El Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) se convirtió en el escenario idóneo para que cientos de personas se dieran cita con el propósito de avistar al denominado por muchos como el eclipse del siglo.
El Coliseo Rafael A. Mangual fue el lugar escogido para que los visitantes tuvieran la oportunidad de presenciar el fenómeno, que atrajo a distintas personas de todas partes de la zona, tras las diversas actividades de orientación para observarlo correctamente, que llevó a cabo el Puerto Rico Nasa Space Grant Consortium (PRNSGC).
“Toda la comunidad se ha desbordado aquí y ustedes también, haciendo que la gente sepa lo que está ocurriendo. Aquí, sencillamente, lo que está ocurriendo es que hay un eclipse parcial del sol. Esto no ocurre frecuentemente, por ejemplo, el próximo será en el 2024. Puerto Rico tendrá un eclipse total en el 2045, así que estos son eventos que muchas personas los quieren ver por varias razones: una, por la importancia que tiene; otra, porque esto estuvo en el pasado, cuestiones de supersticiones cuando decían que era un lobo que se estaba comiendo el sol y había muchos mitos relacionados con los eclipses; pero nosotros sabemos que esto no es otra cosa que un cuerpo que se está interponiendo ante otro”, explicó el doctor Juan G. González Lagoa, profesor emérito del Recinto y enlace de la institución con el PRNSGC.
De hecho, todo era expectación durante la espera de que comenzara el suceso, que en la Sultana del Oeste inició a las 2:10 p.m. y finalizó a las 4:45 de la tarde del pasado lunes, 21 de agosto. Ni las persistentes nubes pudieron aplacar la curiosidad de las personas, quienes se reunieron en los predios del Mangual y compartieron las gafas especiales que distribuyó el Consorcio de la NASA, junto con el capítulo colegial del NASA JPL Solar System y la Sociedad Astronómica del Caribe.
“Hoy repartimos alrededor de mil gafas para el púbico”, indicó Tamara González, estudiante de Teoría Física del RUM y embajadora del NASA JPL Solar System.
“Muchas escuelas nos contactaron y les proveímos la información necesaria para que pudieran venir aquí y conseguir sus gafas porque esto es histórico y todo Puerto Rico debe observarlo”, añadió.
Precisamente, de los presentes en los predios del Coliseo Mangual, fueron los jóvenes quienes se mostraron más eufóricos con el fenómeno que, en Mayagüez, alcanzó su máxima oscuridad a las 3:35 de la tarde de ese lunes, 21 de agosto.
Así lo demostraron los hermanos Francisco y Javier Vélez Alemán, quienes llegaron desde Cabo Rojo para ser testigos del eclipse.
“Nosotros somos miembros de la Tropa 270 de Cabo Rojo y vinimos porque aquí nos tenían las gafas reservadas y, además, nos iba a dar unas charlas instructivas para aprender sobre lo que está pasando”, dijo Francisco, quien cursa el décimo grado en el Colegio San Agustín de esa municipalidad costera.
Mientras, Javier coincidió con su hermano menor en calificar el acontecimiento como muy interesante.
“Está cool, me gustó. Se ve como si la luna se estuviese comiendo el sol”, manifestó el alumno de octavo grado.
Por su parte, el doctor González Lagoa, quien es especialista en astronomía y cuyas aportaciones en el tema han hecho que una estrella de la constelación de Orión haya sido nombrada Juan en su honor, expresó que, además de la aportación científica que supone el estudio de este tipo de fenómenos, el evento también sirvió para desmitificar creencias antiguas que se puedan tener en torno a los eclipses.
“La educación es la fuerza motriz que mueve la humanidad. La repercusión de todo esto es que la gente está viendo lo que está pasando con estos astros allá arriba, sabe que no son mitos, que no son supersticiones, que todo es una realidad y que todo es predecible. Esto hace posible que el pueblo atienda a la ciencia y eso le llena a uno el corazón de alegría”, puntualizó.
*Foto de portada cortesía de José "Tito" Almodóvar.