La energía y la intensidad de su interpretación fueron evidentes desde los primeros acordes del bolero-son Lágrimas negras. De inmediato, cual relación simbiótica, el teclado y las manos del pianista, se entrelazaron con toques que fluctuaban entre los vibrantes, con una fuerza natural, hasta los sublimes con una ternura especial.
Así transcurrió el jueves Presencias, con el ímpetu del piano virtuoso del cubano Yan Carlos Artime Pérez, cuyas ejecutorias como músico incluyen el violín, la composición y la producción, entre otros.
Un repleto Anfiteatro Ramón Figueroa Chapel del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) fue testigo de la técnica mesmerizante del maestro que combina la precisión de las notas con un expresivo lenguaje corporal.
En el recital, Artime Pérez incluyó temas de compositores cubanos y tres de su autoría. Tras su versión de Lágrimas negras, de Miguel Matamoros; le siguió Berceuce campesina, de Alejandro García Caturla.
Luego, interpretó Colores, una pieza que compuso para su progenitor Carlos Artime, con motivo de una exposición que presentó su padre, quien es arquitecto, pintor y ceramista.
Continúo con Consuélame, otra obra de su autoría dedicada a su madre Arline Pérez, reconocida pianista cubana, ya fallecida.
Tata Cuñengue, de Eliseo Grenet y Perla Marina, de Sindo Garay, precedieron al Danzón de infancia, otra de sus composiciones inspirada en su hijo.
Acto seguido, el pianista sostuvo un ameno conversatorio con los presentes, quienes le preguntaron desde asuntos técnicos de la interpretación de sus piezas hasta sus motivaciones para escribir música. Y la velada concluyó con una magistral ejecución de la canción popular cubana El manisero, de Moisés Simons Rodríguez.
"Quiero que la gente me conozca como persona. No solamente la cosa fría del pianista que toca y los demás ven y aplauden. Deseo que sepan quién soy y para eso quiero ser lo más genuino y lo más sincero posible. Por eso, prefiero tocar cosas que tengan que ver con mi infancia, con mi desarrollo de vida, con mi nacionalidad, inclusive", indicó el artista en un aparte con Prensa RUM.
Además, comentó sobre su inspiración para dedicar música a sus familiares.
"Yo me imagino que, en el subconsciente, está el hecho de que no estoy con ellos. Pero, aparte de eso, ya hace algunos años, tengo muy en mente aprovechar todo lo que tengo en vida. Entonces, creo que lo que queda es lo que uno hace, lo que uno deja, entiende, y por eso hay que hacerlo ahora, no más tarde", sostuvo.
Artime Pérez agradeció al RUM por la invitación a la cartelera de Presencias.
"Para mí ha sido un gran placer. Yo felicito a la organización, al Recinto, al Rector y a la audiencia, ya que se llenó. Ha sido muy placentero, la he pasado muy bien, y espero que ustedes también", agregó.
Por su parte, el doctor José Antonio López, coordinador del Proyecto Integral de Cultura, adscrito a la Oficina del Rector, afirmó que se trató de un concierto extraordinario.
"El repertorio, el nivel técnico, el virtuosismo, pero sobre todo la musicalidad, el gusto, un verdadero banquete, y creo que toda la audiencia, toda la sala se siente igual que yo", indicó.
La jornada continuó este jueves, 30 de octubre con la conferencia magistral La batuta de mi vida que dictó el director emérito de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, Roselín Pabón.
El jueves, 6 de noviembre se presentará el documental El antillano del productor Tito Román. La pieza fílmica, que se proyectará en las afueras del Museo de Arte y Senado Académico (MuSA) del RUM a las 8:00 p.m., trata sobre la vida de Ramón Emeterio Betances.
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