Conocer el espacio, explorarlo, aprender sobre sus estrellas, galaxias, planetas y todas las maravillas de los cuerpos celestes del universo. En ello se aventuraron 50 estudiantes puertorriqueños de escuelas de nivel elemental hasta intermedia, quienes formaron parte del campamento NASA al alcance de nuestros niños, del 5 al 9 de junio en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Es la primera vez que el Puerto Rico Space Grant Consortium de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) auspicia una oportunidad de verano como esta, dirigida específicamente a participantes de etapa escolar. En su lugar, la entidad ha contado con una sólida trayectoria de brindar talleres y capacitar a maestros boricuas, quienes trabajaron en esta ocasión como recursos y guías educativos.
“Este campamento va dirigido a niñas y niños de cuarto a noveno grado enfocado en el concepto de STEAM. Los objetivos son crear conciencia en las disciplinas enmarcadas en este: Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas y Artes. La razón detrás de todo este esfuerzo se debe a que estamos necesitando personal altamente competente en estas áreas académicas de manera que nos permitan continuar adelante la exploración espacial, particularmente por los beneficios que se están obteniendo mediante las investigaciones que se han llevado a cabo desde el comienzo de esa era”, explicó el doctor Juan G. González Lagoa, afiliado del Consorcio y uno de los fundadores y coordinadores de esta gesta en el Recinto.
“Queremos empezar desde los pequeños para que vean lo importante que es esto para el conocimiento de la disciplina. Se necesita, no solo porque queremos viajar a otro planeta, sino para ver si hay vida en algunos de ellos y si la hay, a qué nivel está”, recalcó sobre la relevancia de encaminar a la “generación que va levantándose”.
Asimismo, el también profesor emérito colegial enfatizó en el doble propósito que se cumple al reclutar a seis profesionales que han preparado en el pasado, quienes ahora toman las riendas de este proyecto y aplican las herramientas que han adquirido.
“El segundo objetivo es que a los maestros que tenemos participando los hemos estado adiestrando en áreas STEM a través del tiempo en distintas actividades porque queremos que estén mejor educados aquí en Puerto Rico. Hacemos estos talleres intensivos, los llevamos a los centros espaciales Kennedy y Goddard para que aprendan cómo funcionan. Ahora los traemos aquí para que atiendan a los estudiantes y lo están haciendo muy bien. Yo también los visito en las escuelas y sé que el programa está funcionando”, aseguró.
Este primer grupo de 50 escolares se reunió la mayor parte del tiempo en las salas Eugene Francis del edificio de Física, donde se embarcaron en una ambiciosa agenda en la que aprendieron conceptos, combinados con prácticas a través de proyectos creativos.
Las actividades de la semana incorporaron los temas de aeronáutica, el sistema solar, el Eclipse del 21 de agosto de 2017, la preparación para viajes a Marte, la robótica y el uso de drones. También se les enseñó a construir distintos tipos de vehículos espaciales y cohetes, y clausuró con una competencia de lanzamiento de estos. A mediados de la semana, el grupo viajó hasta el Parque de las Ciencias en Bayamón, para disfrutar de un pasadía.
“Hemos tratado de cubrir todo lo que queríamos dentro de una semana. Hasta ahora la experiencia ha sido buenísima. Yo tenía mis dudas porque tenía niños desde 10 años hasta 15, y en un principio pensamos dividirlos por grupos, pero los maestros dijeron: ‘vamos a unirlos para que tengamos representación de todos’. Lo hicieron de esa manera y funcionó. Ya evaluaremos lo que podemos mejorar”, contó la educadora en Ciencias, Dolores Balzac, y una de las organizadoras del campamento.
Según relató la también coordinadora del Planetario del RUM, adscrito al Departamento de Física, la logística fue un poco complicada, pero gracias a la tecnología lograron planificar todo. Aparte del auspicio del Puerto Rico Space Grant Consortium, contaron también con el apoyo del Departamento de Educación que les proveyó los almuerzos a los participantes provenientes de escuelas públicas y privadas de los pueblos de Mayagüez, Hormigueros, Las Marías, Aguada, Aguadilla, Isabela, Lajas, San Germán y Ponce.
Uno de los maestros que trabajó como recurso fue Roberto Batista Medina, de la Escuela Superior Lila M. Mayoral de Ponce, quien es egresado de las oportunidades de capacitación de la NASA.
“Lo más que se está haciendo en enfoque es la astronomía y todos esos procesos que se dan en el espacio, desde que comprendieran por qué se vuela o cómo se vuela, y organismos que pueden volar, hasta ‘llevarlos’ al espacio a visitar diferentes planetas. La experiencia fue sumamente enriquecedora, son unos niños de diferentes bagajes sociales, escuelas y pueblos, pero tienen un mismo interés y están todo el tiempo prestos a aprender, parecen esponjas”, relató el educador.
De los alumnos que aprovecharon la aventura espacial, se destacó Oniel Muñoz Durán, de 10 años, y de la Escuela Segunda Unidad Conchita Igartúa de Súarez en Aguadilla.
“Me enteré del campamento por mi mamá que trabaja en este Colegio”, contó Oniel.
Luego, a insistencia de Prensa RUM, el futuro estudiante de sexto grado el próximo semestre, agregó que lo más que le llamó la atención fueron “cosas que no sabía como: cómo se vuelan los cohetes, la aeronáutica y lo aerostático”.
A Geysha Vélez Cruz, de 12 años y alumna en el Colegio Episcopal San Andrés de Mayagüez, la convocatoria le llegó a través de su escuela, que le avisó a su mamá primero.
“Yo dije ‘pues está bien, yo voy porque me pareció interesante’. La experiencia ha sido muy buena y la actividad que más me gustó fue un arte que hicimos ayer. Creamos nuestras propias galaxias y otros proyectos con hojas”, contó entusiasmada.
En el caso de Adrián Díaz-Piferrer Acevedo, de 12 años y representante de la Escuela Eugenio María de Hostos en Las Marías, la oportunidad le llegó por una agradable coincidencia, ya que uno de los participantes debió darse de baja y él tuvo la suerte de llenar el espacio.
“Ha sido brutal, perfecto. Lo más que me gustó fueron los drones que usamos. Aprendí que todo en Marte tiene que ser perfecto porque ya cuando mandas una cosa, no puedes volver. Spirit fue una nave que se estrelló allí y no volvió”, afirmó con mucha seguridad, el futuro aspirante a una carrera en Astronomía en el Colegio.