El brillo que caracteriza a los colegiales por sobresalir en todos los renglones y disciplinas, se pintó de un matiz especial el pasado jueves, 23 de octubre cuando de forma multitudinaria demostraron el valor de la solidaridad durante la segunda edición de la Marcha Rosada que se celebró en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Comprometidos, desde el ámbito educativo, con aportar al conocimiento sobre el cáncer de seno o mama, así como la importancia de su prevención y detección temprana, alrededor de 2,800 estudiantes, empleados, profesores, invitados, sobrevivientes e integrantes de la comunidad y de la región caminaron por el campus mayagüezano para respaldar la causa. La cifra fue estimada por la Sociedad Americana contra el Cáncer (SAC) que este año estrenó el lema Sigue mis pasos.
Superado el número de participantes de la primera jornada, el Recinto también logró sobrepasar la cantidad de su donativo a esa entidad, que este año ascendió a $ 38 mil, como resultado de la campaña de recaudación de fondos, en su mayoría provenientes de lo recolectado al adquirir la camiseta emblemática en su edición especial con la huella colegial.
La noticia se dio a conocer durante los actos protocolares, previos a la caminata, que este año tuvieron lugar en la entrada principal del Edificio Josefina Torres Torres, casa del Departamento de Enfermería, uno de los colaboradores de la iniciativa. La doctora Gladys González, catedrática de Ciencias Agrícolas y coordinadora del Comité de la Marcha Rosada, acompañada por el rector del RUM, doctor John Fernández Van Cleve, hicieron entrega del cheque a Juan Carlos Mejías, director ejecutivo de la Unidad del Oeste de la SAC.
“La primera marcha en el Recinto significó una gran demostración dirigida hacia la sensibilización. En este segundo año, solo tenemos que echar una mirada a este gran batey para estar de acuerdo que hoy tenemos por lo menos el doble de los caminantes”, observó la doctora González, al tiempo que ofreció datos históricos sobre la disposición de la SAC de celebrar en octubre, desde 1985, el mes internacional de la concienciación, prevención y detección temprana de este padecimiento.
La también sobreviviente destacó que se trata del tipo de cáncer de mayor incidencia en la población femenina puertorriqueña, aunque afecta también al uno por ciento de los hombres. Asimismo, aseveró que las expectativas en esta lucha son muy alentadoras, a pesar de que las estadísticas continúan aumentando en el País.
“Hay esperanza porque un alto porcentaje de las mujeres diagnosticadas sobrevivimos la enfermedad. Además, los resultados de investigaciones que han sido posible en alguna medida por las donaciones que personas como ustedes hacen a la Sociedad, nos permiten afirmar que hay muchas formas de disminuir el riesgo, que hay estrategias para prevenir, que la detección temprana salva vidas”, aseguró.
De igual forma se dirigió al público otra de las portavoces y luchadoras de esta causa en el Recinto, la doctora Bernadette Delgado, catedrática de Psicología en el Departamento de Ciencias Sociales, quien aceptó la dedicatoria del evento a nombre de las mujeres guerreras que han superado la enfermedad.
“Con humildad y emoción recibo el reconocimiento a quienes apadrinan hoy este evento. La definición de sobreviviente indica la superación de una prueba difícil, vivir después de un suceso que pone la vida en peligro. Estoy segura que para todos y todas las que hemos dado la batalla, la palabra toma el significado de vivir plenamente luego de un momento que ha marcado la vida nuestra y de nuestras familias”, manifestó, al tiempo que pidió un aplauso “para las que han ganado y las que siguen dando la lucha”.
Por su parte, el rector Fernández Van Cleve, aprovechó su mensaje para dar la bienvenida a todos los caminantes y agradecer al Comité por la organización impecable de un evento de esta envergadura que logró involucrar a una gran cantidad de colegiales.
“Es necesario estar presentes, esto es una enfermedad que ataca, que no tiene compasión, ni barreras. Estamos hablando de hijas, madres, esposas, sobrinas, abuelas, y es importante que se pueda levantar la conciencia para que esto se pueda erradicar lo más pronto posible, para poder tener una cura de la forma más eficiente. La actividad, extraordinaria. Estoy bien contento con el entusiasmo y con la participación”, reiteró a Prensa RUM.
Antes de partir hacia la meta establecida, el UPRM Dance Team calentó los motores de los asistentes con su talento en una contagiosa coreografía al ritmo de la muy acertada canción Caminando de Rubén Blades. Luego, desde el punto de partida y encabezados por la Banda de Marcha y las Abanderadas, se movió la multitud como una gigante serpentina rosada desde la Avenida Las Palmeras hasta la Antigua Pista Atlética.
La Marcha Rosada se distinguió por un masivo apoyo de comparsas que representaron a los departamentos académicos, oficinas administrativas y organizaciones estudiantiles, cuyo dinamismo y energía imprimieron un ambiente de celebración y alegría. Según datos ofrecidos por las organizadoras, se estimó un total de 44 comparsas, 33 registradas y 11 que hicieron acto de presencia y se inscribieron el mismo día. Las más numerosas fueron: Cinco Días Con Nuestra Tierra, con 100 personas; el Servicio de Extensión Agrícola, con 60; la Escuela Segunda Unidad Juan Cancio Ortiz de Lajas, 53; la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico Recinto de Mayagüez, que se unió por segundo año consecutivo a la iniciativa con 50 participantes; Medlife RUM, 50; y el Círculo de Premédicos, con 40 caminantes.
A juicio de la doctora Delgado, estos colectivos “son los que fomentan en sus miembros el desarrollo de valores y principios de solidaridad, sensibilidad y empatía”.
Al finalizar el recorrido, los caminantes formaron una inmensa huella de Tarzán, la mascota colegial, dibujada sobre el campo de la pista como recuerdo de la jornada y como símbolo de la contribución del Recinto.
“La huella que se hizo fue masiva, mucho más grande que la del año pasado. Nos sentimos felices, porque estamos contribuyendo a que la sociedad a su vez pueda usar los fondos que nosotros recaudamos para hacer investigación y ver si al fin podemos decir ‘no más cáncer del seno’ ”, dijo la doctora González.
Coincidió el director de la Unidad Oeste de la SAC, quien agradeció el esfuerzo de la comunidad universitaria por mostrar su compromiso y respaldo.
“Es importante que ustedes sepan que cada camisa adquirida ha de convertirse en una mamografía para una mujer que no tiene los recursos y eso puede ser determinante. Lo que han hecho, con el donativo que están dando, es salvar vidas”, manifestó Mejías.
Keyla Rivera, alumna del Departamento de Estudios Hispánicos, fue una de cientos de jóvenes que decidió hacer historia en el recorrido por una razón muy válida.
“Estoy marchando por mi abuela que es sobreviviente de cáncer. Gracias a Dios, lleva diez años libre de cáncer, y lo hice por ella. Es bien importante que nosotros como una Universidad tan grande creemos conciencia, y no tan solo aquí en el Recinto, sino que lo llevemos a más personas”, puntualizó.