Un frío y lluvioso día a comienzos de noviembre no fue obstáculo para cientos de estudiantes, de escuelas públicas de nivel intermedio y superior de la región oeste de Puerto Rico, cuya motivación los movilizó hasta el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), donde fueron partícipes de una jornada educativa en la que no solo aprendieron sobre nanotecnología, sino que demostraron el conocimiento adquirido al construir un modelo de polímeros nanocompuestos.
El foro ocurrió durante la asamblea anual de los 15 Clubes de Ciencias e Ingeniería de Materiales que organiza el Centro de Excelencia de Investigación en Ciencia y Tecnología (CREST), que este año reunió en el Coliseo Rafael A. Mangual a alrededor de 350 jóvenes. Esta es, sin dudas, una de las más emblemáticas iniciativas de esa entidad y de mayor impacto en esa población, que se encuentra en una etapa decisiva a la hora de definir sus futuros intereses en una carrera universitaria.
Además, según explicaron sus coordinadores, es una experiencia única para que los integrantes interactúen, aprendan sobre el trabajo colaborativo, se expongan a una visita al Recinto y a la excelencia académica de los programas colegiales de Ciencias e Ingeniería.
"Vienen entusiasmados porque van a hacer un modelo con globos, pero la idea es llevarles el mensaje de la nanotecnología. Este año tenemos el tema de los polímeros para que después desarrollen y puedan ver cómo se hacen esos materiales, sus diferentes características y su uso en la vida diaria. El propósito es que a través de esa representación física, en la que ellos realmente construyen, se lleven el mensaje, que vean las piezas fundamentales de ese concepto que se les está tratando de enseñar", explicó la doctora Agnes Padovani, directora del componente educativo y catedrática de Ingeniería General.
Por su parte, el doctor Oscar Marcelo Suárez, investigador principal y director de CREST, recordó cómo el evento comenzó y ha ido evolucionando por casi una década en la que cada día se suman más aliados.
"Empezamos en forma, quizás, conservadora únicamente con escuelas públicas superiores, pero fueron las mismas maestras quienes nos aconsejaron optimizar lo que estábamos haciendo. Nos recomendaron comenzar con las escuelas intermedias porque hay un problema bien serio en ese nivel, en el que se produce la divergencia de quienes van a aspirar a metas más grandes y cuyas condiciones económicas les impide llegar. Entonces empezamos a trabajar con ese objetivo, generar impacto en esos grados para traer más aspirantes a científicos, a ingenieros al Recinto", narró.
El también catedrático del Departamento de Ingeniería General pasó revista de los logros dentro de los que han alcanzado que hasta un 80 por ciento de los miembros de los clubes ingresen al RUM, a otros recintos de la Universidad de Puerto Rico (UPR) e incluso a instituciones privadas a cursar estudios en Ciencias e Ingeniería.
"Yo considero al ingeniero como el transformador de la sociedad. Tenemos la formación científica, pero también la curiosa habilidad de llevar esas cosas a lo concreto, que sirva para el beneficio de la humanidad", agregó.
Luego de los saludos protocolares de los decanos del Colegio de Ingeniería, al cual está adscrita la entidad organizadora, fue otro de los colegas del Ingeniería Química, el doctor David Suleiman, quien tuvo a su cargo dictar la conferencia principal sobre Polímeros nanocompuestos: Tecnología del Siglo XXI, y responsable además de diseñar el módulo de la parte práctica en la que los representantes escolares debían construir un modelo utilizando globos y otros materiales.
"La charla iba centrada en el tema de la nanotecnología. Cómo uno puede construir materiales para aplicaciones diversas y que vieran específicamente, en el caso del polímero, cómo la naturaleza de cada átomo y cómo cada átomo tiene un rol bien importante en las propiedades, en las aplicaciones que estos materiales van a terminar teniendo. Hablamos sobre diversas situaciones de la vida cotidiana para que ellos pudieran familiarizarse y ver que cosas tan sencillas como el teléfono iPhone tiene diferentes tipos de polímeros con unas características únicas. Eventualmente, queremos que esos materiales sigan cambiando y continúe una tecnología más y más sofisticada, que nos permita hacer cosas aún más maravillosas", relató el también investigador de CREST.
El doctor Suleiman aclaró que no fue tarea fácil ofrecer esta información a jóvenes de esta edad, de manera que pudieran entenderla en forma clara y concisa.
"Esta presentación fue más retadora que dar una en Georgia Tech o en una universidad, porque el mensaje aquí es uno de motivación, que puedan entender lo maravilloso de la ciencias y la tecnología y cuántas cosas todavía quedan por descubrirse, por contribuir para hacer de nuestras vidas un poco mejor, de eso creo que se trata. Aquí tenemos muchos estudiantes que son excelentes, en algún momento decidieron estar en clubes de Ciencias y materiales y nadie les obligó. Son buenos y tienen el potencial para explorar esas mentes", opinó.
Precisamente, una vez culminó la conferencia, las escuelas se movilizaron al primer piso del Coliseo donde comenzaron a construir sus modelos. El trabajo en equipo, la repartición adecuada de tareas entre los "ingenieros" de materiales, de producción y de calidad, la comunicación entre el conjunto y la colaboración fueron algunas de las características que se pudieron observar en los distintos equipos, mientras completaban este reto.
A Irian Marie Ruiz Vera, de undécimo grado de la Escuela Segundo Ruiz Belvis de Hormigueros, la vivencia la hizo sentir como toda una profesional del campo de la Ingeniería por lo cercana que se sintió al entorno universitario.
"Fue espectacular. Trabajar con los polímeros, los globos, laborar en equipo, ser parte de los ingenieros del Colegio. Me inspira mucho y me llama la atención para en un futuro estudiar aquí", subrayó la alumna, cuyo grupo fue uno de las primeros en finalizar el desafío.
"La clave fue trabajar en equipo, seguir las instrucciones. Tener esa fuerza como escuela que somos y como equipo", destacó.
De igual forma lo visualiza Johnny Santiago, de la Escuela Inés María Mendoza en Cabo Rojo, quien aprendió que esa cohesión con sus compañeros fue una clave importante del proceso.
"Para mí esto ha sido fenomenal. He aprendido un montón con los profesores de aquí y también, a trabajar en equipo. Ha sido inolvidable y me ayudará mucho. Yo quiero ser ingeniero en un futuro y pienso estudiar aquí, así que esta actividad será de mucho fruto para mí. Desde intermedia había pensado en esa carrera y al ver este programa, este club, me inspiró mucho más", aseveró el también alumno de grado once.
El caso de Isabela Tirado es especial, pues su escuela, la Segunda Unidad Galo Rosado de San Germán, es de las pocas a nivel intermedio que cuentan con los clubes y que dan esta coyuntura única a discípulos como ella, en octavo grado.
"Me ha encantado porque hemos tenido oportunidades que otros quisieran tener", opinó.
Mientras, los educadores también consideran que tanto la asamblea como los clubes les proporcionan beneficios no solo para complementar sus agendas didácticas, sino para inspirar a sus estudiantes.
"Lo primero es que el solo hecho de venir al Colegio para ellos es único. Tienen que pasar por unos procesos previos antes, como trabajar en investigación en los salones. Una vez están aquí, ven otro mundo y ven lo grandes que pueden ser en el futuro", enfatizó Lucille Oliver Cebollero, quien dicta el curso de Química en la Inés María Mendoza.
Para su colega maestra Ivette Díaz Román, de la Escuela Galo Rosado, asistió por primera vez a la reunión anual, junto a sus discípulos, quienes se sintieron tan bienvenidos e integrados en la aventura que desean ya repetirla.
"Me llevé de la actividad unas palabras del profesor Marcelo Suárez. Él nos dijo 'que paramos de crecer cuando dejamos de soñar'. De eso se trata todo, yo llevo a mis estudiantes a la actividad para que sueñen con estar en la Universidad, para que se visualicen construyendo, haciendo. Luego se preparan para llegar a su meta soñada. Los sueños no tienen límites, salen de cada persona de manera individual, según sus inclinaciones y talentos, contagian y benefician a otros", puntualizó.