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Junte de brío y sabiduría

Por Idem Osorio De Jesús (idem.osorio@upr.edu)
PRENSA RUM

lunes, 17 de julio de 2017
Sus pasos están vivos, latentes en cada rincón del campus que los recibió hace unos años y los transformó en seres pensantes con la madurez y el conocimiento necesarios para enfrentar el próximo capítulo de su travesía. Sus pisadas se quedan impregnadas en cada laboratorio, salón de clase, placita, anfiteatro, lugar de encuentro y espacios, a los que dieron vida y donde evolucionaron sus carreras en la Ciencia, el Arte, las Empresas y la Ingeniería.
 
Son las huellas de quienes juntaron mucho más que su arrojo y su pasión por el saber para culminar su estancia colegial con la más alta distinción que se otorga a quienes completan su grado con un índice de 4.00 puntos y no más de una baja de clase. Les pertenecen a los nueve estudiantes que recibieron el Gran premio Luis Stefani Raffucci, en la centésima cuarta graduación del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
 
Las seis féminas y tres varones, de los Colegios de Ingeniería, Administración de Empresas, y Artes y Ciencias, recibieron el especial homenaje ayer domingo, 16 de julio en la ceremonia que tuvo lugar en el Coliseo Rafael A. Mangual. 
 
Como representantes de las concentraciones de Ingeniería Industrial, Gerencia de Recursos Humanos, Biología, Química, Microbiología Industrial y Artes Plásticas, a estos embajadores colegiales se les rindió un homenaje especial por su hazaña a lo largo de la carrera subgraduada, además por obtener el mayor índice académico de sus facultades y, para algunos de ellos, por ser los más sobresalientes de sus respectivos departamentos académicos.
 
Desde la pluralidad de sus personalidades e intereses profesionales para continuar dejando sus huellas, estos destacados discípulos del recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR) compartieron reflexiones sobre sus vivencias como Juanas y Tarzanes. Los galardonados este año son:
 
Edward A. Aguilera Pérez 
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias 
Premio Donald Marshall al Mejor Estudiante de Humanidades
 
El escenario de sus victorias y desaciertos, así como de las travesuras de su alma de niño; donde se hizo artista y se formó como un ser pensante. Así describe lo que representa el Colegio, este joven de 22 años que divide su fidelidad patria entre los pueblos de Moca, donde nació; Isabela, donde creció; y Aguadilla, donde vive con sus padres.
 
Es el único de los premiados en representar a las Artes en su Facultad, donde completó un doble bachillerato en Artes Plásticas y Teoría del Arte, una experiencia que no solo le permitió desarrollar sus talentos, sino que le abrió las puertas para explorar su interior y crecer en la parte humana.
 
“Si pudiese conversar con el yo de hace cinco años, reconocería una ambición por conocer, una curiosidad impetuosa que ha sido el trasfondo continuo de mi vida. Frente a eso, he visto el pasar de todo, de mis creencias, ideales, gustos estéticos, sexualidad, arte. Aprendí que uno debe balancear sus ambiciones. Entendí que me siento vacío si no soy útil políticamente y, con eso en mente, pude estar ahí cuando mi Universidad más me necesitaba. He comenzado a hacerme más sensible ante la empatía, a entender que los conflictos son inherentes a la vida y que son tan grandes según los manejes. Más importante aún, aprendí que un país, una ciudad, una universidad o una obra, todas se componen de las relaciones humanas que las hacen posibles y es eso lo que quiero preservar, ante todo. De todo ello, me siento muy orgulloso”, reiteró.
 
Edward agradeció la maravillosa jugada del destino de ubicarlo frente a figuras que lo guiaron en esa búsqueda, como muchos de sus amigos, compañeros, gente de la comunidad y sus profesores, de quienes ganó su respeto y hoy ve como maestros y colegas. Igualmente, se expresó de la oportunidad que tuvo de trabajar en el Museo de Arte y Senado Académico (MUSA) y desarrollar una práctica artística vinculada al servicio comunitario. De hecho, varias salas del Recinto le sirvieron como plataforma para exponer sus obras en ese trayecto.
 
Según relató, todos esos nuevos mundos lo sensibilizaron y prepararon con un arsenal de recuerdos que utilizará en sus creaciones, sin desligar su arte del pensamiento crítico. Aunque extrañará todas esas vivencias, el también músico se va de la Universidad y de su país con la satisfacción de una misión cumplida.
 
En agosto comienza su maestría en Arquitectura en la Universidad de Cornell, cambio para el que ya se prepara con una maleta llena de sueños y aspiraciones como servir a Puerto Rico, para tener un mejor país y un mejor mundo. 
 
Sobre el máximo galardón que recibió por su brillante carrera académica, aseguró que es resultado de un gran esfuerzo junto al de la gente que más atesora que es lo que le da vida propia al honor recibido.
 
"Al final vale mucho más todo lo que he expuesto anteriormente, lo que hay detrás del premio, que significa lo que en sí tiene de colectivo, de vivo”.  
 
Paola Nicole Caldas Font
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias 
 
“Honestamente, Colegio: te partí”. Con esa candidez y franqueza, se dirigió a su amada universidad esta egresada de Biología, quien aseguró que vivió en ella las mejores experiencias de su joven existencia.
 
“Es un honor y privilegio haber sido instruida por profesores de excelencia y guiada por consejeros de empatía genuina. Hice las mejores amistades de mi vida. Sin duda, crecí en todos los aspectos como ser humano, en lo académico y en lo social. Especialmente, aprendí que lo importante de las herramientas obtenidas es utilizarlas para ayudar a la comunidad”, aseveró la mayagüezana. 
 
Paola, visualiza su paso en el Colegio como una transformación radical en la que pasó de ser una niña con metas fijas, a una mujer soñadora, con infinitos caminos por recorrer e iguales sueños por alcanzar.
 
“Lo más que extrañaré será encontrarme con mis amigos en la hora universal o entre las clases para comer, reírnos, jugar cartas, desahogarnos, estudiar y quejarnos de cuán difícil estaban los exámenes. Me encantaba la sensación de ver el lobby de Biología lleno de conocidos, actividades de las asociaciones estudiantiles y la ventas de frappé, que no podían faltar”, contó con nostalgia.
 
Paola comenzará sus estudios de Medicina a finales de agosto en la Universidad Central del Caribe en Bayamón y aunque no tiene definida cuál será su especialidad, está segura de querer ser una profesional de la salud guiada por altos valores y, sobre todo, humildad.
 
Orgullosa por haber recibido el máximo premio tras completar su bachillerato, la colegial admitió que es el fruto de sus esfuerzos, de una manera tangible.
 
 
Natalia A. Carril Irizarry
Premio Luis Stefani Raffucci 
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Administración de Empresas
Premio Mejor Estudiante de Gerencia de Recursos Humanos
 
“Realmente, no sabría quién yo fuera sin el Colegio”. Con esa reveladora aseveración resumió su estancia en el recinto mayagüezano de la UPR, la única representante del Colegio de Administración de Empresas, quien culminó su bachillerato en Gerencia de Recursos Humanos.
 
Según contó Natalia, original de Aguadilla, cuando analiza lo que fue el conjunto de sus vivencias, sabe que aunque estuvo lleno de altas y bajas, al final, fue sumamente gratificante. 
 
“A nivel académico, tuve la oportunidad de aprender de profesores excelentes que me inspiraron a seguir buscando y aprendiendo. Claro, hubo momentos intensos y cargados de trabajo y tensión, pero eran seguidos de sentimientos de orgullo al terminarlos de manera exitosa y me servían de inspiración. Además, siento que logré capturar lo esencial de las distintas ramas del campo de negocios para poder formarme de manera completa. A nivel social, conocí personas que comparten las mismas pasiones y las mismas metas que yo, y cultivé con ellas amistades significativas que me ayudaron como persona y que me brindaron apoyo y motivación”, subrayó la joven de 22 años.
 
La independencia de vivir sola, la madurez y la automotivación fueron otros beneficios adquiridos de su proceso, ya que aprendió a establecer prioridades y a manejar su tiempo para tener un balance saludable. Asimismo, resaltó su participación en la asociación estudiantil de la Gerencia de Recursos Humanos (SHRM), que le permitió asistir a talleres, conferencias, simposios y otras actividades que abonaron a su conocimiento y sus destrezas de liderazgo, comunicación y trabajo en equipo.
 
Aunque la empresaria se proyectaba en un principio como una abogada laboral, e incluso tomó sus electivas en ciencias políticas y derecho, terminó “enamorándose” del campo de los Recursos Humanos, en el que quiere crecer como consultora o gerente. Precisamente, su próximo paso será trabajar en su área y, más adelante, completar una maestría también en Recursos Humanos, aparte de tomar los exámenes para la certificación profesional.
 
Como un honor y orgullo indescriptible, describió la hazaña lograda de ser homenajeada por su promedio perfecto y excelencia académica. 
 
“Siento que le da un valor añadido a los sacrificios y los momentos difíciles que atravesé. Me da mucha emoción que mi alma mater reconozca mis logros de esta manera tan especial, ya que soñé estudiar en el Colegio desde pequeña y mis padres también son exalumnos. Ya era un honor graduarme de esta tremenda institución. Recibir el premio, aumenta este sentimiento a una escala mayor”.
 
 
Cristal Imar Hernández Hernández
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias 
Premio Charles R. Darwin Mejor estudiante Biología
 
La seguridad en sí misma y las herramientas para desarrollarse como toda una profesional y científica son de las grandes lecciones que obtuvo en su paso por el RUM, el que recuerda como una grata vivencia. Para esta futura profesional de la Medicina, una de las mayores ventajas fue la experiencia investigativa que acumuló, tanto en Puerto Rico como fuera del país. Asimismo, agradece las figuras claves que conoció en el proceso y que se convirtieron en una fuente de apoyo infinita. 
 
“Mis años en el Colegio estuvieron llenos de retos que me ayudaron a desenvolver la empatía, paciencia y el sentido humanitario que se necesita para crecer como ser humano. Aprendí a fijarme metas claras y a valorar el trabajo en equipo, a incrementar mi liderazgo en distintos campos. En esta institución y en los viajes e internados que pude realizar durante esta travesía, adquirí la experiencia y el conocimiento necesario para ser una buena profesional”, afirmó la joven mocana de 21 años.
 
Cristal recordó que comenzó a visitar el recinto mayagüezano de la UPR con apenas 16 años cuando era estudiante del Centro Residencial de Oportunidades Educativas en Mayagüez (CROEM) y mostraba ya interés en trabajar investigaciones bajo la mentoría del doctor Juan Carlos Martínez Cruzado. Cinco años más tarde, con un bachillerato en Biología, ahora se visualiza muy realizada porque alcanzó “mucho más de lo que imaginaba”.
 
Aunque admite que extrañará inmensamente a las amistades incondicionales que forjó en su centro de su estudio, está preparada para su nuevo paso que la encamina a estudiar Medicina, con especialidad en Genética, este próximo agosto en la Universidad Central del Caribe en Bayamón.
 
Sobre la distinción especial que recibió, Cristal agradeció a sus padres y seres queridos por el apoyo para obtener lo que definitivamente fue un reto. 
 
“Lo más que me emociona es recordar que, cuando entré al Colegio, sentía miedo de lo que depararían los próximos años, y ahora me siento muy orgullosa de haber alcanzado una de mis más grandes metas con destacados honores, gracias a la ayuda de Dios”. 
 
Ricardo Ortiz Loubriel
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias 
Premio Charles R. Darwin Mejor estudiante Biología
 
“El Colegio es parte de mi historia, es donde comencé a construir mi camino hacia esas metas finales en mi vida, y aunque parezca que solo es un escalón más, para mí es el lugar en donde todo comenzó”, destacó el recién egresado de Microbiología Industrial, cuyo paso por el Colegio fue extremadamente enriquecedor.
 
Ricardo resumió su legado como un conjunto de oportunidades que le brindaron tanto sus profesores, como la gran variedad de investigaciones a nivel nacional e internacional de las que pudo formar parte. Incluso, fue una coyuntura que aprovechó desde muy temprano cuando apenas era estudiante de escuela superior en el Centro Residencial de Oportunidades Educativas en Mayagüez (CROEM).
 
“Bajo la mentoría del doctor Carlos Ríos Velázquez, la familia del B-266 fue una parte importante en mi carrera. Incluso, fue parte de las puertas que se abrieron en mi trayectoria en el ámbito social y en mi persona. Pude alcanzar mis objetivos en todas las facetas de la vida, pero lo más importante es que me enseñó a no conformarme, porque la contestación a una pregunta, abre puertas para muchas otras”.
 
Ahora Ricardo aprecia el camino recorrido en el que afinó sus capacidades de liderazgo, enseñanza y trabajo en equipo. Igualmente, valora su trabajo como asesor en el centro para el éxito y desarrollo, lo que lo ayudó profesional y personalmente, al igual como forjar lazos de amistad esenciales para su crecimiento.
 
Asegura que echará mucho de menos esas almas gemelas que cultivó, pero sabe que es hora de nuevas fronteras por lo que cambiará de zona geográfica de su natal Barceloneta al sur de la isla, donde comenzará a estudiar Medicina en Ponce Health Sciences University. A largo plazo, aspira a realizar una residencia en cirugía, con objetivos de especializarse en cirugía toráxica.
 
“Recibir el máximo galardón de una de las mejores universidades del país es un gran honor, orgullo y una enorme alegría. Es pensar en todos los sacrificios que fueron necesarios para alcanzar tan importante reconocimiento, el trabajo arduo que conlleva mantener el promedio requerido y el tiempo invertido en mi desarrollo profesional. Mas el sacrificio no representa una molestia cuando amas lo que haces. Me siento muy agradecido con Dios, mi familia y amigos que son piezas claves en mi formación”.
 
Alexandra C. Picó Ramírez
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias 
 
Los cursos que la retaron y ayudaron a expandir sus conocimientos, así como los de programas de investigación a los que se integró los veranos y un semestre en el programa de intercambio, junto a un sinnúmero de actividades extracurriculares en cuatro asociaciones estudiantiles, son solo algunas de las vivencias acumuladas que la forjaron académica, social y personalmente.
 
De esa manera resume lo vivido esta recién graduada de Biología, quien aprendió cualidades como respeto, responsabilidad, organización, y liderazgo, para ser exitosa en un ámbito profesional, así como empatía, humildad, independencia, perseverancia y motivación.
 
Esta ponceña de 22 años ahora se siente con la preparación necesaria para enfrentar sus metas y apostar a las capacidades que tiene para ofrecer a la sociedad. La más importante de ellas será su nueva ruta académica en la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas de la UPR.
 
“En un futuro me gustaría ejercer como doctora en medicina atendiendo a pacientes en Puerto Rico, participando de proyectos de servicio comunitario en aquí y en otros países. También quisiera ayudar a estudiantes con interés en la carrera de Medicina orientándoles y dándole oportunidades de conocer la profesión más de cerca”, aseveró, al tiempo que agradeció a sus profesores, compañeros y familia por el apoyo para haber logrado su meta.
 
“En mi primer año me propuse dar lo mejor de mí y hoy me siento orgullosa con lo alcanzado”.
 
Carmen N. Plaza Mejías
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias 
Premio Antoine Lavoisier Mejor estudiante Química  
 
Más allá de un salón de clases. Así ha sido la formación que recibió en su paso por el Departamento de Química del RUM, donde expandió sus conocimientos y adquirió herramientas para aplicarlos en los laboratorios de investigación y en la propia industria, donde trabajó como parte del programa Mi primera experiencia laboral
 
“El Recinto mantuvo vivo ese interés que siempre he tenido por aprender y conocer. Estudiar en esta Universidad fue una meta académica cumplida y gracias a la dedicación y el esfuerzo que siempre he puesto a mis estudios, logré alcanzarla. Además, me ayudó a desarrollar destrezas de vida, a ver las cosas desde un punto de vista distinto, a analizar las situaciones y a sacarle el mayor de los provechos al tiempo. Me abrió el espacio para crear nuevas amistades y también tuve la oportunidad de ayudar a la sociedad e interactuar y conocer nuevas personas a través de las distintas asociaciones a las cuales pertenecí”, relató la sabaneña de 21 años.
 
Afinarse en la comunicación, en el manejo de tiempo y en el análisis crítico fueron otras de las virtudes adquiridas y que aplica como persona y como científica. A su vez todo lo anterior  forma parte de un bagaje en el que aprendió a mirar la realidad social de manera distinta y a apreciar mejor la importancia de la familia. Ahora se siente lista para alcanzar la carrera a la cual aspira.
 
Carmen comenzará próximamente su doctorado en Medicina en el Recinto de Ciencias Médicas de la UPR, con la visión de especializarse como endocrinóloga o neumóloga pediátrica y contribuir a la salud infantil de Puerto Rico.
  
“De verdad que no hay palabras suficientes para expresar la emoción que sentí al recibir la noticia de que obtendría este premio. Me siento muy honrada y feliz de poder recibir un galardón como este, y haber cumplido con una de las metas más importantes que me he propuesto desde niña: enorgullecer a mis padres a través de mis logros académicos para poder compensarlos por todos lo sacrificios que ellos han realizado por darme una educación de primera y ser una persona de bien para la sociedad”.
 
Matilde Portnoy Brimmer 
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias 
Premio Antoine Lavoisier Mejor estudiante Química  
 
Completó en cuatro años su bachillerato en Química, pero esta joven mayagüezana de 20 años siente que todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. Y es que la trayectoria, a nivel académico y personal, la llenó tanto y resultó ser tan excelente, que le pareció que el tiempo corrió a toda prisa.
 
“El Colegio me brindó mis primeras y muy valiosas experiencias. Los profesores y los cursos que tomé me formaron como estudiante y como profesional. Además, la misma institución me abrió oportunidades fuera de la Universidad de Puerto Rico que también contribuyeron a mi crecimiento académico, y me han llevado a los logros que tengo hoy día”, subrayó la científica, quien además admitió sentirse muy segura de sus próximos pasos.
 
Esa certeza y su sólida preparación en el Departamento de Química, la llevan ahora a la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York, donde iniciará sus estudios graduados en Food Science. A largo plazo, Matilde se visualiza de regreso en Puerto Rico, donde espera poder contribuir al desarrollo de su país.
 
Sobre el especial homenaje que recibió en la graduación, aseguró sentirse orgullosa y feliz “de mirar hacia atrás tantas memorias lindas de mis años de bachillerato: mis amistades, mis profesores, las experiencias y todo lo demás que me pasa por la mente al recordar estos cuatro años. La mayor alegría que me brinda es lo que aprendí y lo que estoy logrando debido a mi esfuerzo”, puntualizó.
 
Jorge Luis Tirado Tolosa
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Ingeniería
Premio Frederick W. Taylor al Mejor estudiante de Ingeniería Industrial 
Medalla de Deportes Israel García Lucca al estudiante más destacado (atleta del equipo de Natación)
 
Si una huella quedó muy latente en el Colegio, fue la de Jorge, un Tarzán de corazón quien no solo culminó su bachillerato en Ingeniería Industrial, sino que representó los colores verde y blanco en el deporte de la natación. Ese hecho histórico marcó, junto a otras instancias, el significado de su trayectoria colegial, la que catalogó como gratificante e inolvidable.
 
“Poder pertenecer al equipo de natación desde mi año de prepa, llegar a ser capitán en mi cuarto año ganando la LAI, ser parte de varias asociaciones estudiantiles como la Alpha Pi Mu, la Asociación de Honor de Ingeniería Industrial, y participar en su directiva; todo esto ha permitido que se me abran muchas puertas y oportunidades increíbles”, expresó el joven de 22 años oriundo de San Juan, quien tampoco olvidará las amistades que cultivó para toda la vida.
 
Una lección que tiene muy clara Jorge es que el recinto mayagüezano de la UPR lo desarrolló como un profesional responsable, dedicado e íntegro.  Aseguró que esa gesta es el resultado de una base esencial a la que tuvo acceso con excelentes profesores y colegas brillantes, quienes aportaron las semillas del conocimiento, así como las cualidades y los valores que lo conforman hoy día como persona.
 
Ahora, con toda la madurez y seguridad en sí mismo, aseguró que se gradúa con metas claras y preparado para enfrentarse “al sinnúmero de experiencias que faltan por vivir, Dios lo permita”. 
 
Su nuevo rumbo lo lleva hasta la ciudad de Chicago donde trabajará haciendo consultoría estratégica con la empresa Parthenon EY. Más adelante, comenzará una maestría en administración de empresas, en la Harvard Business School, donde ya fue aceptado. Una vez culmine esa etapa profesional, regresará a la “bella isla” que lo vio crecer para aportar a la economía puertorriqueña con el desarrollo de su propia empresa.
 
Jorge compartió la curiosa anécdota de que es trillizo y en esta graduación desfiló con uno de sus hermanos, David Manuel Tirado Tolosa, quien culminó también su bachillerato Magna Cum Laude en Ingeniería Mecánica. Agradecido en especial con su familia por el apoyo brindado para alcanzar esta meta, el también recipiente de la Medalla de Deportes, aparte de la más alta distinción Stefani Raffucci, hizo una especial dedicatoria por sus premios.
 
“Me siento muy feliz y orgulloso de haberlo logrado. Pienso que todo el mundo tiene la capacidad si se enfocan en ser organizados, dedicados y disciplinados. Quiero dedicarle este premio a mi papá, que en paz descanse, y a mi mamá, que desde pequeño siempre sembraron en mí y en mis hermanos los valores de la educación, humildad y honestidad”.

  • En el centro, reciben el gran premio: Natalia A. Carril Irizarry, de Gerencia de Recursos Humanos en ADEM; y Jorge Luis Tirado Tolosa, de Ingeniería Industrial.<br>Carlos Díaz/Prensa RUM
  • En la sesión de la tarde, dedicada al Colegio de Artes y Ciencias, se otorgó la distinción (desde la izquierda) a: Ricardo Ortiz Loubriel de Microbiología; Cristal I. Hernández Hernández, de Biología; Edward A. Aguilera Pérez, de Humanidades; Alexandra C. Picó Ramírez, de Biología; Carmen N. Plaza Mejías y Matilde Portnoy Brimmer, ambas de Química.<br>Carlos Díaz/Prensa RUM
  • Cristal I. Hernández Hernández también obtuvo los premios de mayor índice académico de su Facultad y el de su Departamento como mejor estudiante de Biología.<br>Mariam L. Rosa Vélez/Prensa RUM
  • A Jorge Luis Tirado Tolosa se le honró además como estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Ingeniería, mejor estudiante de Ingeniería Industrial y estudiante más destacado en deportes por su desempeño en el equipo de Natación del Colegio.<br>Mariam L. Rosa Vélez/Prensa RUM
  • Carmen N. Plaza Mejías, fue recipiente de la mayor distinción, junto al premio de mayor índice académico de la Facultad y mejor estudiante de Química.<br>Mariam L. Rosa Vélez/Prensa RUM
  • Con doble bachillerato en Artes Plásticas y Teoría del Arte, Edward A. Aguilera Pérez consiguió el gran premio Stefani Raffucci, el de mayor índice académico de Facultad y el de mejor estudiante de Humanidades.<br>Mariam L. Rosa Vélez/Prensa RUM
En el centro, reciben el gran premio: Natalia A. Carril Irizarry, de Gerencia de Recursos Humanos en ADEM; y Jorge Luis Tirado Tolosa, de Ingeniería Industrial.<br>Carlos Díaz/Prensa RUMEn la sesión de la tarde, dedicada al Colegio de Artes y Ciencias, se otorgó la distinción (desde la izquierda) a: Ricardo Ortiz Loubriel de Microbiología; Cristal I. Hernández Hernández, de Biología; Edward A. Aguilera Pérez, de Humanidades; Alexandra C. Picó Ramírez, de Biología; Carmen N. Plaza Mejías y Matilde Portnoy Brimmer, ambas de Química.<br>Carlos Díaz/Prensa RUMCristal I. Hernández Hernández también obtuvo los premios de mayor índice académico de su Facultad y el de su Departamento como mejor estudiante de Biología.<br>Mariam L. Rosa Vélez/Prensa RUMA Jorge Luis Tirado Tolosa se le honró además como estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Ingeniería, mejor estudiante de Ingeniería Industrial y estudiante más destacado en deportes por su desempeño en el equipo de Natación del Colegio.<br>Mariam L. Rosa Vélez/Prensa RUMCarmen N. Plaza Mejías, fue recipiente de la mayor distinción, junto al premio de mayor índice académico de la Facultad y mejor estudiante de Química.<br>Mariam L. Rosa Vélez/Prensa RUMCon doble bachillerato en Artes Plásticas y Teoría del Arte, Edward A. Aguilera Pérez consiguió el gran premio Stefani Raffucci, el de mayor índice académico de Facultad y el de mejor estudiante de Humanidades.<br>Mariam L. Rosa Vélez/Prensa RUM
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SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=3985