de Software Engineering y ya fue admitido a un Coop en agosto con la empresa Google.

 

Por otro lado, con la ventaja de haberla celebrado en la sede del Colegio de Ingenieros, esta edición primaveral contó con la asistencia de integrantes de esa entidad, profesionales activos y egresados del Recinto, a quienes se les convalidaron horas de educación continua. Uno de los que dijo presente fue el ingeniero Julio A. Santiago Pérez, catedrático retirado de Ingeniería Eléctrica y precursor del IAP.

 

“Comenzamos el programa en el año 1989. Éramos pocos en aquella época, quizás cinco o seis profesores, interesados en una colaboración con la industria. En aquel momento, las compañías participantes lo que daban eran unos $1,000 o $2,000 y no se podía hacer mucho, pero empezamos poco a poco. El concepto era el mismo: aportar al desarrollo de estudiantes con la intención de reclutarlos en alguna forma”, apuntó, al tiempo que aseguró que sabía que era un concepto innovador con posibilidad de ser exitoso, ya que él venía de la industria, así que entendía sus necesidades.

 

Tanto Santiago Pérez como los integrantes del equipo de trabajo actual, adelantaron su entusiasmo por la celebración de la próxima reunión que marcará la celebración de los 30 años de esta gesta.