Con la misión de ofrecer un foro de mejoramiento profesional a la facultad, el personal técnico y los estudiantes graduados del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), se llevó a cabo, por segundo año consecutivo durante el verano, el Taller de Genómica Avanzada de Hongos.
Así lo dio a conocer la doctora Lydia Rivera Vargas, catedrática del Departamento de Cultivos y Ciencias Agroambientales de ese Colegio, quien tuvo a su cargo organizar la iniciativa como parte del proyecto DNA-Based, Inmunofluorescence, and Nano Technologies: Inspiring the Next Generation of Scientists at the College of Agricultural Sciences, del cual es la investigadora principal y que recibe la subvención del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en específico de su agencia National Institute of Food and Agriculture (NIFA-HIS) cuyos fondos son destinados a instituciones que ofrecen servicios a hispanos.
"Tiene varios componentes aparte del de mejoramiento profesional, uno es el de preparar estudiantes a nivel de escuelas intermedias y superiores y otro de elaboración y mejoramiento de currículos", informó la doctora Rivera Vargas, al tiempo que mencionó a las colegas que trabajan junto a ella en esta iniciativa: las doctoras Merari Feliciano Rivera, también de Cultivos y Ciencias Agroambientales; Leyda Ponce de León, de Ciencia y Tecnología de Alimentos; y Patricia Ortiz, de Ingeniería Química, en la parte de nanotecnología.
Para esta ocasión, el colectivo se concentró en el taller con el propósito de que los expertos pudieran ampliar sus conocimientos y relacionarse con diversas tecnologías. El evento se llevó a cabo del 16 al 20 de junio pasado en el Centro de Adiestramiento de Biotecnología Industrial, ubicado en el Edificio Darlington, con la participación de 23 personas: cinco integrantes de la facultad, un técnico, un alumno del programa de Biotecnología y estudiantes graduados.
"Nos visitaron dos científicos de la Universidad del estado de Ohio, el doctor Thomas Mitchell y la doctora Dominic Tate, quienes han estado a cargo de adiestrarnos. Hemos hecho extracción de RNA (ácido ribonucleico) para específicamente entender el comportamiento a nivel molecular de un hongo que es patógeno del arroz, ver cómo aprenden, se expresan esos genes, cómo penetran el tejido de la planta y poder realizar algún control del comportamiento de este hongo", detalló la doctora Rivera Vargas.
De acuerdo con la especialista en fitopatología, este tipo de coyunturas tiene una gran relevancia porque no son frecuentes en Puerto Rico y brindan la experiencia de científicos de gran calibre.
"Es único porque a veces en la Isla no tenemos estos foros. Estamos hablando con personas que son expertas a nivel mundial, que están visitándonos, que viajan todo el mundo haciendo este tipo de talleres y que esta propuesta nos permita llevarle esto a los estudiantes y a los profesores, es una excelente oportunidad", reiteró.
Coincidió con la investigadora, el doctor Thomas Mitchell, catedrático del Departamento of Fitopatología de Ohio State University, quien elogió este tipo de subvención gubernamental porque en su mayoría incluye el componente de educación continua a la facultad y por la posibilidad de trabajo colaborativo que representa entre universidades de Estados Unidos y Puerto Rico en temas afines. De hecho, esa vertiente formó parte de la misión que tuvo el experto como recurso principal del taller.
"Realmente, el propósito es triple: el primero es exponer a los estudiantes a la biotecnología, a las técnicas y el rigor de lo que es necesario para prepararlos a nivel laboral, es adiestramiento. La segunda es que puedan tener una interacción con profesores con quienes normalmente no trabajan. Eso es un aspecto de gran magnitud, que interactúes conmigo, que me puedas hacer preguntas y ver que probablemente yo pienso distinto a ti. Y la tercera, es tratar de motivarlos a que piensen en términos más científicos", explicó el doctor Mitchell.
La agenda del taller se dividió entre charlas, trabajo en laboratorio y discusiones de los hallazgos a lo largo de cinco ideas de jornada intensa. Para la doctora Feliciano Rivera, por ejemplo, el tiempo invertido en esta gesta fue sumamente productivo porque trataron un tema de gran relevancia global.
"Primero estuvimos en clases sobre los diferentes tópicos relacionados con los aspectos moleculares. Ya los demás días, trabajamos directamente en el laboratorio con hongos, que es un agente causal de enfermedades en arroz y es de suma importancia a nivel mundial en términos económicos", subrayó la catedrática, quien forma parte del grupo investigativo de su colega, exprofesora y mentora, la doctora Rivera Vargas.
"Para mí es un placer ser parte de este proyecto que es bien innovador, que da la oportunidad tanto al personal del Recinto como a estudiantes graduados y subgraduados de poder aprender y desarrollarse en áreas que probablemente no tenemos preparación como son las moleculares. Ha sido una gran ventaja para los estudiantes poder entrenarse y poderlo aplicar también en las clases graduadas que enseño e integrarlo al currículo", destacó.
Coincidió con ella otra colega del CCA y participante del taller, la doctora Consuelo Estevez de Jensen, catedrática asociada del Cultivos y Ciencias Agroambientales, quien ve de manera positiva lo que se logró a través del adiestramiento.
"Es muy importante, ya que estamos revisando tanto en teoría, como en la parte práctica la utilización de métodos para diagnóstico, métodos para conocer de una forma más sensitiva por ejemplo, organismos diferentes. Se pueden aplicar para hongos, bacterias, virus y es muy relevante porque estas técnicas son recientes y tenemos los equipos y las instalaciones para realizarlas", manifestó la catedrática, quien está convencida que la manera más apropiada de aplicar el conocimiento es a través de la práctica.