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Enciende "El Fua" a La Cueva de Tarzán

Por Azyadeth Vélez Candelario (yadeth@uprm.edu)
PRENSA RUM

jueves, 18 de diciembre de 2014

Desde mi niñez
Me enseñó a vivir
Y a sobrevivir
Hasta mi vejez
Era muy cortés
Jíbaro genuino
Dulce como el vino
Cual gallo de raza
El Rey de la casa
Un padre divino

Un padre divino de Alfonso Vélez Iturrino

 

Nunca me pongo nerviosa cuando asisto a algunas de las ya incontables presentaciones artísticas de Papi a las que he ido durante toda mi vida.

Sin embargo, en esta ocasión era diferente pues, se iba a presentar ante un público precisamente, distinto, no el que acostumbra ir a sus conciertos, sino uno joven, compuesto en su mayoría por estudiantes del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), de quienes yo pensaba, erróneamente, que no les gustaba ni conocían la música típica que por las últimas cinco décadas ha sido el estandarte, el modo de vida y la forma de demostrar su genuino amor por su patria, Puerto Rico, de don Alfonso Vélez Iturrino, a quien todos conocen como El Fua, por el emblemático tema navideño de su autoría, y a quien yo simplemente, llamo “Papi” desde que nací.

Pero, como esta nota no se trata de mí, les relataré que Papi, un jibarito natural del barrio Miraflores de Añasco, se presentó ante casa llena en La Cueva de Tarzán, en la actividad Nuestras tradiciones con música de pueblo: Coloquio musical con Alfonso Vélez “El Fua”, invitado por el Proyecto Fiesta Colegial, adscrito al Departamento de Servicios Médicos del Recinto, que dirige esa gran dama y colegial de pura cepa, Rosie Torres de Calderón.

Contrario a mí, y supongo que por la seguridad y la veteranía que le producen sus años sobre los escenarios, Papi no estaba nervioso; al contrario, en entrevista con esta servidora -sí, para colmo, mi jefa me asignó cubrir el evento y, por supuesto, entrevistarlo para Prensa RUM- me aseguró, con el humilde, sencillo y carismático hablar que lo caracteriza, que aunque los colegiales presentes eran jóvenes y la mayoría de sus éxitos más conocidos datan de hace más de cuatro décadas, él estaba seguro de que iban a disfrutar de sus interpretaciones.

“Me siento muy bien de estar aquí en el Colegio de Mayagüez, porque a mí me huele que la música mía le gusta a los jóvenes también. Y claro, aunque yo tengo muchos años en esto y cuando yo hice El Fua todavía no habían nacido, pero con el tiempo les ha gustado, que creo que todos lo conocen y a la música nuestra”, expresó.

Y no se equivocó, tanto los estudiantes como los empleados que se dieron cita en La Cueva de Tarzán, uno de estos y quizás de los más que gozó, Hernán Méndez, coordinador del Programa de Promoción de la Salud, se disfrutaron y corearon cada una de las canciones que interpretó el también compositor de A quién no le gusta eso, que dio a conocer Marco Antonio Muñiz, y el Wepa, wepa, wepa, que todo el mundo identifica como El jolgorio, y de la que existen cientos de versiones, quizás la más conocida la que grabó El Gran Combo de Puerto Rico.

El festín musical comenzó al son de los versos Vámonos pa’ la montaña que llegó la Navidad, un aguinaldo villalbeño que también escribió y que evoca los inicios de la época más bonita del año, y continuó con varios temas de su más reciente producción musical, la número 54, Puerto Rico: Belleza y encanto. Entre estos, cantó dos de su autoría: El desdén, una trulla, que pese a su título, sus versos son motivadores y estimulan al País a que cante y olvide sus penas en estos tiempos de crisis (Canta Puerto Rico, olvida el desdén porque si tú lloras, lloro yo también); y Eran cuatro gatos, otra trulla, que es una crítica muy divertida, tal cual es él, de las parrandas de ahora que sólo cuentan con bongós y panderetas, pero sin guitarras, ni güiros, cuyo coro dice: El año pasado, me llegó una trulla, con sabor amargo, como el café pulla.

Precisamente, ese elixir dulce y rico se lo tomaron los chicos que asistieron a La Cueva durante el evento y quienes, no perdieron tiempo para, además, disfrutar de la música del reconocido cantautor puertorriqueño, quien cuenta con más de cinco décadas de trayectoria musical.

“Esta actividad me interesó mucho, desde que supe que iba a venir don Alfonso. Yo por lo menos, soy una persona bien navideña, tengo el Christmas Spirit y cuando lo vi, me ‘pompié’ y tuve que llegar hasta acá”, señaló entusiasmado Martín Molina, un humacaeño que cursa su tercer año en Sistemas Computadorizados de Información, de Administración de Empresas.

De ese mismo programa académico es Natasha Sanabria, quien pertenece a Fiesta Colegial y quien también gozó del Coloquio musical en el que aprovechó la oportunidad para llevar el mensaje de ese proyecto: Si vas a guiar, pasa la llave. De hecho, los muchachos de la iniciativa repartieron un recetario de bebidas propias de la época en las que no se usa el alcohol en su preparación.

De igual modo, la directora de Servicios Médicos fue enfática en afirmar que, aunque hubo alguno que otro momento jocoso durante el evento, propio de la cultura puertorriqueña, los estudiantes deben estar conscientes de que el alcohol no mezcla con el guiar y hasta puede afectarles su vida universitaria.

“Queríamos que el Café Colegial abriera las actividades de la Navidad en el Recinto y quisimos traer a don Alfonso Vélez “El Fua” para que celebrara nuestras tradiciones con música de pueblo. Los estudiantes se lo han disfrutado al máximo y el Café estuvo lleno a capacidad”, agregó.

Añadió que el evento sirvió como preámbulo al Encendido de la Navidad Colegial y que contó con el auspicio de la Oficina del Rector del RUM, doctor John Fernández Van Cleve, y el Decanato de Estudiantes, que dirige el doctor Francisco Maldonado Fortunet.

Además de los instantes de picardía provocados por los ingeniosos comentarios y las interpretaciones de mi padre, otro momento muy disfrutado por todos fue la participación espontánea de Carlos Ramos, natural de Camuy y alumno de primer año de Biología, quien tampoco perdió tiempo en expresar su deseo de acompañar al cantor de tierra adentro y al conjunto Rumba Cuatro para, de esta forma, demostrar los talentos de la polifacética cría colegial a la que orgullosamente pertenece.

“Estaba en los ensayos de la Orquesta y vine aquí a descansar un ratito, en lo que entro a mi próxima clase y me encontré con esta fiesta y dije ‘Vamos a unirnos’ ”, indicó el joven, quien mostró su satisfacción de poder acompañar a mi progenitor en una de sus interpretaciones.

De esta manera, el colegial literalmente sentó al maestro cuatrista Rey Delgado, quien con mucho gusto le cedió su silla al joven músico que tocó, improvisadamente junto con el grupo, El cardenalito, esta de forma instrumental, y La causante, de la autoría de ese otro gran exponente de la música autóctona nuestra, el mocano Nito Méndez.

Les cuento que para mí fue una grata sorpresa ver y escuchar a mi amado padre -nunca lo había hecho- interpretar, sin que se le quebrara la voz, ese tema de su gran amigo fallecido hace poco años, quien llamaba Genaro a Papi en son de broma, porque siempre se respetaron y admiraron mucho, y fueron como dos hermanos unidos por un mismo amor, la música borinqueña.

Otro tema esperanzador incluido en el banquete musical típico fue Con mucha fe y esperanza, una chacarera puertorriqueña, cuyos versos dicen Con mucha y esperanza, el año nuevo yo espero, rogándole a Dios que traiga la paz para el mundo entero. Estos son mis ruegos esta Navidad, que haya mucho amor en la humanidad.

Asimismo, la guaracha Somos la changa avivó la algarabía de los asistentes con sus versos que exaltan las pícaras características de nosotros, los boricuas, entre otros temas musicales que cantó.

Por supuesto, en esa fiesta navideña no pudo faltar El Fua, quizás la más conocida de Papi, que grabó en 1973 y de la que dijo que había perdido la cuenta de cuántas veces había cantado, provocando las risas de los presentes, quienes no perdieron tiempo en corearla y algunos, en ponerse de pie para bailarla, al son de las furiosas -como yo las describo-, enérgicas e inseparables maracas que toca con una sola mano mi adorado padre.

En este punto, me tomo la libertad de relatarles que el nombre verdadero de esa canción es La luz (que yo siempre digo que fuera como La copa de la vida, interpretada por Ricky Martin, si la hubiera grabado en esta época de la internet, redes sociales y celulares inteligentes), tema que para muchos es un himno infaltable en sus parrandas navideñas y que en mi hogar literalmente representa la luz que dio luz a mis ojos porque con el dinero que Papi obtuvo de esa grabación, costeó la operación que me practicaron a mis tiernos tres añitos por varias condiciones crónicas en ellos, que si no se corregían a tiempo, pudieran haberme dejado ciega.

El Coloquio musical culminó con una de mis favoritas, El testamento, una trulla o parrandón como también se le conoce a ese género, que escribió y grabó hace unos años, y cuyo coro dice Yo hice un testamento con dos abogados, pa’ dejar mi herencia a los Reyes Magos. Aquí tampoco puedo dejar de compartirles otra anécdota y es que, aunque Papi nunca me ha dedicado una de sus canciones -a mi abuelo, a mami, a mi santo y único hermano ya fallecido, y a mis hijos, sí-, en La Cueva de Tarzán no perdió tiempo en improvisarme un verso con este tema que él sabe que tanto me gusta y así lo cantó, con las carcajadas de todos como fondo: Y a mi hija Yadeth, no le dejé nada, yo hice un testamento con dos abogados, pa’ dejar mi herencia a los Reyes Magos.

Para concluir esta crónica y no cansarlos más con lo mío, les diré que a mi pregunta de porqué se atrevió a presentarse ante un público tan joven, que tal vez pudo mantenerse indiferente ante su música, ni corto ni perezoso, me contestó: “¡Es que ese es el propósito mío! Por eso es que yo todavía a la edad que tengo, sigo aún con sacrificios, grabando discos, promoviéndolos por ahí, por las emisoras y en donde se puede, porque yo no quiero que esta música se vaya pa’l latón”.

Por lo pronto, estoy segura que su legado perdurará en sus grabaciones que quedan como testigos de su caminar musical y del ideal que ha abrazado toda su vida. Y a juzgar por la genuinamente jubilosa reacción de los jóvenes colegiales presentes en el lugar al escuchar cantar a mi hermoso viejito, y para alivio de mi completamente infundado nerviosismo inicial, me tomo el atrevimiento de afirmar que todavía existe la esperanza de que nuestra música autóctona puertorriqueña, la verdadera de tierra adentro y la que, tristemente, solo se toca en Navidad, continúe viva por muchas generaciones más.

¡Enhorabuena por eso!


  • Alfonso Vélez "El Fua" se presentó en La Cueva de Tarzán como preámbulo al inicio de la Navidad Colegial.<br>Carlos Díaz/Prensa RUM
  • La actividad, denominada <em>Nuestra tradiciones con música de pueblo: Coloquio musical con Alfonso Vélez "El Fua"</em>, fue una iniciativa del Proyecto Fiesta Colegial, adscrito al Departamento de Servicios Médicos.<br>Carlos Díaz/Prensa RUM
  • El maestro cuatrista Rey Delgado y su conjunto Rumba Cuatro acompañaron a don Alfonso en la actividad.<br>Carlos Díaz/Prensa RUM
  • Don Alfonso repasó algunos de sus temas más conocidos incluidos en una trayectoria musical que ya cuenta con más de cinco décadas.<br>Azyadeth Vélez/Prensa RUM
  • Los estudiantes colegiales corearon y bailaron cada una de las pegajosas melodías del cantautor de música típica puertorriqueña.<br>Azyadeth Vélez/Prensa RUM
  • El estudiante Carlos Ramos, de primer año de Biología, acompañó a don Alfonso y al grupo Rumba Cuatro, de forma improvisada en dos interpretaciones.<br>Azyadeth Vélez/Prensa RUM
  • Los estudiantes del Proyecto Fiesta Colegial y la directora del Departamento de Servicios Médicos, Rosie Torres de Calderón, junto con Alfonso Vélez y el conjunto Rumba Cuatro.<br>Azyadeth Vélez/Prensa RUM
Alfonso Vélez "El Fua" se presentó en La Cueva de Tarzán como preámbulo al inicio de la Navidad Colegial.<br>Carlos Díaz/Prensa RUMLa actividad, denominada <em>Nuestra tradiciones con música de pueblo: Coloquio musical con Alfonso Vélez "El Fua"</em>, fue una iniciativa del Proyecto Fiesta Colegial, adscrito al Departamento de Servicios Médicos.<br>Carlos Díaz/Prensa RUMEl maestro cuatrista Rey Delgado y su conjunto Rumba Cuatro acompañaron a don Alfonso en la actividad.<br>Carlos Díaz/Prensa RUMDon Alfonso repasó algunos de sus temas más conocidos incluidos en una trayectoria musical que ya cuenta con más de cinco décadas.<br>Azyadeth Vélez/Prensa RUMLos estudiantes colegiales corearon y bailaron cada una de las pegajosas melodías del cantautor de música típica puertorriqueña.<br>Azyadeth Vélez/Prensa RUMEl estudiante Carlos Ramos, de primer año de Biología, acompañó a don Alfonso y al grupo Rumba Cuatro, de forma improvisada en dos interpretaciones.<br>Azyadeth Vélez/Prensa RUMLos estudiantes del Proyecto Fiesta Colegial y la directora del Departamento de Servicios Médicos, Rosie Torres de Calderón, junto con Alfonso Vélez y el conjunto Rumba Cuatro.<br>Azyadeth Vélez/Prensa RUM
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Video reportajes disponibles en:
youtube El Fua en la Cueva de Tarzán del RUM

SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=3112