El impacto de María en cinco comunidades mayagüezanasEl impacto del huracán María en cinco comunidades de la ciudad de Mayagüez fue el eje de la investigación que realizó un grupo de estudiantes como parte del séptimo ciclo del Programa de Adiestramiento en Investigación Subgraduada (PAIS), adscrito al Departamento de Ciencias Sociales (CISO) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Liderados por el doctor Edwin Asencio Pagán, el conjunto se enfocó en analizar las condiciones de vida en El Maní, La Boquilla, La Vía, Santa Rosa de Lima y Jardines del Caribe y sus residentes. Sin embargo, la investigación surgió como producto de la colaboración que destinaron para atender esas áreas severamente afectadas. Esa ayuda inicial se convirtió el 15 de octubre en el Proyecto Esperanza, iniciativa a la que se integraron voluntariamente, alumnos, fraternidades como la Nu Sigma Beta, y profesores del Departamento de CISO. Gracias a ella, distribuyeron suministros en la zona. Tras conocer las comunidades y ganarse la confianza de sus residentes, lograron el acceso a 341 de las 400 personas impactadas para desarrollar el trabajo comunitario que se transformó en el abarcador proyecto de investigación bajo PAIS. Así denominaron su investigación científica: Actitudes y características de resiliencia que presentan una muestra de residentes de comunidades vulnerables del municipio de Mayagüez ante los efectos del huracán María. La propuesta analizó: la resiliencia de los residentes, la experiencia de quienes desalojaron o no sus viviendas, y las características de estrés postraumático que algunos exhiben. “Nos enfocamos en la inundación. De ahí, contrastamos la cantidad de agua que acumularon cada una de las áreas. Luego, los estudiantes elaboraron un inventario de las residencias que tuvieron pérdida total, lo que constituye una aportación, por los datos que se recopilaron, que pueden ser útiles, incluso, para el Municipio de Mayagüez”, explicó el doctor Asencio Pagán, mentor del colectivo. De acuerdo con el catedrático, se estudió la vulnerabilidad biofísica, para posteriormente trabajar con lo que experimentaron los ciudadanos en la inundación, producto, no solo de las lluvias del huracán, sino también por la cercanía de las comunidades al Río Grande de Añasco y la marejada ciclónica del Mar Caribe. De hecho, este aspecto fue el que capturó el interés del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico (UPR), con sede en el RUM, que les otorgó una subvención económica de $4,500. Para su director, el profesor Ruperto Chaparro Serrano, les facilitó el tener datos que expliquen por qué hay residentes en las zonas marinas y costeras. “Siempre hemos tenido en cuenta los aspectos sociales en el manejo de los recursos costeros. Necesitamos entender qué es lo que lleva a que la gente resida allí, por qué no se quieren mover, por qué están dispuestos a asumir riesgos al vivir en esas áreas. Ahora tenemos esa información para aplicarla a otros lugares”, afirmó Chaparro Serrano. El estudio se dividió en tres fases. Primeramente, se observó la actitud de los ciudadanos; se entrevistó a 16 participantes, ocho de ellos desalojaron sus residencias; hasta concluir con otras ocho entrevistas a quienes presentaron características de estrés postraumático a raíz de la experiencia. Asimismo, produjo tres hallazgos importantes: la situación emocional de los residentes, las condiciones en que algunos quedaron, la pérdida de residencias; y la necesidad de proveer ayuda emocional y espiritual como alternativa a la salud mental. La etapa denominada: Experiencias de residentes que desalojaron y no desalojaron sus residencias en comunidades vulnerables del municipio de Mayagüez, a causa del efecto de inundación provocado por el huracán María, destacó la vulnerabilidad de las comunidades ante el fenómeno de la inundación por la proximidad al Río Grande de Añasco y las escorrentías. Los jóvenes consideraron las experiencias previas de los residentes, que en promedio, llevan 34 años allí, y exploraron cómo se prepararon antes y después del ciclón y lo que este trajo consigo. Entre los hallazgos, expresaron que conocían su vulnerabilidad biofísica y que habían experimentado inundaciones previamente en ese mismo lugar. De los entrevistados, solo uno no optó por refugiarse con familiares y aunque sus viviendas no garantizan su seguridad, regresaron a ellas porque llevan allí toda su vida y es lo que tienen a su alcance. Su proceso de recuperación lo definieron como arduo por la falta de agua y la tardanza en el recogido de escombros. Además, criticaron que las ayudas económicas fueron desproporcionales a las pérdidas experimentadas. Mientras, en Actitudes y características de resiliencia en residentes de comunidades vulnerables al evento de inundación en el municipio de Mayagüez tras el paso del huracán María, las entrevistas revelaron que el género predominante entre los afectados fue el femenino, la escolaridad máxima fue escuela superior, y el ingreso bruto mensual cae bajo el nivel de pobreza. Otro aspecto que consideraron fue el material de construcción, que en su mayoría eran de madera y de una sola planta. Asimismo, manifestaron falta de preparación, ansiedad y pesimismo entre los vecinos ante la llegada del huracán. En cuanto al tercer componente, Síntomas del trastorno por estrés postraumático en residentes de comunidades vulnerables al evento de inundación en el municipio de Mayagüez tras el paso del huracán María, los investigadores concentraron su análisis en la comunidad de El Maní. Allí identificaron ciertos rasgos del estrés postraumático en los ocho participantes. Entre los síntomas, estos presentaron pensamientos involuntarios, y manifestaron que evitan ver fotos, vídeos y noticias relacionadas con lo ocurrido. Este grupo expresó haber encontrado en la fe el apoyo emocional que necesitan, además de recurrir a la siembra, y a los quehaceres del hogar. Por su parte, el doctor Douglas Santos, director de PAIS y del Departamento de Psicología, reconoció la destacada participación de los colegiales en un proyecto en el que se desempeñaron más que asistentes de investigación en coinvestigadores de la misma. Los investigadores fueron: Naysha Alcalá Loaiza, Valeria Belvis Aquino, Orlandy Cabrera Valentín, Kathianny Cervantes Quiñones, Claudia Cruz Tirado, Angélica Díaz, Thairys Flores Ocasio, Paola Goyco Ortiz, Ivannayeli Hernández Nieves, Laiana Lugo Santori, Clery Morales Torres, Sarita Rivera Avilés, Luis Soto Collazo y Osciris Vargas Vargas. Asimismo, los fundadores del Proyecto Esperanza fueron: Eniel Asencio Camacho, Wendaliz Camacho Vega, Héctor O. Colón Cabán, Juliana C. Mojica Medina, José Montalvo González, Natalia N. Paz Bonilla, Sarita Rivera Avilés, Santos J. Rivera Cardona, Ricardo Serrano Rodríguez, y Clery, Orlandy, Osciris, y Valeria. SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=4238 |