El hasta siempre al Gurú ColegialLa Borinqueña, sonada por el carrillón, y el Himno del Colegio, interpretado por la centenaria Banda de Marcha del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), entrelazaron sus significativas melodías en un mismo instante para decantarse a favor de uno de sus más destacados hijos y egresados, José “Fufi” Santori Coll, cuando retornó a su alma máter, el Colegio de Mayagüez, antes de volar hasta lares celestiales, como parte de su último recorrido por el terruño borinqueño que tanto amó. Las honras póstumas del gurú del baloncesto puertorriqueño se llevaron a cabo ayer en el Antiguo Campo Atlético, lugar donde tantas veces el destacado atleta colegial vivió momentos de gloria durante su trayectoria como Tarzán de pista y campo, aunque también perteneció a la escuadra del RUM del baloncesto universitario. Allí, ante sus familiares, amigos y fanáticos del periodista, columnista deportivo, músico, patriota y tantos otros oficios, se rindió tributo a quien siempre fue un férreo defensor del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas, en donde se graduó del Departamento de Ingeniería Industrial y en donde también fungió como entrenador y profesor del otrora Departamento de Educación Física, hoy Kinesiología. La anfitriona del homenaje, la profesora Wilma Santiago Gabrielini, rectora interina del RUM, durante su mensaje a los presentes, exaltó el amor que este multifacético boricua sentía por la Institución. “Quiero destacar la valía que, para nosotros los colegiales, tiene este hombre irrepetible, como leía esta mañana que lo describía uno de sus pares, en una columna periodística. Quienes lo conocían, saben que, además del amor por su patria, los deportes, y la música, a “Fufi”, como quería que todos lo llamaran, lo movía su amor por su Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas, el mismo al que le dio gloria, ataviado con sus colores verde y blanco. Antes de llegar a convertirse en “El Gurú” y dejar innumerables huellas en la historia baloncelística de nuestro país, ya el brillo de “Fufi” había hecho resplandecer a nuestros Tarzanes, de los que formó parte en el campo del atletismo y del baloncesto, y como profesor en nuestro departamento de Educación Física, entre otras importantes funciones, a las que siempre dotó de su increíble ingenio, sagacidad y brillante picardía. De aquí egresó como ingeniero industrial el 29 de mayo de 1958 y aquí mismo regresó ya como todo un Eterno Colegial, así en palabras mayúsculas”, expresó Santiago Gabrielini. Coincidió con la Rectora, la doctora Margarita Santori López, hija del fenecido y profesora del Departamento de Estudios Hispánicos, quien, en un emotivo mensaje, subrayó el amor que sentía su progenitor por el otrora Colegio de Mayagüez. “Papi fue deportista, periodista, músico, escritor, educador, compositor, un extraordinario patriota, pero, sobre todo, papi era colegial. Él amaba el Colegio, esta era su querida alma mater y es así porque aquí fue donde, realmente, pasó la mayor parte de su vida, donde él siempre me decía que había sido muy feliz. Aquí estudió ingeniería industrial. Siempre me decía que él era el peor ingeniero que había en Puerto Rico, incluía a Silverio Pérez y a Elliot Castro en ese grupo; aquí fue profesor por muchos años, coach de tenis, de baloncesto; pero, sobre todo, aquí él tenía muchos amigos que él quería mucho. En fin, papi siempre recordaba el Colegio con mucha alegría y se preocupaba por él. Papi siempre nos llamaba y preguntaba por todos, por sus amigos, por Mayagüez y nunca faltaba la pregunta 'Nena, y cómo está el Colegio' y yo le decía. Muchas veces, me preguntaba por los estudiantes y siempre me decía 'que sigan su lucha, que sigan defendiendo a la Universidad'. Estoy segura que papi tiene que estar muy feliz porque estamos en su querido Colegio”, expuso. De igual forma, su hermana María Eugenia Santori Aymat, a través de una coloquial alocución, enfatizó en su crianza en las calles colegiales y en la cantidad de amigos de su señor padre, quienes compartían la misma devoción que "Fufi" sentía por esta institución. Precisamente, sus amigos Gabino Irizarry y Roberto Biaggi se hicieron eco de esas palabras al expresar que “si había algún lugar en donde compartir con ‘Fufi’ es en el Colegio de Mayagüez”. Otros que asistieron fueron sus compañeros de las organizaciones de egresados Yo Soy Colegio y la Asociación y Fundación Alumni, representada por su presidenta Yamileth Valentín Centeno. El apego familiar de los Santori por el RUM, inculcado por su patriarca, quedó también evidenciado cuando sus nietas Fara Medina Santori y Laiana Lugo Santori se dirigieron a los presentes. “Ese era mi abuelo, un conversador intelectual, pero de la gente; que sabía de todo. Era nuestro más importante recurso, porque cuando no había Google, nosotros llamábamos a abuelo. Amaba a su patria, la música, el deporte, el arte, la cultura y nos dejó ese legado; además de su legado colegial. En el Colegio, abuelo fue de todo, hasta campeón de tenis de mesa y ajedrez en el Centro de Estudiantes. Abuelo fue un verdadero colegial y su descendencia lo recuerda y siempre ha tratado de seguir sus pasos porque este, sin lugar a dudas, era uno de sus lugares favoritos. Por eso agradecemos que nos hayan permitido estar aquí, celebrándolo, recordándolo como el gran Tarzán que fue”, expuso Medina Santori. A los actos asistieron los primeros ejecutivos de Mayagüez y Hormigueros, José Guillermo Rodríguez y Pedro García Figueroa, respectivamente; el exsenador Antonio Fas Alzamora, el exrepresentante Carlos "Charlie" Hernández y los legisladores Maricarmen Más y José “Che” Pérez Cordero, quienes entregaron una proclama de la Cámara de Representantes, a la licenciada María Concepción Aymat Negrón, en la que se enaltecen las gestas de Santori Coll. Asimismo, el doctor José Antonio López, catedrático de Humanidades, rindió tributo al Gurú con Guitarra Poética, una melodía de su autoría que ejecutó en momentos en que el equipo de baloncesto colegial realizó una guardia de honor en el féretro. El instante más esperado fue la entrada de la Banda de Marcha del RUM, dirigida por el profesor Lester Pérez, para tocar el himno colegial y de esta forma brindarle el último adiós mientras su féretro, vestido con una bandera puerorriqueña, era transportado hacia la salida del Recinto en ruta al camposanto de San Sebastián. A Santori Coll le sobreviven su viuda, María Concepción, así como sus hijos, Margarita, Mara, Agnes, Glori, María Eugenia, Edna y Sergio; además de sus nietos y biznietos. ¡Descanse en paz, Gurú Colegial! SOURCE: http://www.uprm.edu/portada/article.php?id=4164 |